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La sonrisa. Segunda parte

La sonrisa. Segunda parte

Miramos las noticias de televisión, miramos la publicidad, miramos la cara de los vecinos y vecinas en el ascensor. El presentador sonríe, la modelo sonríe, la vecina del cuarto sonríe.


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Vamos a una entrevista de trabajo y lo que hacemos es sonreír, y también vemos que nos sonríen. Nos dan la mano y sonríen. En la tienda de ropa para bebés, nos enseñan unos patucos y nos sonríen. Al final, estamos rodeados de sonrisas. Disparamos y recibimos bocas y caras sonrientes, en un incansable intercambio de felicidad aparente. Si viniese algún ser de otro planeta podría llegar a la conclusión de que nos pasamos todo el día en un infinito mar de alegría y felicidad.

Sin embargo, todo el mundo sabe que esto no es así. Pero, incluso con este conocimiento compartido, las personas regalamos este tipo de expresiones a amigos, rivales, conocidos, desconocidos e, incluso, a perros, a gatos y a toda suerte de mascotas, propias y ajenas, que nos acompañan durante nuestra vida.

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Sonrisa y alegría no son lo mismo

En el artículo anterior se trató la sonrisa como fuente y fruto de la alegría pero, también, se dejó claro que no todas las sonrisas provienen de la alegría, sea cual sea el grado y significado de esta emoción en ese momento.

Para que una sonrisa sea el resultado de la alegría, debe ser una reacción, no una acción consciente. Por eso, cuando no podemos reír por cuestiones de protocolo y sentimos ganas irrefrenables de hacerlo, intentamos bajar las comisuras de los labios a fin de camuflar la sonrisa o, peor, la risa. Es una reacción, y las reacciones son difíciles de controlar.

«Para que una sonrisa sea el resultado de la alegría, debe ser una reacción, no una acción consciente»

La expresión facial de la emoción es involuntaria. Lo repito otra vez: involuntaria. Por eso, cuando se habló de las microexpresiones, se afirmó que este tipo de reacciones dicen la verdad de lo que sentimos, pues no se pueden controlar.

En este sentido, tal y como se explicó tratando el tema de expresiones y microexpresiones, la orden de activación de los músculos de la cara cuando aparece la emoción, en este caso la alegría, proviene del Sistema Límbico, del sistema de las emociones. Sin embargo, cuando la activación de la sonrisa es algo voluntario, la orden emana de la Corteza Frontal, con control y voluntariedad.

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A todo esto, hay que añadir que no todos los músculos son fácilmente accionables de manera voluntaria. Veamos, la musculara de la boca es susceptible de control voluntario, algo que es importante de cara a la supervivencia (chupar, masticar, tragar, bloquear la entrada de agua, etc.). Así, el músculo Cigomático Mayor, el músculo de la sonrisa, es controlado voluntariamente y, también, accionado involuntariamente. Sonreímos de manera sincera y genuina y, también, porque la ocasión lo exige (saludar a alguien que acabamos de conocer, vender un producto, posar en una fotografía, etc.). Tal cosa, en el caso de la musculatura circundante de los ojos no es así.

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En este artículo, lo que pretendo es mostrar las diferencias visibles entre lo que es una sonrisa genuina y una sonrisa falsa, protocolaria o social. Así que vayamos por partes.

«Lo que pretendo es mostrar las diferencias visibles entre lo que es una sonrisa genuina y una sonrisa falsa, protocolaria o social»

Los ojos de la alegría

Cuando observamos a alguien sonreír cuando sostiene a su bebé, no solamente vemos los labios hacia arriba y hacia atrás. Vemos un brillo diferente en los ojos. Ese brillo es un efecto, tanto de dilatación pupilar, como de acentuación del ojo debido a la activación del músculo Orbicular de los Ojos. Concretamente la parte Orbitaria del Orbicular.


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La sonrisa reactiva de la emoción de alegría se diferenciará de la sonrisa a conveniencia, pública y no genuina, por la activación del Orbital de los Ojos. Y eso es así porque es un músculo muy difícil de activar de forma voluntaria.

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En el caso que se citó en el artículo pasado, donde Elena había sido seleccionada para el ascenso, ésta amortiguaba la sonrisa de la boca, pero en los ojos aparecían arrugas, unas patas de gallo que son las señales externas de la acción del la parte Orbitaria del Orbicular de los Ojos. Elena sintió alegría y la cara reaccionó, a pesar de intentar disimular delante de sus compañeros, tal y como pasa en la imagen anterior.

Para ver la diferencia, fijémonos bien en las dos fotografías siguientes. En la de la izquierda se observa acción muscular en la zona de los ojos, relacionada con la emoción de alegría. En la de la derecha se observa la sonrisa pública, para el posado. No hay actividad de la zona Orbitaria del Orbicular.

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Sé que se ha repetido mucho lo de zona Orbitaria del músculo Orbicular. Se ha repetido porque hay que diferenciarla de la zona Palpebral, la zona de los párpados. A veces, pretendemos sonreír de manera más creíble y achinamos los ojos. Realmente activamos los párpados, no la zona que rodea el ojo. Es otro caso de sonrisa fingida.

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En movimiento se ve así. Se observa la acción de los párpados, pero no del orbicular.

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De hecho, la acción de los párpados, si hablamos de emociones, tiene que ver con la Ira, no con la Alegría. Cuando nos enfadamos, y queremos disimularlo, una de las cosas que podrían ver en nuestra cara es la contracción de los párpados.

La boca amiga

Hemos visto cuál es la diferencia entre una sonrisa genuina, como reacción a la alegría, y una sonrisa social, protocolaria o falsa, centrándonos en los músculos que rodean los ojos. Ahora toca hablar de la boca.

Un aspecto que se comentó al principio del artículo es la susceptibilidad del control voluntario de la boca. Los músculos de la boca, por cuestiones adaptativas, necesitan mayor control consciente por parte de la persona. Por ello, también es más fácil manipular la expresión facial en esta parte de la cara.

«Los músculos de la boca, por cuestiones adaptativas, necesitan mayor control consciente por parte de la persona»

Referente a la sonrisa, el músculo que se activa cuando mostramos alegría real es el Cigomático Mayor. La acción visible es la de subir las comisuras labiales, a la vez que se estiran hacia atrás, hacia las orejas.

En el siguiente GIF se enseñan cuatro acciones faciales. La idea es mirar cada una de ellas para, posteriormente, decidir cuál es la que corresponde a la sonrisa de alegría.

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Para solucionar este problema, hay que pensar que cuando estamos alegres, todo se expresa con suavidad, con armonía y sin esfuerzo.

Otro aspecto es la represión o control de la sonrisa y, por ende, de la risa. Lo que solemos hacer es apretar los labios y bajarlos, como acción antagónica a la del Cigomático Mayor.

En el siguiente vídeo os tenéis que fijar en las dos mujeres de la derecha de la pantalla. Podréis observar el control sobre la acción de la boca, además de la activación de los músculos oculares relacionado con la alegría. Como los personajes son figuras políticas, quiero dejar claro que no me mueve interés político alguno.

 

Microexpresiones de alegría

En el artículo del mes anterior, puse el ejemplo de Sofía y Leticia, donde Sofía se quejaba de que su hermana le «hacía caras”, queja muy común entre los infantes y de vital importancia para su posicionamiento jerárquico y de ganancias en la familia. En este ejemplo, la madre regañaba a Leticia y, en un breve instante, se escribía una sutil sonrisa en la boca de Sofía. Tiempo ha, estos conflictos no se resolvían regañando exclusivamente. Lo normal era el viaje de la mano silbante con recorrido descendente hasta su impacto final: eficaz y rápido, pero poco conveniente para las relaciones fraternas posteriores. Menos mal que hemos avanzado algo en esto.

Lo importante, lo que ha aparecido en la cara de Sofía es una microexpresión de alegría. Alegría por haber ganado a su hermana en el control, poder y en credibilidad ante su madre.


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Como se presume, la microexpresión de alegría no difiere en nada a la expresión  o macroexpresión de alegría. Simplemente que es más sutil, menos duradera y, posiblemente, incompleta, pues algunas de las acciones musculares son controladas. Pero recordemos qué es lo que hace que algo sea expresión (micro o macro) de una emoción. Efectivamente (y si no, ya lo digo yo), que sea una reacción, no algo voluntario. Por eso, cuando en un contexto donde se supone que una persona está molesta, la sonrisa fugaz sobra, a no ser que sea algo que se haya filtrado, dando lugar a una microexpresión, revelando que se experimenta algo relacionado con la alegría. Lo mismo pasará con el área de los ojos: si aparece, es signo de alegría. Solamente queda contextualizar, cosa que se hace rápidamente, para valorar qué significan esas arrugas en los ojos.

Por ejemplo, imaginemos que Santiago y Fina son compañeros de oficina. Se llevan bien, van a tomar el café con los demás compañeros, comen juntos, van a las reuniones juntos. Todo igual que los demás. Sin embargo, hay un día en el que nos fijamos que, además de adoptar posturas y gestos sincronizados y similares entre ellos, en un espacio de silencio, en una reunión, se miran y vemos esas patitas de gallo, ¡¡¡en los dos!!!, resultado de la acción de los Orbiculares de los Ojos. En ese preciso instante nos percatamos, gracias a esa microexpresión compartida, de que hay un nivel de intimidad muy diferente al que puede haber con los demás.

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En el siguiente GIF aparece, de manera muy clara, la microexpresión de Alegría. Fijaos bien, en los ojos y en la boca, ya que es completa. Pensad que otras veces solamente se filtra la acción de los ojos o la de la boca. En este caso es completa. Fijaos también en que se dan algunas otras antes de la microexpresión citada, más sutiles y disimuladas.

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De todo esto, lo interesante es que, observando el rostro de las personas, podemos ver esos cambios delatores de sus emociones. Pero la realidad del día a día nos avisa de que vamos demasiado rápido, y perdemos más tiempo mirando la pantalla del teléfono móvil que la cara de los demás.

En el siguiente capítulo, sí trataremos la sonrisa de Desdén o Desprecio, así como se intentará dar luz a la pregunta ¿por qué, a veces, lloramos de alegría?

 

COPIB2 Francisco Campos Maya

Psicólogo y Experto en Comportamiento No Verbal y Detección de la Mentira.

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