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Se entregan los Philippine Ambassador Award en Palacio del Limonar

Se entregan los Philippine Ambassador Award en Palacio del Limonar

Palacio del Limonar acogió en sus jardines la cena de hermanamiento entre Málaga y la comunidad filipina residente en la Costa del Sol gracias Philippine Ambassador Award. En nuestra provincia convive la tercera colonia de filipinos más importante del país tras las de Madrid y Barcelona. A eso hay que sumar la vinculación de nuestro país con el asiático. Filipinas fue un territorio de ultramar del Imperio español en Asia durante más de tres siglos, entre 1565 y 1898.

 

Rosa Agüera, Consul de Filipinas desde hace 5 años, llevaba tiempo queriendo organizar este encuentro con el objetivo de estrechar las relaciones. Su trabajo habitualmente discurre en los despachos ayudando a estos ciudadanos a que la estancia en nuestro país sea aún más agradable y facilitándoles una relación más estrecha, pero en esta ocasión quiso además llevar a cabo un acto más festivo para acercar a las comunidades españolas y filipinas.

 

El Embajador de Filipinas en España, Philippe Lhuillier, era el invitado de excepción a un evento con el que también se conmemoraba el XVII aniversario del Día de la Amistad Hispano-Filipina. 

En una emotiva noche, se entregaron los Philippine Ambassador Award a personas y representantes de instituciones para agradecer desde el Consulado de Filipinas su labor y su colaboración con la comunidad residente en Málaga. 

El Premio a la Cooperación Internacional se le concedía al Cuerpo Nacional de Policía. Lo recogía Manuel Javier Peña Echeverría, Jefe Provincial de la Policía Nacional en Málaga. 

Alexandra Masangkay, protagonista del remake de Los Últimos de Filipinas, recibía el Premio a las Artes por su contribución a través de la Danza, la música y la cinematografía, como expresiones artísticas que representan con dignidad al pueblo filipino.

S.A.R María Luisa de Prusia, Condesa Schönburg, recogía el Premio a la Proyección Internacional. Su enorme generosidad dio como resultado hace unos años la proyección de Filipinas al mundo con su propia imagen, contribuyendo al progreso de Filipinas entre los Estados de la Comunidad Internacional.

El Premio al Trabajo lo recibía Editha Etrata por sus 40 años de lealtad, fidelidad, constancia, alegría, buen hacer, profesionalidad intachable en su trabajo.

Mielle Esteban recogía el Premio Concordia en nombre de la Asociación de Alumnas de la Asunción de Filipinas en España. Bajo la filosofía de su fundadora María Eugenia Milleret de Jesús en esta asociación crearon un proyecto social de educación transformadora para ayudar a niños en situación de pobreza en la localidad manileña de Malibay, un barrio construido sobre un antiguo vertedero de basura de Pasay con programas de escolarización y manutención de más de 200 niños apadrinados cursando estudios en el colegio San Juan de Nepomuceno, o en preescolar en la Asunción de Malicabán. Un trabajo que de sobra merecía este homenaje. 

 

Linda Lugada era galardonada con el Premio Al Buen Liderazgo por su capacidad de aunar y crear puentes fraternos, como el que ha ejercido durante años capitaneando la Federación de Católicos de la Costa Del Sol.

El Premio a la Cooperación Internacional era para el Ayuntamiento de Marbella por su disposición con los filipinos residentes facilitándoles cada gestión, cada solicitud o en cada proyecto, como el del futuro colegio que se va a construir.  

En la categoría de Premio a la Solidaridad, los homenajeados fueron el Dr. López Romero, Bartolomé Alajar y Rosa María Martín. 

En la categoría de Ciencias Sociales se entregaron premios a Solomon Lambda, Dale Mandocdoc, Juan Antonio García y Juan José Hinojosa. 

Como reconocimiento al Deporte los galardonados fueron Jezzel Agsaway, Marc Ancheta, Jeannieros Barcia, Joleah Beatriz Beltrán, Karl Cabela, Patricia Hernández, Jeremias Pinlac, Jon Rabi, Andrea Soler y Gabriela y Victoria Valle.

 

Así discurrió una noche entre las que se reforzaron los lazos entre Málaga y Filipinas, y que seguro, será la primera de muchas. 

Fotografía: Lorenzo Carnero

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