Cuando Ana me sugirió la posibilidad de escribir mis sensaciones sobre una de las bodas más bonitas o especiales en la que hubiese participado en la organización, estuve un par de días sin saber cuál elegir. Para mí, siempre lo he dicho, y es la verdad, todas las bodas son súper especiales y únicas. Creo que de no ser así nada sería lo mismo y yo misma perdería mi propia esencia. Da igual si tienen más o menos presupuesto, si el lugar o enclave te gusta más o menos o si eres más o menos afín con los novios, todas son únicas e irrepetibles pues es uno de los días más bonitos de una pareja.
Es verdad, que al igual que ocurre con los hijos, a todos se les quiere por igual pero siempre hay alguno con el que tienes más complicidad y con las bodas hay alguna que recuerdas como más especial. Así que pensé en varias de ellas para traerlas aquí, a este espacio. Pero entonces fui consciente de que si había una boda que seleccionar, por lo que había supuesto para mí, esa era la boda de mi propia hija. Preparar, organizar y desarrollar como profesional y como madre su boda, fue una experiencia extraordinaria, única y diferente por la carga emocional.
«Fue una experiencia extraordinaria, única y diferente por la carga emocional»
Al igual que si hubiese sido otra pareja, les pedí permiso para narrar su boda en primera persona, como lo estoy haciendo en este momento. Así que aquí estoy, viendo fotos, recordando momentos e intentando transmitir cómo viví la boda de mi hija. Espero ser capaz de contarlo con palabras.
«Tan solo teníamos 6 meses por delante»
Son muchas las novias que son previsoras y dedican meses e incluso años a organizar su boda, planearla, soñarla y llevarla a cabo. En el caso de mi hija, no fue así. Apenas tuvimos tiempo ya que cuando se decidieron y fijaron la fecha, tan solo teníamos 6 meses por delante. Bien es cierto, que jugábamos con la ventaja de que al dedicarme al apasionante mundo de las bodas desde hace más de 15 años, contaba con la experiencia, con los proveedores y los contactos que iban a contribuir a todo fuera más sencillo. Y así fue.
«Me mostraron su apoyo, confianza y delegaron todo en mí»
Mi hija, su novio, Álvaro y su familia, desde el primer momento, me mostraron su apoyo, confianza y delegaron todo en mí. Pero por supuesto, como hago con todos mis novios, tenían que participar en muchas decisiones y creé un grupo de WhatsApp con ellos y con la madre de Álvaro, Mari Carmen. Todo fue fácil porque su confianza se transformó en que todo lo que proponía les parecía bien. Contaba con la ventaja de que los conozco muy bien y cuando pensaba en cada detalle lo hacía sabiendo cómo son, qué les gusta y qué tenían en mente para un día tan especial.
Los primeros pasos
Lo primero fue la búsqueda de iglesia para la celebración religiosa y el venue para la fiesta. De la iglesia se encargó la familia de Alvaro que consiguieron hacer realidad el sueño de muchas novias, casarse en el Santuario de La Victoria. Preciosa, grandiosa, y con un significado especial para cualquier malagueña. Aunque por ser un lugar tan especial no nos dejaron jugar con la decoración, había muchas limitaciones como que no podíamos poner moqueta ni arcos de flores, a penas una sencilla decoración floral. Pero tampoco era necesario, porque el espacio ya es bonito y guarda mucho significado por sí solo.
«La elección de la finca fue un poco más complicada»
La elección de la finca fue un poco más complicada, ya que tenía que reunir varias características. La boda se celebraría un 30 de noviembre y tenía que contar con un espacio interior, previsiblemente haría frío y hasta podía llover. Debía tener capacidad para más de 300 personas y además, a seis meses vista, tenía que estar disponible. La suerte quiso participar en este enlace que para mí era tan especial y La Casilla de Maera estaba disponible y reunía todas las características de lo que buscábamos.
Para el acompañamiento musical de la ceremonia nos decidimos por la Escolanía del Orfeón Universitario de Málaga. Los había conocido en una de las bodas que organicé y me quede enamorada de ellos. Les llamamos, estaban disponibles para esa fecha y cuando Marta y Álvaro los escucharon enseguida dijeron que sí. Además contrataron a una Tenor para que interpretase el Ave María. Fue increíble y muy emocionante.
La finca está más orientada a las bodas de verano que se celebran en su espacio exterior, así que el gran reto fue transformar la carpa que tienen y dejarla irreconocible. Aún así, el gran reto se consiguió, y dentro de la carpa instalamos otra carpa que convertimos en un maravilloso jardín del que colgaban lámparas, ramas y flores en cantidad dando como resultado un espacio de cuento.
«El gran reto fue transformar la carpa y dejarla irreconocible»
Detrás del resultado hay muchas horas de trabajo previas, muchas visitas a la finca, muchas reuniones con proveedores y muchas ideas que se iban sucediendo en mi cabeza y que había que hacer realidad. Ahora, recordando, sé que aquella locura mereció la pena. Pero no es mérito mío, es de todos los proveedores con los que trabajo desde hace años y se volcaron en el proyecto, como hacen siempre. Sin ellos nada hubiera sido posible.
El siguiente paso era elegir el catering. No hubo dudas. Estaba decidido. Tengo la suerte de participar en unos de los mejores a nivel nacional que además cuenta con un equipo personal y profesional increíble. Con Quilicua Catering el éxito estaba asegurado. Aunque era mi preferencia y estaba convencida de que era la mejor opción quise que los novios y la familia de Álvaro fuesen los que tomasen la decisión. Debía ser una decisión consensuada.
«Disfruté gracias a mi equipo y los proveedores»
Para mí era un gran orgullo prepararlo todo pero también una enorme responsabilidad. Es difícil explicar la sensación y el vértigo que supone formar parte en primera persona de la organización y ejecución de la boda de tu hija. He de reconocer que los nervios estaban presentes porque quería que todo fuese perfecto, como hago siempre, pero en esta ocasión además tenía que sumar las mil y una emociones que sentía como madre. No podía permitir que la responsabilidad me impidiese disfrutar de todo el proceso, de la boda de mi hija. Y sí, disfruté. Lo conseguí gracias a todo mi equipo del que forman parte también los proveedores, confiaba plenamente en ellos. A eso hay que sumar que, tras tantos años en la profesión, adquieres habilidades y herramientas para aún en un proceso así, mantener la serenidad.
Teníamos la iglesia, la finca, el catering, los proveedores pero había que terminar de perfilar otros ingredientes de la boda.
La novia
Marta tenía claro el peinado desde el principio, y se puso en manos de Jorge de OUI novias, un autentico amor y excelente profesional.
Elegir el vestido no fue tan sencillo. Había varios diseñadores en Sevilla que tienen el estilo que Marta quería para su vestido y tras pedir citas con todos ellos, en pleno mes de agosto, se decidió por el Atelier de Fernando Claro. Le conocía porque había diseñado el vestido de Montse, una de mis novias, y si todos los vestidos tienen algo especial, el de Montse me había llamado especialmente la atención.
«Pequé de madre de la novia»
Ahí pequé de madre de la novia, y llevé a Marta a elegir el diseño que a mí me gustaba. Ahora con el paso del tiempo, creo que tenía que haberla dejado a ella tomar la decisión sola. El resultado fue espectacular en todos los sentidos, pero ahora me pesa haber influido tanto, porque era su boda, no la mía. El vestido de la novia debe reflejarla a ella.
Los complementos de Marta fueron todos decisión suya. Los zapatos, los pendientes, la bata, el camisón… Tenía claro que los zapatos debían ser blancos y cómodos, y así fue. La diadema era una joya model Cartier de su abuela paterna, los pendientes regalo de sus mejores amigas del colegio y la bata y el camisón fue un regalo de su mejores amigas del colegio mayor.
El coche de la novia fue un regalo de su madrina, un coche antiguo precioso.
Algunos ingredientes de la boda
De elegir a los que harían las fotos y el vídeo se encargaron los novios: Claudia Arcal Fotografía y Adrián Santana Video. También ellos decidieron la música de la fiesta. En esto, como con todos mis novios, insistí de la importancia de la música del cóctel. La música y lo que consigues con ella es una parte fundamental de cualquier boda. Les recomendé un grupo de flamenquito, que es algo en lo que coincidimos desde el principio. Dudamos entre varios y fue Álvaro el que tomó finalmente una decisión muy acertada, ya que el momento del cóctel fue uno de los más divertidos.
«Insistí de la importancia de la música del cóctel»
La música de la fiesta la eligieron también los novios. Y es fundamental hacerlo bien. Un Dj te puede levantar un fiesta o arruinarla. Eligieron a Xite@Co Esencial y acertaron de lleno.
La decoración
En este punto he decir de nuevo que la autonomía y confianza que depositaron en mí todos fue total y plena. Eso lo facilitaba todo pero también suponía una mayor responsabilidad.
Quería que todo fuese perfecto, actual, y tenía para elegir miles de tendencias e ideas. En este sentido, he de decir, que suelo tener las ideas bastante claras de lo que me gusta y no. En este caso la elección de los manteles condicionaría en cierta medida lo demás.
Venía de una temporada de verano con muchas flores y tendencias de verdes en todos su estilos y buscaba algo diferente. No me terminaba de decidir, quedaban ya pocas semanas y no lo tenía claro porque había varios que me gustaban. Me ayudó con la decisión mi querido Rafa Echevarrieta, director general de Quilicuá Catering, y me decidí por un nuevo diseño que estrenamos ese mismo día recién llegado de fábrica. Se trataba de manteles con estampados de tendencias geométricas en verde de mi querida Mariola de Evento OH!.
El mantel marcó el diseño de minutas, las flores que fueron todas en blanco, las sillas de bambú, copas talladas para el agua en verde y anaranjado, y cada uno de los elementos que conformaban la composición de las mesas.
El punto fuerte de la decoración fue la maravillosa estructura que mi queridos Paco y Fany de Ej Eventos. He de decir que la idea de un pasillo central con mesas rectangulares me la dio Paco. Están acostumbrados a montar muchos eventos y siempre aportan buenas ideas. Ese pasillo central estaba lleno de lámparas de cristal colgadas y creamos un jardín frondoso de plantas verdes que llenaban todo el techo y tapaban las columnas. De eso se encargó mi adorable Javi que junto a Gloria de La Buganvilla, son unos de mis proveedores preferidos de decoración floral.
A ambos lados de esta estructura pusimos mesas redondas sobre las que se instaló un techo de microluces y lámparas colgadas de mimbre. Este punto no lo tenía muy claro, no sabía cómo quedaría esa mezcla de lámparas de bambú y cristal, pero Rafa me animó a combinar los dos estilos y fue un acierto.
Decoración floral
Una de las partes más importantes en la decoración de una boda, junto a la iluminación, es la decoración floral. El cóctel estuvo decorado por Luisa Haffner y las mesas las decoré yo personalmente con el resto de mi equipo y la maravillosa ayuda de Gabriela Martínez de Events Planners con la que cuento para todas las bodas que organizo. Encargamos las flores y con los jarrones preciosos que nos cedió Luisa decoramos todas las mesas. Con la ayuda de Javi de La Buganvilla decoré hasta los baños y forré toda la encimera de los lavabos de musgo y los llené de velas y más jarrones con flores. La verdad es que quedó ideal.
«La decoración floral es uno de las partes más importantes de una boda»
Elección del menú
De nuevo Marta y Alvaro tenían claro lo que querían y era un cóctel largo con aperitivos y un plato principal y el postre en mesa. Así que así lo hicimos. Por lo que el aperitivo fue contundente con estaciones temáticas de como uno de lechazo y una croquetería.
Como plato principal en mesa optamos por una Ravioli de Corzo que me consta gustó muchísimo, para terminar con uno de mis postres favoritos de Quilicuá; la tarta árabe de queso mascarpone. El café lo acompañamos con unos macarrons deliciosos elaborados por Marta Pino.
Durante la cena fueron sonando diferentes canciones elegidas por mi hija Marta en las que fue entregando detalles a sus amigas y por supuesto, el ramo. No habíamos terminado un plato cuando una canción sonaba a buen ritmo, lo que hacía que todos los invitados se levantaran y bailaran como si la disco hubiera ya comenzado. Fue muy divertido y me despertó cierta nostalgia de las noches en las que Marta y yo escuchábamos en casa las canciones que sonarían en cada momento.
«La noche prometía»
Con unos novios con tanta marcha, la noche prometía, así que organizamos una recena. En bodas de mediodía no hay que dejarla atrás ya que son muchas horas de barra libre… Buñuelos de chocolate a media tarde, camperos y migas para empezar la noche y hamburguesas del MC Donalds fueron los elementos que la compusieron.
La fiesta
«Transformaron la zona de baile en una discoteca»
Marta y Álvaro tenían claro que tras la cena, para la barra libre, querían un fiestón. Para ello mostramos una estructura paralela e independiente del espacio de la cena. Confié en Mª Jose y Carlos de Creat@sound para conseguirlo. Llevo trabajando con ellos años y años y seguiría mil años más. Transformaron la zona de baile en una discoteca. Este ambiente se vio también reflejado por la cabina del dj con robots y estructura semicircular trasera que el equipo de Xite@CO montaron. Aquí ya no había techo de microluces ni iluminación extra, todo eran luces de colores, bolas de cristal que giraban y un ambiente espectacular de iluminación y sonido.
La fiesta estaba asegurada y para ello pusimos en este espacio un cartel de neón que decía: “Que el fin del mundo nos pille bailando”.
No faltó ni el photocall, ni un Candy Bar con chocolates, ni un corner de zapatillas para el baile… Eliana de Decoración Chill Out creó un espacio precioso para descansar.
Ahora que lo escribo y me detengo a ver las fotos, me doy cuenta del trabajo tan increíble que hicieron todos los proveedores.
Un día muy especial
«Confía, todo irá bien»
Seguiría hablando y contando detalles de todo lo que vivimos, pero quiero incidir que el vivir en primera persona esta experiencia es algo único. Cuando se casa tu hija los nervios están a flor de piel pues son muchas las sensaciones y sentimientos que se cruzan, pero en mi situación se multiplicaban por mil. Recuerdo que esa misma mañana a las seis ya despierta viendo como los camiones, cocineros y camareros marchaban para la finca, ya que pasamos la noche en el Palacio Limonar. En aquel momento me podía haber dejado llevar por los nervios, pero me dije a mí misma; confía, todo irá bien. Y así fue.
«Vivir en primera persona esta experiencia es algo único»
Estaba rodeada de los mejores profesionales y tenía a mi lado a mis compañeras Patricia y Piluca que coordinaron ese día todo maravillosamente bien para que yo pudiese relajarme, disfrutar y ejercer de madre de la novia, que era ese día mi papel principal.
Mil gracias a mis amigos y familiares que hicieron el esfuerzo de venir de muy lejos. Y con este agradecimiento termino deseando haber transmitido mis sensaciones y sentimientos de lo que para mí significó organizar, desarrollar y llevar a cabo en primera persona la boda de mi hija.
Firmado: Marta Cañete, madre de Marta y wedding planner
Una boda preciosa! Enhorabuena a la pareja!