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Ana Rufián y Manuel García, reporteros a pie de calle en plena crisis del Coronavirus

Ana Rufián y Manuel García, reporteros a pie de calle en plena crisis del Coronavirus

Nunca, ni en nuestras peores pesadillas, hubiésemos imaginado vivir algo así, una crisis de esta magnitud en la que se nos obliga y se nos pide por responsabilidad que nos quedemos en casa. Aunque el confinamiento esté siendo duro, y solo llevamos unos días, también es duro tener que despertar cada mañana y saber que tu salud y la de los tuyos va a estar en riesgo por prestar un servicio a la sociedad. Mientras unos hemos hecho nuestro el lema #YoMeQuedoEnCasa, otros muchos, han tenido que hacer suyo el #YoNoPuedoQuedarmeEnCasa  Ellos son los que más nos insisten que por el bien de todos no nos movamos de nuestros hogares.

Es el caso de reporteros y gráficos que día a día siguen saliendo a las calles para contarnos qué está pasando, qué se está viviendo en nuestras ciudades  y tomar el pulso a la actualidad. Si es cierto que la vocación y la responsabilidad profesional van por delante, a estas alturas, también es cierto que no pueden evitar sentir miedo y pensar  en la responsabilidad que tienen hacia sus familias. La sombra de un posible contagio les acompaña. Se protegen siguiendo las medidas recomendadas por Sanidad, pero aún así siguen en contacto con otras personas. 

 

Ana Rufián cada tarde se cuela en nuestras casas a través del televisor. Es reportera de Andalucía Directo de Canal Sur TV. Si normalmente cuando la vemos se caracteriza por mantener siempre su sonrisa, estos días, como a todos, le puede la preocupación por la situación en la que estamos. Ella es la cara que conocemos e identificamos, pero junto a ella va su compañero Manuel García, cámara. Ana es la que contesta mayoritariamente a nuestras preguntas, aunque Manuel participa también. Ana tiene claro que el testimonio de Manuel es igual de importante que el de ella. 

Si unas veces están completamente solos a la entrada de calle Larios, con la via desierta detrás, otras veces están en colas de supermercados, aeropuertos o mercados. Después, cuando vuelven a casa, tienen que cargar con el peso de ser un foco de contagio para sus parejas e hijos. Aún así, ahí siguen, al pie del cañón. Ellos no reciben aplausos en los balcones, pero tanto Ana como Manuel forman parte de ese amplio colectivo de profesionales que en estos días no se pueden quedar redactando una noticia desde casa. Desde aquí, compañeros, nuestro aplauso más absoluto. Gracias por vuestra labor. 

Ana, ¿cómo estás llevando tener que ir a trabajar estos días?

Al principio me lo tomé como reportera que soy y a la que le corre la actualidad por las venas. Era como una necesidad estar trabando e informando, pero conforme van pasando los días vas viendo menos gente en la calle, y te vuelves más consciente de que por las características de tu trabajo te está llevando a sitios que son posibles focos, o lugares donde hay muchísimas personas concentradas como el aeropuerto, las colas a las puertas de los supermercados, o las puertas de un hospital.

Por un lado, todo eso forma parte de ser periodista, pero por otro lado, también soy humana; así que lo llevo con cautela y como puedo, sinceramente.  

¿Habéis tomado medidas de autoprotección?

Lo estamos intentando. Hacemos todo lo que nos dicen. Llevamos mascarillas, llevamos guantes, el hidrogel, nos lavamos muchísimo las manos, protegemos los equipos, desinfectamos todo lo que podemos, intentamos mantener las distancias, pero a veces es complicado por las mismas características de nuestro trabajo.

¿Cómo se están viviendo en casa que estés trabajando y en la calle?

«Lo están viviendo con la preocupación»

Como pueden. Mi niña tiene 5 años y todavía no es muy consciente, sabe que mami trabaja en la tele y tiene que contar todo lo que pasa, así que lo tiene asumido. Mi pareja lógicamente, que es periodista también, pues con preocupación pero lo entiende. 

Mi familia es la que me pregunta más, mi madre, mis hermanos… Ellos lo están viviendo con la preocupación lógica de saber que, a pesar de que todas las autoridades dicen que nos quedemos en casa, mi trabajo es el que es y no se puede hacer tal y como está planteado desde casa, es muy difícil. 

¿Tienes miedo en algún momento a infectarte? 

«El miedo que tengo es el de poder contagiárselo a otras personas»

Pues prácticamente ya he asumido que antes o después, y no solo yo, sino alguno de mis compañeros, pasaremos el coronavirus. No es que seamos pesimistas, es que las informaciones que tenemos aseguran que un gran porcentaje de la población se va a contagiar y nosotros estamos todo el día en la calle. ¿Tengo miedo? Creo que soy una persona a priori sana, que lo debería pasar sin más complicaciones, el miedo que tengo es el de poder contagiárselo a otras personas, y sobre todo a las que más me importan, que son mi familia como mi pareja y mi hija, que junto a mis compañeros de trabajo son con los que más contacto tengo. 

 

¿Cómo se comporta la gente con vosotros?

Pues a priori bien. Nos estamos encontrando a más gente de la que deberíamos ver en algunos lugares. La gente nos reconoce y nos identifica, nos ven cada día en sus casas. Nos dan las gracias porque se siguen sintiendo acompañados e informados cada tarde gracias a Andalucía Directo. Son conscientes de que estamos haciendo una labor de servicio público. 

¿Estáis viviendo anécdotas curiosas estos días?

Pues sí, sobretodo el domingo pasado me llamaba la atención encontrar todavía extranjeros que seguían paseando por la ciudad como si no pasase nada, que nos sonreían… Pero lo que me parece más bonito es la empatía que se está generando entre los que tenemos que seguir trabajando porque nuestra profesión nos obliga a ello. Esas miradas de mutuo apoyo que nos cruzamos a diario por ejemplo con los policías que están en las calles… Eso es emocionante, saber que estamos unidos y que todos estamos haciendo un esfuerzo. 

Ana y Manuel

Ana, a diferencia de los redactores de prensa, siempre necesita de un cámara al lado para poder comunicar.En este caso quien le acompaña es su compañero Manuel García. El desánimo y el miedo al contagio son inevitables en algunos momentos. Manuel, como Ana, no puede evitar sentirse preocupado: “Claro que los nervios y la preocupación están presentes, seguimos trabajando en lugares abiertos, con gente, a pesar de que tomamos medidas de protección. Lo llevamos como se puede”.

Para Manuel, igual que para Ana, el mayor miedo es poder contagiar a alguien de su familia: “Estas volviendo a casa después de estar todo el día por ahí de paseo, de un lado para otro trabajando, entonces te asalta la duda de si los estarás poniendo en riesgo. Si está bien lo que estás haciendo”.

Los días van pasando y además de coronavirus, tenemos otro enemigo con el que luchar y que cada día se va haciendo más fuerte, el desánimo. Los afortunados que podemos trabajar desde casa, desde aquí os mandamos un abrazo fuerte, todo nuestro cariño y nuestra más profunda admiración. Sea extensivo este reconocimiento a todas las Ana y todos los Manuel que en esta crisis nos informan desde las calles.

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