Lourdes Paz ha estado vinculada a la costura desde muy pequeña. Con tan sólo 8 años comenzó a manejar la máquina de coser de manos de su abuela. Junto a ella aprendió a hacer labores como bordados, vainicas, crochet o punto de cruz, casi como si se tratase de un juego. Pero aquello despertó en ella un interés que iba más allá de lo que ya había aprendido y de lo que su abuela le podía enseñar. Al cumplir los 10 años comenzó a asistir a clases de corte y confección, donde se tituló con 16 años.
Comenzó a trabajar en un taller de confección como aprendiz, hasta que con 18 años decidió dejar la costura para trabajar en la centralita de un periódico. El puesto le daba más estabilidad económica y tampoco se sentía preparada para empezar una aventura en solitario, así que decidió, como hacemos muchos, aparcar su sueño.
Pero la crisis puso fin a ese trabajo y con él a la estabilidad que había tenido durante 17 años. Lo que en un principio sintió como un mazazo, lo transformó en una oportunidad para apostar por una pasión que nunca había abandonado en su cabeza; retomar aguja e hilo y convertirse en diseñadora profesional. Eligió ese camino en un momento en el que nuestro país no estaba para farolillos, pero aquello no la frenó. 7 años han pasado desde que tomó aquella decisión. En este tiempo ha hecho lo necesario para seguir adelante; arreglos, disfraces, trajes para academias… Lourdes no se rindió, aunque tentaciones no le han faltado, le ha podido más la ilusión y el deseo de dedicarse a diseñar y confeccionar trajes de flamenca.
En una de esas tentaciones, cuando pensaba que no podía más, cuando las fuerzas no le daban para continuar con un trabajo del que no veía recompensa, se cruzó en su camino un anuncio de un concurso de diseñadores nóveles, una señal quizás de que no era el momento de tirar la toalla.
A tan sólo unos días de acabar el plazo para presentarse al concurso, preparó los bocetos de lo que podría ser una primera colección que llevaba mucho tiempo rondando por su cabeza. Y el proyecto gustó. Sólo una semana más tarde la llamaron para presentar uno de esos diseños ya confeccionado ante un jurado. Entre los premios para los finalistas del II Certamen de diseñadores noveles de moda flamenca “Emprende Lunares”, convocado por la fundación Cajasol de Sevilla y la Agencia de moda Doble Erre, estaban participar en una formación en gestión empresarial de 20 horas lectivas, impartido por profesionales del sector en el Instituto de Estudios Fundación Cajasol; una formación especializada en moda flamenca, con una Master Class impartida en el taller de Lina por su directora creativa Rocío Montero y un plan de promoción entre los que se incluyen un desfile en la sede de la Fundación en Sevilla y presentar su colección en Simof 2019.
Premios de los que Lourdes Paz está disfrutando gracias a quedar entre los 8 ganadores, y según cuenta ella, gracias a que su marido que fue quien la animó a inscribirse en este concurso cuando más desencantada estaba de correr tras un sueño que no alcanzaba.
Con 44 años este impulso supone intentarlo de nuevo, pero esta vez comenzar sabiendo que un jurado profesional le ha dicho con su reconocimiento un claro “Tú sí que vales. ¡A por ello!”.
Lourdes, ¿qué pasó antes de presentarte al concurso que te llevó al límite de querer tirar la toalla?
Había cogido un local como taller, y aunque funcionaba bien la costura está muy mal pagada. En plena crisis la gente no se planteaba hacerse un traje de flamenca, es algo de lo que se puede prescindir, así que salía adelante con los arreglos que iba haciendo, o confeccionando trajes para grupos de baile, pero aquello tampoco era lo que yo había soñado. En otras provincias se valora más el trabajo que tiene un traje, aquí no se le da tanto valor. Es una pena, porque detrás de cada vestido hay muchas horas de trabajo. Hacía de todo porque tenía que pagar la hipoteca y mis hijos tenían que comer. Cuando lo estás pasando mal, al final coges todo lo que te venga, da igual que sea un trajecito de pastora que un dobladillo, un traje de fiesta o cualquier disfraz.
Pero estuviste a punto de dejarlo todo….
Las modistas trabajamos a deshoras, fines de semana, festivos… Cuando comencé con este proyecto mis hijos eran muy pequeñas. En todos estos años no les he podido ni dedicar un solo día, ni siquiera para ir a la playa en verano. Así que llegó un momento en el que me estaba planteando en demasiadas ocasiones si tanto sacrificio y renuncia merecían la pena. Eran jornadas interminables y parecía que mi sueño corría delante de mí, que hiciese lo que hiciese no llegaba. Me puse octubre del año pasado como fecha límite para tomar la decisión.
Y en ese momento aparece el Premio de la Fundación Cajasol, ¿qué te animó a presentarte al certamen con lo desanimada que estabas?
Pues lo estaba pasando muy mal, pero había dejado el local donde estaba en ese momento y en el que pagaba un alquiler muy alto, así que en ese sentido estaba más tranquila y me marido me animó a que lo hiciese. Aunque cuando me enteré de la convocatoria faltaban solo dos semanas para que se acabase el plazo, algo me llevó a presentarme. Tuve la sensación de que era mi momento, de que algo me estaba diciendo que no me rindiese, y en muy poco tiempo preparé los bocetos de la colección y un proyecto de cómo sería mi empresa, que es lo que solicitaban.
Y quedaste finalista y ganadora… Esta vez el esfuerzo sí mereció la pena.
Me llamaron para comunicarme que había sido seleccionada y que en el plazo de una semana tenía que confeccionar uno de los 10 bocetos que había presentado. Tras eso quedamos ocho ganadores de toda Andalucía.
Gracias a eso he estado yendo todas las semanas a Sevilla a ampliar mi formación y he tenido la oportunidad de conocer el taller de Lina, una diseñadora de moda flamenca bastante reconocida que le hizo trajes a Lola Flores, Carmen Sevilla, Juanita Reina y la Duquesa de Alba. Está siendo una experiencia muy positiva, y más cuando ha llegado en un momento en el que estaba a punto de tirar la toalla. El 21 de febrero realizamos un primer desfile de nuestros diseños en la sede de la Fundación Cajasol y unos días después desfilaré aquí en FIMAF Málaga. Tendré todo el año para preparar mi colección para desfilar como profesional en la edición de SIMOF de 2019. Estoy entusiasmada y espero que esto sea ese impulso que necesitaba para llegar adonde quiero llegar y dedicarme a lo que me apasiona. Es una puerta que se me abre, una oportunidad.
¿Cómo era la colección que presentantes al certamen?
Lleva por nombre “Siénteme” y está protagonizada por la combinación de tejido vaquero y las aplicaciones de encaje blanco. De los diseñadores seleccionados, algunos han elegido varios colores o modelos pero yo me he enfocado en hacer los 10 diseños con esa línea común.
Mi colección es sólo una muestra, hago trajes a medida y personalizados. A todo el mundo no le queda bien lo mismo.
¿Estás ya preparando la colección?
Sí, entre semana sigo con mis encargos para sacarme un pequeño sueldo y los fines de semana lo dedico a la colección. Pero ahora es todo distinto. Siento que sí tengo cerca el cumplir mi sueño.
Siempre nos gusta pensar que el esfuerzo tiene su recompensa, aunque haya días en que no le encontremos sentido a tanto sacrificio y las fuerzas flaqueen. Cada paso en el camino va forjando nuestra trayectoria, perfilando nuestro rumbo. Pero hay que dar el paso y abrir muchos los ojos para no dejar pasar ninguna oportunidad.
Redacción: Ana Porras y Esther Lara Fotografía: Lorenzo Carnero
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Precioso reportaje. Me gusta la forma de escribir de Esther Lara. Pone pasión. Se siente. Buen trabajo a todo el equipo!
Cada que veo un reportaje como este me anima a seguir yo también en la lucha, y mas cuando somos mujeres y madres. Gracias Esther por escribir reportajes tan realistas.