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Mujeres en la jungla

Mujeres en la jungla

Fuengirola está situada en el corazón de la Costa del Sol. Es uno de los pueblos más pequeños de la provincia de Málaga y, sin embargo, uno de los más privilegiados al contar en sus escasos 10 kilómetros cuadrados con un entorno natural como es Bioparc.

Nada queda ya del viejo zoo municipal en el que los animales vivían entre jaulas y barrotes. Entrar en Bioparc es emprender un viaje a los lugares más recónditos del mundo sin necesidad de coger un avión. Su cuidado diseño para recrear el hábitat natural de los animales que allí residen, su respeto a la naturaleza y sus programas de conservación han hecho de Bioparc un referente a nivel europeo.

Madagascar, África Ecuatorial, el Sudeste Asiático o las Islas del Indo-Pacifico con su flora y su fauna están representados en el interior del parque. Pasear por sus instalaciones y sumergirse en su vegetación subtropical te hacen olvidar que estás en medio de una ciudad con sus coches, su ajetreo y sus ruidos, y te vas trasladando por sus senderos de un paisaje a otro, descubriendo maravillosos animales que de otra forma no tendríamos oportunidad de contemplar.

Hace 16 años que Bioparc forma parte de nosotros y desde entonces se ha posicionado como un gran atractivo turístico para los que nos visitan y un espacio de recreo recurrente para los que vivimos aquí.

En estos años, siempre que hablamos de Bioparc lo hacemos de los animales, pero detrás hay un grupo de 60 personas que trabaja a diario para que su calidad de vida sea la mejor y para que la experiencia de visita al parque sea extraordinaria. Un 60 por ciento de ese equipo humano son mujeres; muchas de ellas ocupan los puestos de responsabilidad que hay dentro de la empresa.

Nos citamos con algunas de ellas, queremos conocerlas y ponerles cara, conocer cuál es su labor y qué las motiva cada día.

Pasan unos minutos de las 10:30 de la mañana y la ciudad ebulle en actividad. Mientras esperamos en la puerta del recinto pasan dos coches de policía con las sirenas encendidas, un coche toca el claxon para llamar la atención de un peatón que va a cruzar de manera incorrecta. Se desvía nuestra atención a un grupo de escolares que baja de un autobús entre risas y carreras por llegar el primero a las escaleras que conducen al interior. Los profesores intentan poner orden y situarlos en una sola fila, pero están excitados, felices, alegres, apenas deben tener 7 y 8 años. Al verlos casi puedo recordar las sensaciones de niña cuando hacías una excursión con el colegio.

Nos recibe Marta Pérez, responsable de comunicación. Comienza nuestra visita por el parque para conocer a un grupo de mujeres que viven su trabajo con la misma pasión y devoción que sienten por los animales y la naturaleza.

Nada más entrar, la tranquilidad y la paz contrastan con el exterior. Las sirenas y los cláxones desaparecen y todo lo envuelve el sonido que hacen los animales y el agua al correr por los riachuelos. Es como si estuviese escuchando uno de esos audios con sonidos de relajación que andan por internet.

En nuestro recorrido por el parque vamos a conocer a Patricia, Amanda, Cinta, Rosa, Isabel y a Marta que es la que nos ha recibido. A través de sus ojos vamos a descubrir todo lo que no vemos a simple vista al visitar Bioparc.

Patricia Cegado es de las primeras personas que te encuentras al llegar a Bioparc y de las últimas que ves cuando te vas. Desde hace 11 años recibe y despide a los visitantes que llegan al parque. El personal de tienda es también el responsable de la taquilla por donde pasan cada día cientos de personas. Es la segunda responsable del departamento donde trabajan entre 5 y 6  personas, dependiendo de la temporada. Actualmente son todas mujeres: “Pues la verdad es que tenemos una relación estupenda. Hay mucho compañerismo entre nosotras”, nos cuenta.

Es consciente, al igual que sus compañeras, de que recibirlos y despedirlos con una sonrisa es fundamental. Desde Bioparc buscan que la experiencia de visita sea lo más agradable posible de manera global. Lo que no puede garantizar Patricia es que algún pequeño no salga de Bioparc llorando porque no le han comprado todo lo que quería.

La cantidad de merchandasing y muñecos bonitos que ocupan las estanterías de la tienda hace inevitable que los más pequeños se los quieran llevar todos con ellos. Le preguntamos cuál es el producto estrella, porque a simple vista es complicado quedarse sólo con uno: “Normalmente cualquiera que suponga un recuerdo de su paso por Bioparc. Los que llevan nuestro logo son los que más se venden. Además, los niños se suelen decantar por el peluche de su animal favorito. Saben que un mono no pueden tenerlo en casa, pero sí en forma de muñeco”.

A Patricia le encanta su trabajo, especialmente porque se desarrolla en un entorno como el de Bioparc. Cuando era pequeña adoraba visitar el zoológico, pero nunca podía imaginar que aquel espacio se iba a convertir en su puesto de trabajo, y además, el más estable que ha tenido en su carrera laboral: ”La gente se queda súper sorprendida cuando viene. Pero tanto niños como mayores. No se esperan que esté esto aquí, en el centro de la ciudad. La transformación de lo que había cuando yo era pequeña a Bioparc parece magia. Porque lo que parecía un espacio pequeñito está muy bien aprovechado.

Al personal que no trabaja directamente en el  interior del recinto les encanta buscar la más mínima ocasión para adentrarse unos minutos en él: “Es muy difícil quedarse sólo con un espacio. Cuando entras en el parque y ves la Isla de Madagascar o la zona de los tigres, no te da la sensación de que estás trabajando en medio de la ciudad”

» No se esperan que esté esto aquí, en el centro de la ciudad»

Dejamos a Patricia atendiendo a un grupo de turistas extranjeros que acaban de llegar al recinto. Entre semana son el público mayoritario. Desde que Bioparc abrió sus puertas se ha convertido en visita obligada para los que pasan unos días en la Costa del Sol, vengan con niños o no.

Tras hacernos la foto de recuerdo, nos recibe Amanda Gavira. Es la responsable del departamento de Educación. De nuevo nos encontramos con un equipo formado casi en su integridad por mujeres. Son 5, de las que 4 son chicas.

Amanda es mamá de una pequeña de un año, que muchas de las tardes acude con su padre a pasear por las instalaciones. La hija de Amanda no es la única que lo visita tan a menudo. Bioparc cuenta con el pase anual B!, una tarjeta que te permite visitar el parque todas las veces que quieras durante el año. De esa forma hay muchas madres y padres que prefieren pasar las tardes en Bioparc que en un parque tradicional. Los niños crecen amando a los animales y a su vez en un pulmón verde del municipio.

Amanda y su equipo reciben a los grupos y les acompañan en las visitas a las instalaciones: “Nuestra misión es dar a conocer las características de nuestro parque y las características de las especies animales que tenemos. Les explicamos su biología, su comportamiento, pero también el grado de conservación de la naturaleza y las amenazas a las que se ven sometidos en el medio natural”.

A lo largo de un día reciben a muchas personas. Cada grupo tiene unas características particulares y el equipo se adapta a ellas. Los más pequeños suelen relacionar a las especies animales que habitan en Bioparc con los personajes de las películas de dibujos animados: “Tenemos por ejemplo a la suricata, que sería como Timón del Rey León. Los potamóqueros rojos, que serían como Pumba, y sobre todo en la isla de Madagascar, que están los lémures, encontramos a un personaje de Madagascar, el Rey Julien. Lo más gracioso es que tanto niños como mayores cuando los ven cantan las canciones de las películas”. 

«Les explicamos su biología, su comportamiento, pero también el grado de conservación de la naturaleza y las amenazas a las que se ven sometidos en el medio natural”

Algo en lo que coincide todo el personal, y que Amanda comprueba a diario, es que los adultos nos transformamos en niños curiosos y divertidos al sumergirnos en las instalaciones: “Cuando entran al parque se comportan como niños y son niños. A lo mejor les sorprende un animal, al igual que le puede sorprender a un niño porque son especies que nunca han visto”. 

Dentro de los grupos suele estar la figura del “preguntón”, que es el que quiere saberlo todo de cada uno de los animales: “Son los que más te motivan a realizar bien tu trabajo, porque cuando ellos se interesan, te preguntan, indagan en el porqué y es cuando  nosotros disfrutamos más”.

Amanda es licenciada en Ciencias del Mar y Técnico Superior de Cultivos Marinos. Siempre le gustó el tema educativo por lo que en este trabajo y desde hace 10 años se siente como pez en el agua: “Siempre me había gustado el medio natural y me especialicé en Biología marina, pero realmente a mí lo que me gusta es la naturaleza. Lo bonito de trabajar aquí es que cada día se aprenden cosas nuevas. Los animales son alucinantes tanto individualmente como cuando te detienes a observar el comportamiento del grupo”. 

Amanda nos cuenta que hay animales que llaman especialmente la atención a los visitantes en su recorrido por Bioparc: “El Tapir Malayo suele llamar bastante la atención, por su parecido con el oso hormiguero, aunque no tiene nada que ver con un oso hormiguero. Los orangutanes, llaman la atención porque son impresionantes de tamaño y además, tenemos una cría de un añito que da mucho juego en el grupo. El ciervo ratón que tenemos en una zona de aviario pasa casi desapercibido para los visitantes porque está en una zona de aves, pero cuando se lo muestras les sorprende mucho”. 

«Los animales son alucinantes tanto individualmente como cuando te detienes a observar el comportamiento del grupo»

Al llegar a la zona de exhibición de Aves y Mamíferos Amanda le da el relevo a Cinta Guardiola con las explicaciones. De nuevo el equipo lo componen 7 personas y hay mayoría de mujeres, solo uno es un chico. Cinta tiene una doble licenciatura, es Bióloga y, como Amanda, licenciada en Ciencias del Mar. Unas prácticas de la carrera en un zoológico le hicieron descubrir su verdadera vocación profesional con un componente muy pedagógico.

Su pareja es herpetólogo y también trabaja en Bioparc pero en su caso con serpientes, lagartos y anfibios. Así que su hija de 4 años es una gran amante de los animales: “Vivimos en el campo rodeados de animales. Ella entiende que hay que respetar desde las cucarachas que aparecen en casa hasta a los grandes elefantes y los grandes primates pero además entiende que cada animal tiene que estar en su lugar. Inculcamos mucho que si hay un bichito en la naturaleza, no puede venir a casa, tiene que estar en la naturaleza. Le explicamos que los animales que están aquí forman parte de un programa de conservación y que todos ellos viven en espacios donde se reproduce su hábitat natural”.  

Cada día Cinta y su equipo guía a los visitantes en las exhibiciones que suelen durar 30 minutos cada una: “Hacemos una exhibición de escenas naturales y una actividad que se llama ‘Especies Increíbles’ que es como una especie de charla educativa donde la gente interactúa un poco con los animales y aprende sobre evolución, curiosidades y adaptaciones”.

«Hacemos una exhibición de escenas naturales y una actividad que se llama ‘Especies Increíbles’ que es como una especie de charla educativa»

Cinta nos cuenta como con las exhibiciones se consigue que el grupo visitante se traslade a un claro de la selva y desconecte totalmente de que están en un ámbito urbano:  «Tenemos mamíferos, todos terrestres, aves exóticas, desde guacamayos a turacos africanos y por supuesto, las aves de presa, lo que son rapaces: Águilas pequeñas, algún buitre, búhos y halcones”. 

Cinta no es la única de Bioparc que comparte espacio de trabajo con su pareja. Rosa Martínez, la directora de Fundación Bioparc es veterinaria y su marido veterinario del parque. Y es que posiblemente no podía ser de otra forma, ya que todo el personal que trabaja con los animales del recinto tienen algo en común: y es su gran amor por la naturaleza, algo que va más allá de una profesión o un puesto de trabajo, es algo que sienten desde que eran unos niños y que se traduce en un estilo de vida.

Rosa lleva en la Fundación desde hace 4 años, y desde hace 2 ejerce también como veterinaria. Su especialización no son perros y gatos, sino animales exóticos y salvajes. Reconoce que son su pasión. Antes de llegar a Bioparc había trabajado para la administración en Madrid en centros de recuperación de fauna salvaje. Es también la responsable de conservación del parque: “Empecé como interno de conservación en la Fundación Bioparc apoyando al que era entonces el director de conservación y poco a poco he ido tomando las riendas”.

La Fundación es una de las líneas de trabajo en las que Rain Forest, empresa propietaria de Bioparc, pone especial atención. De hecho al adquirir el pase anual B! nos comprometemos con la conservación de nuestro planeta al convertirnos en benefactores de la Fundación y del trabajo que desde ella se realiza: “La Fundación Bioparc es el instrumento por el que Bioparc Fuengirola y Bioparc Valencia hacemos y desarrollamos proyectos de conservación en los países de origen de los animales que mantenemos aquí. Es decir, nosotros desarrollamos proyectos de conservación o de restauración de hábitat, que es aún más importante, de las especies que tenemos en los parques. Y lo hacemos en sus lugares de origen, en Uganda, Kenia, Borneo, Senegal, Madagascar…”

En la mayoría de los casos gracias a la implicación de la Fundación en proyectos locales estos pueden salir adelante: “Apoyamos y participamos en proyectos que están establecidos ya, o incluso fomentamos que se establezcan nuevos proyectos, con gente local, gente que está viviendo allí, trabajando allí. El objetivo principal de la Fundación Bioparc no es sólo salvar animales, sino proteger ecosistemas y restaurar ecosistemas. No tiene sentido cuidar de los animales individualmente si no se protege el sitio donde viven, que es lo que realmente está diezmando las poblaciones en el estado natural, se están quedando sin sitio dónde vivir por la intervención humana: la caza ilegal, la destrucción de las selvas por la tala de los bosques o el uso de especies para alimentación humana. Queremos proteger sus hábitats, que el ser humano no les arranque de su sitio, de donde siempre han estado y donde siempre deben estar”.

«El objetivo principal de la Fundación Bioparc no es sólo salvar animales, sino proteger ecosistemas y restaurar ecosistemas»

Rosa compagina su trabajo en la dirección de la Fundación con su labor como veterinaria del parque. La implicación de Bioparc con la Fundación se traduce en la implicación de todos los departamentos en la consecución de sus fines. Mientras que su puesto en la Fundación es más administrativo, el de veterinaria le permite estar en contacto directo con los animales: Me encanta el diagnóstico, el tratamiento, el cuidado y el contacto directo con los animales. Afortunadamente he podido compatibilizar ambas vertientes. Con la Fundación tengo apoyo detrás”. 

Rosa está en contacto continuamente con los cuidadores. Estos son auténticos intérpretes de los animales. Los conocen al milímetro y son los que dan la voz de alerta cuando algún animal presenta signos de enfermedad: “Trabajas mano a mano con los cuidadores que son los que realmente están todo el día con los animales. Sabes lo que comen, lo que pesan, lo que defecan cada día y si cualquiera de ellos se levanta una mañana un poco enfermo rápidamente los cuidadores lo detectan, vienen a los veterinarios y nosotros hacemos nuestro diagnóstico, lo tratamos y lo curamos. Somos los vigilantes de la salud de los animales de Bioparc”. 

Asegura que no podría trabajar en un espacio en el que no se respetase tanto a los animales. Bioparc reproduce sus condiciones de vida en su hábitat natural hasta el punto de que le ofrecen juegos para que no se aletarguen y mantengan despierto su instinto animal más primario: “No solamente tratamos a los animales enfermos, hacemos muchísima medicina preventiva en forma de dieta, que coman lo que sea más adecuado para su especie. Pero es que cuidamos hasta su bienestar mental. Los veterinarios y los cuidadores también ponemos en práctica programas de enriquecimiento ambiental que consisten en ofrecer a los animales posibilidades de ejercitar la mente, no solamente están ahí parados sin hacer nada. Tienen que buscar su comida durante el día en las instalaciones y les ofrecemos juegos y entretenimiento, para que tengan una vida lo más plena posible, dentro de que están en unas instalaciones naturalizadas”.

«Ofrecemos a los animales posibilidades de ejercitar la mente, no solamente están ahí parados sin hacer nada»

Rosa nos cuenta que los tigres y los grandes simios son los animales más peligrosos que residen en Bioparc. Incluso los propios cuidadores tienen un acceso directo muy restringido a ellos, con mucha protección. Sin embargo para Isabel Fernández, responsable de administración, son de los animales de Biopac que más le gustan, junto a los chimpancés.

Isabel lleva toda su vida trabajando aquí, es la decana del parque. Comenzó hace 27 años, cuando era el parque zoológico municipal. Fue testigo directo de la transformación del recinto, y lo siente como algo suyo: “ Yo estoy muy feliz de trabajar en esta empresa. Todo el equipo es gente muy normal, muy sana. Hay muy buen ambiente”.

Isabel y el equipo de administración no están en contacto con los animales. Lo suyo es más de oficina, facturas y papeleo, aunque siempre hay un momento para escaparse y pasear por el recinto. Algo que según Isabel te lleva a desconectar: “Te paseas por la mañana cuando no hay nadie y te da mucha paz porque parece que estás en otro sitio, que no estás en Fuengirola. Cuando estamos en los periodos de impuestos, que es cuando tenemos más trabajo, te das un paseo un momento por el parque, tomas el aire y continuas trabajando con la cabeza más despejada”. 

«Te paseas por la mañana cuando no hay nadie y te da mucha paz porque parece que estás en otro sitio»

Su hija Irene estudió Turismo, pero lo hizo sabiendo que quería trabajar en Bioparc. Ha crecido viendo a los animales y el buen ambiente de trabajo de su madre. De hecho, según Isabel, conoce el parque y a los animales casi tanto como los educadores. Actualmente ocupa un puesto en ventas a touroperadores.

Ligado al puesto que ocupa la hija de Isabel, está el de Marta Pérez. Es la responsable de comunicación de Bioparc. Su trabajo consiste en dar a conocer todo lo que ocurre entorno al parque y lo que tiene que ofrecer Bioparc. Es de las que menos tiempo lleva en la empresa, dos años. En ese tiempo ha aprendido a conocer al dedillo a las diferentes especies del recinto, ademas de a todo su personal con el que tiene un contacto muy cercano: “Cuando llegué tuve que hacer una formación intensiva de todos los animales que hay en el parque. Me propuse conocer lo máximo de cada uno de ellos. Si tienes que hablar de ellos, comunicar sobre ellos, tienes que conocerlos. Cuando entré aquí no sabía qué era un Colobo, no sabía lo que era un mono de Roloway o por qué era importante el dragón de Komodo. Por otra parte, estoy totalmente informada de todos los programas de conservación en los que estamos implicados. Es un trabajo apasionante. Nunca dejas de aprender”.

«Me propuse conocer lo máximo de cada uno de ellos. Si tienes que hablar de ellos, comunicar sobre ellos, tienes que conocerlos»

A sus 30 años, Marta cuenta con una alta cualificación académica. Es licenciada en Publicidad y Relaciones públicas, técnico experto en desarrollo web, Community Manager, Social Media y actualmente compagina su trabajo con un curso de Diseño Gráfico y Pre-impresión. En su día a día se apoya mucho en sus compañeros para sacarle el máximo partido a la comunicación: “El trabajo con el equipo de zoología, el de cuidadores, veterinaria, incluso educación, exhibición… Es fundamental estar en contacto con ellos, sin ellos, desde luego, el trabajo de comunicación no tendría sentido, porque es verdad que son ellos la fuente de información”.

Gracias a ellos también ha aprendido a amar a unas especies animales que hasta entonces les eran ajenas. La pasión del equipo se contagia a todos los que se les acercan: “Ya me gustaban muchísimo los animales pero mis compañeros me ha enseñado a respetarlos aún más y a valorar mucho más los métodos y las formas en la que hoy en día podemos cuidar de nuestro entorno. Es verdad que es muy fácil decir que todos queremos a los animales en libertad y defender esa postura, pero es que actualmente existen tantas herramientas y es tan duro dar un paso hacia adelante en la conservación, o en el respeto a los animales, que es lo que realmente me han enseñado al trabajar aquí. No basta con querer a los animales, eso dista mucho de lo que realmente se puede hacer por ellos, o de lo que realmente hace la gente por ellos”.

«No basta con querer a los animales, eso dista mucho de lo que realmente se puede hacer por ellos, o de lo que realmente hace la gente por ellos»

Sabe de lo que habla por su trabajo al frente de las redes sociales. El radicalismo que se ha instalado en los últimos años en la sociedad no les es ajeno. Suelen recibir entre sus publicaciones comentarios negativos de personas que se autodefinen animalistas pero que no responden con argumentos sino con ataques directos:  “Internet es un medio en el que todo el mundo puede opinar. Pero como contraprestación hay muchos que se esconden tras falsos perfiles para atacar. Desde el primer día que entré en el departamento he tenido que enfrentarme a eso. Nuestra respuesta es clara; nosotros siempre estamos abiertos a recibir a quienes nos quieran escuchar, que visiten el parque y contarles el trabajo que hacemos y cuál es nuestra labor en la conservación y cuidado del medio ambiente. Repito que es muy fácil decir que queremos a los animales libres, pero es que la acción de dar el paso, es mucho más compleja. Los que de verdad aman a los animales valoran la labor que hacemos aquí y a través de la Fundación”. 

«Los que de verdad aman a los animales valoran la labor que hacemos aquí y a través de la Fundación»

Con Bioparc nos pasa como con otras muchas cosas que tenemos cerca, y es que los que llegan de fuera lo valoran más que los que vivimos aquí: “Es verdad que la percepción que existe por parte de los extranjeros que nos visitan es de mayor aceptación sobre lo que son los zoos en la ciudad; esa función educativa, esa función de conservación, esa oportunidad de poder ver animales que están normalmente a cinco mil kilómetros de ti, lo valoran más. Ellos sí tienen esa percepción y le dan ese valor. Aquí se está implantando, es un cambio de mentalidad realmente. Los ciudadanos de la zona estamos comprendiendo que esto no es un zoo como los de antes, que los métodos cambian, las formas cambian, y que estos entornos realmente nos brindan una oportunidad única. Muy poca gente puede permitirse viajar para ver, por ejemplo, tigres de Sumatra”

«Siempre estamos abiertos a recibir a quienes nos quieran escuchar, que visiten el parque y contarles el trabajo que hacemos «

El trabajo de Marta en comunicación trasciende el día a día del parque, consiste también en que gracias a que los medios compartan las noticias que se generan en Bioparc, la población vaya adquiriendo y mejorando valores medioambientes y la conciencia de la importancia de la conservación: “Nosotros cuidamos mucho las notas de prensa que emitimos. Intentamos siempre que tengan ese carácter de divulgación, no ser sensacionalistas, dar información real, porque para nosotros no es tan importante la noticia del pez cocodrilo de Marbella que recientemente despertó cierta alarma, es mucho más importante que en Camerún solo existe un grupo de apenas veinticinco gorilas de costa que están en grave peligro de extinción. Para nosotros esa es la noticia. Aunque posiblemente para el medio local es mucho más mediático que ha nacido una cría en el parque por encima de que solo existen trescientos tigres de Sumatra en libertad”. 

«Esto no es un zoo como los de antes»

– Bueno, ¿qué os ha parecido le visita?- nos dice Marta cuando nos vamos a despedir.

A mí lo que más me ha sorprendido es el entusiasmo de las mujeres a las que me han acompañado en el recorrido por las instalaciones. Hay cosas que se pueden fingir cuando sabes que el reportaje lo va a leer tu jefe, pero ese brillo en los ojos y esa pasión al hablar de lo que hacen es muy difícil de interpretar si realmente no se siente.

Redacción: Ana Porras  Fotografía: Lorenzo Carnero y Javier Nuñez

Bioparc Fuengirola

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Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com.

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