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María Velasco

María Velasco

María Velasco es joven, aún le quedan unos años para llegar a los 30, pero detrás de ese aspecto que podría resultar frágil hay una mujer con las ideas muy claras. Estudió enfermería y terminó decantándose por la enfermería pediátrica. Realizó la especialidad en Barcelona. 

A pesar de su juventud tiene muy claro que quiere ser madre y que su trabajo debe ser compatible con sus hijos, porque por supuesto, no quiere renunciar a su vocación. Lo bonito del caso de María Velasco es que al emprender no solo ha pensado en ella, sino en todas esas madres y familias que se enfrentan a la enfermedad de un hijo. Madres que tienen que dejar a un lado sus trabajos, carreras y sueños por dedicarse a una personita que las requiere mucho más que un niño sano porque necesitan de cuidados especiales. 

Mavego nace para cubrir esa necesidad. Está concebido como un lugar donde los pequeños, dentro de sus limitaciones, tienen acceso a estar con otros niños, a jugar, a aprender y todo eso bajo la atención continúa del personal educativo, pero también sanitario que atienda a su patología. Los niños se crían así dentro de cierta normalidad y a su vez sus familias pueden durante unas horas recuperar la normalidad, trabajar y tomar aire para estar mejor y más entregados a su hijo cuando éste esté en casa. 

 

La idea empresarial de María cumple con una necesidad social hasta ahora no cubierta. Por ese motivo tenía que ser protagonista de este espacio. Por ese y porque es un ejemplo de mujer emprendedora a la que, como a otros muchos emprendedores de este país, no se lo han puesto fácil. 

Quedamos en las instalaciones de Mavego, en la calle Elena Soriano, a la entrada del Polígono Alameda. Hemos elegido un momento en el que María está sola. El espacio llama la atención por la alegría de los colores, por su limpieza, pero también por un gran cartel que es una declaración de intenciones: Cuidamos y Educamos en salud.  

María, ¿Por qué haces la especialidad de enfermería pediátrica?

Los niños siempre me han llamado la atención desde que era pequeña. He sido canguro de mi primo, he sido monitora Scout también desde súper joven y siempre de los más pequeños. Siempre me han encantado.

Curiosamente cuando salí de la formación en enfermería, la especialidad de pediatría me tiraba mucho. La especialidad llevaba poco tiempo, he sido la tercera generación de esa especialidad. Pensé que había que seguir formándose y la verdad es que creo que es lo mejor que he hecho, porque es una pasada. Te das cuenta de que cuanto más sabes de una cosa, más te falta por saber.

María, normalmente la primera aspiración de los estudiantes de enfermería es entrar en la sanidad pública a trabajar, y tú decides meterte a empresaria… 

Posiblemente, lo que pasa es que como el sistema está como está… Empecé a hacer las prácticas de la carrera y te encontrabas con compañeros con malos contratos, de aquí para allá, trabajando de noche, fines de semana y festivos. Pero yo sabía que no me había equivocado de carrera porque me encanta. La pública es un mundo que no está mal. Pero hay mucho más allá de la pública. He trabajado en la privada y en la pública, pero cuando surgió esta idea pensé que era el momento.

¿Cómo se te ocurrió?

Pues fue al final de la especialidad, que terminamos rotando en la UCI neonatal. Veía como muchos padres se iban de la UCI de alta con sus niños, que llevaban a lo mejor meses con nosotros, supuestamente formados para poder estar con ellos en casa, pero con mil dudas.

Hay todo tipo circunstancias, pero sobre todo son las madres las que dejan de trabajar porque todo el tiempo se lo tienen que dedicar a los niños. Y ahí es cuando se plantean como reorganizar su vida, porque el niño no puede entrar en el colegio hasta los 6 años  y nadie ofrece el recurso de una guardería con enfermeras.

Me puse a buscar, me puse a hacer cuentas a ver si realmente merecía la pena, porque las cosas sanitarias cuestan más dinero. Y estudié también si a los padres les era rentable, porque si les pides  una barbaridad no es viable. Pero se me ocurrió así, pensando en darle un recurso y una solución a esas familias.

 

Cuéntanos cómo fue todo ese proceso desde que decides poner en marcha tu idea. 

Primero tuve que hacer números, como te he dicho, porque hay que tener en cuenta los ratios. Porque no es lo mismo 5 alumnos, que 10 o que 20, porque son niños que no están sanos, pero están estables. Así que llegué  a la conclusión de que en torno a 10 era el número perfecto de alumnos para empezar.

Después nos pusimos a buscar un local. Al principio empiezas a buscar súper ilusionada un chalet, pero todos los chalet, por ejemplo, tienen escaleras. Para los niños de edad preescolar subir y bajar escaleras es bueno para su psicomotricidad gruesa, pero muchos de los alumnos que iba a recibir no tenían esa psicomotricidad igual que un niño sano. Así que me decidí por un sitio diáfano. Y buscando mucho, también por las exigencias que en principio ponían en Educación y en Sanidad, encontré este local. Como este concepto es más desconocido hemos tardado más en tener los permisos.

También me metí con el CADE de la Junta de Andalucía para jóvenes empresarios. Y la verdad es que me ayudaron mucho. Yo sabía de enfermería pero a emprender no te enseña nadie y empiezas a darte palos desde el principio. Por eso tienes que ir pegándote a gente que sepa de estas cosas y que te vaya guiando.

El sitio al final me tiene encantada porque tengo mucha luz natural, que me gusta mucho, lo he dejado diáfano para que los niños tengan esa sensación de espacio.

¿María al ser un negocio tan novedoso y con un objetivo tan social te han ayudado con la inversión por medio de ayudas o subvenciones?

Se supone que sí, y digo se supone, porque hay algunas que están en trámites pero la realidad es que no hay nada que me hayan dado. No se apoya al emprendedor y eso que soy mujer y joven. Yo hasta ahora mismo no he visto ni un duro, que si luego llega bienvenido será. La realidad es que la inversión la tienes que hacer tú. Mientras llega el dinero de las subvenciones tienes que ir tirando sola.

Yo me he arriesgado porque es verdad que soy joven, no tengo ahora mismo ninguna carga, por eso era también el momento de hacerlo. Pero es verdad que entiendo que haya gente que no emprenda porque no te lo ponen fácil. Dicen que sí, pero la realidad es que no, y todo vale mucho dinero No eres consciente hasta que te pones a pagar cosas. Hasta por hablar te cobran, no es fácil.

María, te podías haber limitado a buscar un trabajo, a organizar otro tipo de pequeña consulta de barrio y sin embargo, te has implicado muchísimo, porque tienes mucha responsabilidad con el proyecto que sacas adelante…

Sí. Tienes mucha más responsabilidad. De hecho, a nivel de seguros estoy pagando muchísimo porque prefiero estar hiper cubierta. Soy consciente de todo, de que la salud es muy delicada, los niños más todavía, y los padres de estos niños, con motivo, pues son muy exigentes.

Evidentemente son más protectores…

Claro, la idea es que los padres estén tranquilos. Tengo que poner todo lo que pueda a su disposición y tener todas las cosas lo más atadas para no jugármela en ningún sentido.. Pero creo que también si no te arriesgas no ganas, y hay que intentarlo.

Mavego está abierta también para niños sanos. ¿Crees que las madres van traer a niños sanos que van a convivir con niños con enfermedades?

Pues dependerá del caso. Tenemos una madre que trabaja aquí cerca con horario de tarde y tiene dos niños de 4 y 6 años. Los va a traer en vez de llevarlos a una ludoteca normal. Básicamente, porque yo además les voy a enseñar reanimación, a curar, a estar atentos a otro tipo de educación que a veces desconocemos hasta los mayores. Para el campamento de verano que empezaremos el año que viene queremos que vengan niños sanos para educarlos también en salud.

 

En cualquier caso María creo que para un niño sano convivir con estos niños puede ser algo hasta enriquecedor…

Claro. Lo que trabajas es que todos somos diferentes. Hay una cosa que a mí me parece súper importante transmitir y es que la patología no es lo importante, son las necesidades. Qué más da, cuál sea el nombre que el médico le ha puesto a la patología a tu niño ¿Qué necesita realmente? Pues a lo mejor tú que eres supuestamente sano, tienes una necesidad súper parecida a la de un niño al que acaban de operar y está convaleciente o de un niño que está pasando por un proceso oncológico.

Es muy bueno, y creo que desde pequeños debemos educar en esto. Los niños que crezcan junto con otros niños que tengan alguna patología van a crecer con otros valores y con otra perspectiva de ayuda y de concienciación a los demás que puede ser estupenda. Si eso además son capaces de transmitirlo en Primaria a sus futuros compañeros estaremos haciendo mucho bien.

Hay muchas madres que cuando se enfrentan a la enfermedad deciden dedicarse a sus hijos, pero esas mujeres también necesitan un momento de respiro para ellas. ¿Aceptáis alumnos por horas?

Sí, hay gente que me dice que la palabra respiro familiar es como muy fuerte, que suena a negativo. Pero todos, incluso mis padres han necesitado ir a dar una vuelta a cenar un viernes por la noche con sus amigos y eso es un respiro, eso es respirar tú e ir a hacer lo que te dé le gana. Y si además hablamos de unos padres que tienen a su cargo un niño que no está sano y que requiere al 100% de su atención lo necesitarán mucho más. Por eso damos la opción de traerlos también por horas.

Incluso un niño que está sano pero ese día se ha levantado con fiebre, o ha pasado una noche mala, y los padres se tienen que ir a trabajar, no tienen con quien dejarlo y en la guardería no lo puedes dejar, lo pueden traer aquí por horas. Aquí le damos la medicación que tenga que tomar y va a estar atendido. 

De hecho, no soy competencia de otras guarderías, sino una aliada donde pueden derivar a los niños cuando están malos y cuanto se recupere vuelve a su guarde.

Supongo que un niño que entra en esas circunstancias con un virus lo tenéis más asilado…

Claro. También es verdad que la parte respiratoria es la más delicada. Tengo una estancia reservada que quiero dedicar para ellos, para los que tengan  problemas respiratorios. Con algo más contagioso como una varicela, el niño tiene que estar más tiempo en casa pero mientras se recuperan sí que pueden hacer convivencia. La idea es que haya una persona específica que se dedique a estos casos. Con eso me pongo en formato hospitalario, a modo de aislamiento total para que nadie se contagie, para eso se incide en el lavado de manos, si hace falta usar guantes, se usan, esos juguetes y esos materiales se lavan más todavía que el resto. La idea es que no entren en contacto con otros niños.

¿Tus padres te han apoyado?

Sí, si no llega a ser por ellos es muy difícil que un banco me conceda nada. Aunque mi madre al principio estaba súper asustada ya se va relajando,  pero ellos vienen de otra perspectiva de trabajo que no es la de emprender y claro, siempre asusta. Mi padre siempre es muy positivo, aunque como todos los padres tiene esa parte de ponerte los pies sobre la tierra. Mi pareja, que es empresario también, está siendo un gran apoyo, me empuja a seguir adelante y me da la orientación que no me pueden dar ellos porque no han pasado por esto. Él me entiende incluso cuando llego a casa super cansada con la cabeza como un bombo y queriendo contar mis problemas. Hay veces que me da consejos y otras que me cambia de tema y me hace sonreír.

¿Tienes ganas de tener hijos?

Siempre he tenido muchas ganas de tenerlos. Somos 4 hermanos y siempre he dicho que por lo menos voy a tener 3 o 4. Porque creo que la vida que se hace con varios hermanos no es la mismo que con uno, o con dos. Lo que pasa es que por el momento lo voy a retrasar un poco. Ya los tendré y los tendré aquí conmigo.

 

Por tanto a ti no te importaría que un hijo tuyo estuviera con un niño enfermo.

No, que va, al revés. Si es que eso es lo que yo transmito. Es que gana tanto un niño sano como un niño con alguna patología. Ese niño, el sano, gana casi más, porque vive la vida de otra manera y va a aprender a darle importancia a lo que lo tiene. Eso es súper importante para todos, para los padres y para los niños.

¿De qué edades coges a los niños?

Supuestamente de 0 a 6. Digo supuestamente porque yo como enfermera no tengo rango de edad, o sea puedo atender a todo el mundo. Cierto es que me quiero centrar en la edad pediátrica y será raro que venga un niño con 12 o 14 años, pero por poder, pueden. Me he centrado en la etapa preescolar porque es en la que el niño no tiene que estar escolarizado obligatoriamente. A partir de 6 años normalmente entrarán en un cole de un tipo o de otro, pero en un cole.

¿Qué perfil tiene el niño que tienes como alumno?

Por ejemplo niños diabéticos, de hecho la Asociación de Diabéticos de Málaga ha acogido muy bien la iniciativa. Los diabéticos no todos son estables, ni todos pueden ir a la guardería. Se han puesto en contacto conmigo madres con niños que llevan un respirador con ellos constantemente. Y también niños con problemas motores. Hay variedad. No hace falta irse a extremos, hay muchas patologías en medio en la que los niños hacen relativamente vida normal. Pero por tener una patología, o una medicación que dar, te ponen muchas pegas para entrar a una guardería.

¿Qué horario vais a tener?

Pues de 7:30 de la mañana a 8 de la tarde. Queremos darle margen a los padres porque no todo el mundo tiene un trabajo de 8 a 3. Vamos a ir acoplándonos y a medida que van los padres nos vayan pidiendo, pues iremos adaptándonos.

 

Desde que empezaste con el proyecto hasta ahora, ¿cuántas veces has querido tirar la toalla? ¿O nunca?

Pues sobre todo cuando te enfrentas a temas que no dependen de ti, como son gestiones con el Ayuntamiento o con empresas. Lo que pasa que cuando he tenido esa sensación ha sido ya justo al final y las ganas y la ilusión compensaban. Pero cuando ves todas las trabas que te ponen entiendes que haya gente que se quede en el proceso, tire la toalla e incluso que ni lo intente y prefiera trabajar para otros.

María, trabajar todos los días con niños enfermos debe ser muy duro. ¿Cómo lo afrontas?

Esto no te lo enseña nadie. Hay días, porque me ha pasado cuando estaba en el hospital, de llegar llorando a mi casa porque he visto fallecer a un bebé recién nacido. Es verdad que hay gente que se lleva el trabajo a la casa, y gente que es capaz de desvincularse. Yo hasta ahora mismo he intentado desconectar en cierta manera. Ahora con Mavego será distinto, porque pasas más tiempo con los niños y llegan a ser como tuyos. Pero soy una persona más alegre que triste, y los niños aunque tengan sus patologías te dan mucha energía. Incluso cuando he estado rotando por Oncología infantil los niños son una pasada. Porque el niño cuándo le duele, le duele, pero si tú le quitas ese momento de dolor, el niño no vive en el mañana, vive hoy, y si hoy está bien, disfruta. El padre es el que más sufre. Yo siempre les decía: “ Papá, disfruta de tu niño, que ya sabemos que tiene un proceso largo pero es que ahora el niño está pidiendo jugar. Juega con él, disfruta con él”. Entonces los niños te dan una perspectiva que no te da el adulto. Por eso a mí también me encanta cuando estudiaba pediatría porque es que viven la vida cómo si no hubiera un mañana, pero de verdad.

Los padres tienen muchas dudas, por eso vamos a tener una escuela de padres. Queremos darles un apoyo muy grande. Si donde vas a dejar a tu hijo también tienes ese aporte, ese apoyo, creo que es súper importante y la idea es tenerlo al 100%. Que todo padre que entre tenga la opción de tener ese apoyo psicológico y ese asesoramiento junto con otros padres, tenemos muy en cuenta porque esto es un pack indivisible de padres e hijos.

María es de esas emprendedoras que creando su empresa hacen un gran bien social. Con su trabajo mejora la vida de padres y niños. Actualmente se encuentra entre las finalistas al Premio Junior para empresas del IMFE, pero que ella haya arriesgado y haya creado Mavego ya es un premio para la sociedad.

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Redacción: Ana Porras Fotografía: Lorenzo Carnero

María Velasco 

Gerente de Mavego

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Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com.

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