Estás leyendo
Sara Gili

Sara Gili

Malagueña nacida en Lérida. Así se siente Sara Gili. Llegó a Málaga para sumergirse en una aventura que la llevaría a encontrarse con ella misma y con unos sueños que no sabía que dormían en su interior. Le dijeron que estaba loca por seguir a su corazón y la llamada de un amor que la hizo recorrer toda España. Pero metió su locura en la mochila, sus ganas de ser feliz y lo poco material que tenía y se arriesgó. 

No tuvo una infancia fácil. La vida le mostró entonces en una clara fotografía todo lo que ella no quería ser en su edad adulta. Y alejarse de aquello encaminó sus pasos en un viaje que la ha llevado a ser quien es, a ser una mujer que tiene la vida que deseó, una antítesis de lo que la rodeó en su pasado. Prefiere equivocarse a quedarse con la duda de qué hubiese pasado. No tiene miedo a los errores, le da más miedo dejar pasar un tren que está pasando a su lado. Es una mujer valiente. 

 

Sara es una enamorada de Málaga y del carácter de los malagueños. De ahí nació la idea de crear la revista trimestral “Ciudad con Alma”. Un proyecto que les apasionaba tanto a ella, como a su pareja, Jesús. Ninguno de los dos son periodistas, ni tenían experiencia en el mundo editorial, pero supieron rodearse de un buen equipo y lo sacaron adelante con mucha ilusión, con muchas ganas y empeño. 

El éxito profesional les llegó tras una época en la que todo se pintaba en gris. Los echaron de sus trabajos, dos proyectos fallidos, y cada vez menos dinero en la cuenta, dos hijas pequeñas y ningún familiar en el que poder apoyarse. Pero a base de trabajo le pusieron color. 

Sara sabe lo que es ir a una reunión de trabajo con sus niñas. Y bien orgullosa está de ello. Dar visibilidad a nuestros hijos es quizás una de las cuentas pendientes que nos queda a las madres profesionales. 

Sara me cuenta muchas cosas durante esta entrevista con las que me siento muy identificada. ‘Ciudad con Alma’ y ‘Yo Soy Mujer’ nacieron muy cercanas en el tiempo, además también tuve hace unos años una revista en papel. Así que el café con Sara fue un café edulcorado con muchas cucharadas de empatía. 

Sara está en el momento más pleno de su vida. Tras la revista llegó el Grupo Plumamágica, la editorial y la agencia de comunicación y publicidad. Está viviendo un momento dulce, aunque sufre con el conflicto catalán. Se siente catalana, se siente española y se siente muy malagueña, la ciudad en la que nació la verdadera Sara, la ciudad que le dio esa felicidad al alma. 

Sara, ¿cómo conociste a tu marido?

Había estudiado administrativo y estaba trabajando en una empresa de aluminios y persianas. Un amigo me lo presentó a través de internet, se empeñó en que tenía que conocerlo. Me puse a hablar con él y me pareció un chico muy majo. Cuando llevábamos tres meses hablando me dije que lo tenía que conocer en persona, así que bajé a Málaga y fue un flechazo.

Me di cuenta de que era una persona que encajaba muy bien conmigo y que nos complementábamos muy bien, y entonces tuve claro que lo quería como compañero de viaje.

Recibí muchas críticas tanto de mi familia como de mis amistades porque sólo lo conocía de internet y del teléfono. Pero a los dos meses de conocerle en persona cogí mis bártulos, dejé mi trabajo y mi vida en Lérida y me vine a Málaga a vivir. Me decían que no lo conocía, que podía ser un psicópata. Yo solo pensaba que podía encontrar esa felicidad que nunca había tenido y que lo peor que me podía pasar es que me tuviese que volver. Pero todo el mundo me tachó de loca.

En realidad acerté. Tengo dos hijas maravillosas, mi marido es el mejor compañero que puedo tener, le que quiero muchísimo, y me he encontrado con una ciudad que me ha hecho cambiar totalmente.

¿Cómo fue tu llegada a Málaga?

Me vine por amor, pero tuve la gran suerte de que además me enamoré de Málaga. Cuando llegué aquí y vi este clima, esta luz, la gente, la cercanía, la ciudad que además está preciosa, me dije que de aquí ya no me iba.

El malagueño a mí me ha cambiado mucho, la ciudad en sí me ha cambiado. Tengo recuerdos de estar en la parada del autobús y que se me acercara alguien y me hablara. Yo miraba para el otro lado como diciendo: «Perdona, ¿me habla a mí? Si no la conozco, señora». Y ahora soy yo la que está en cualquier sitio, en la cola de un supermercado, y entablo conversación con la señora de delante.

Es un carácter que se te pega, te cambia. Yo la felicidad la he encontrado aquí, por eso me siento malagueña. Porque es donde he crecido tanto interiormente como profesionalmente.

¿Tú marido qué hacía en aquel momento?

Estaba trabajando en un estudio de arquitectura. En el que estuvo durante 26 años.

 

¿Encontraste trabajo al llegar?

Estuve trabajando durante un par de años en una empresa de encofrados, estaba en recepción y administración. Al mes de quedar embarazada murió la madre de mi marido. Yo no tenía a nadie aquí que me cuidara a mi hija, entonces tenía que pedir una reducción de jornada, me dijeron que no y me echaron. Después tuve a mi otra hija y al mes de quedar embarazada se murió mi madre, entonces fue cuando decidí no tener más hijos. La próxima era yo…(Lo dice medio en broma medio en serio)

Después tuvimos, yo diría la buena suerte, de que en 2013 echaran a mi marido. Aunque en un principio parecía el fin del mundo, con dos niñas pequeñas, en plena la crisis… Y ahí nos reinventamos. Decidimos que íbamos a hacer algo que realmente nos gustase, que íbamos a dejar de trabajar para los demás. Además, en plena crisis y con nuestra edad era complicado. Mi marido tiene cincuenta y un años, tiene diez años más que yo.

¿Qué montasteis? 

Pues mira, primero montamos haztutrueque.com, que era una plataforma de compraventa, intercambio y regalo. Vendría a ser como un Segunda mano o un Mil anuncios pero con más cosas, pero fue un total fracaso. Ahí pagamos todas las novatadas, eso fue un desastre, lo hicimos fatal, nos equivocamos en todo.

Después hicimos Codeser. Que es un comparador de servicios, en el que se aúnan todos los servicios en un solo portal, tanto si necesitas una peluquería como un taller mecánico, como cualquier cosa que necesites lo podías encontrar, y en un solo clic saber en qué precio se movía.

La gente es muy tecnológica pero no está acostumbrada todavía a pagar servicios en Internet. Parece que todo lo que es Internet, tiene que ser gratis, y eso no es así. Tiene que haber una reeducación porque hay mucha gente que se dedica a trabajar a través de Internet, y tienen que comer y tienen que cobrar. Ahí se tiene que hacer un cambio de perspectiva porque lo que está en Internet no es gratis, tiene un precio.

Después, estuvimos con Málaga Option, que fue una consolidadora de empresas e hicimos un programa de nueve meses, fue muy bonito y cogimos mucha experiencia. Fue todo un éxito porque la gente salió encantada de ese programa, pero tenía poca vida porque la gente tampoco paga. Había que mantenerlo a través de ayudas y subvenciones,  y nosotros estábamos metidos en el mundo empresarial y queríamos ganar dinero con nuestro trabajo sin depender de eso.

Así que el hacer algo que nos gustase pasó a querer hacer algo que nos apasionase.

Y supongo que mientras la indemnización que le dieron a tu marido se iba desintegrando…

Claro, totalmente, era ir a contrarreloj. El hecho de tener dos hijas no es gratuito. En todo lo que te estoy contando hay muchas noches sin dormir, mucha angustia y hay mucha preocupación por el día de mañana. En ese tiempo también aprendí a gestionar el estrés, crecí como persona interiormente y egoístamente. Aprendí a cuidarme, a saber respetarme, a saber ser feliz, y a no preocuparme por lo que no puedo solucionar.

¿Y no crees que eso tiene que ver mucho también con la maternidad y a la edad?

Sí, totalmente de acuerdo, todo es un proceso.

Cuando tienes 15 años quieres luchar por todo y estás en contra de todas las normas, quieres cambiar el mundo y después, vas avanzando y y vas cambiando poquito a poco, te vas asentando un poquito, sientas más la cabeza.

Te crees que ya eres madura, pero todavía no lo eres, y ya cuando pasas la barrera de los 30, ahí vas haciendo ya tu personalidad realmente, ahí vas madurando. Vas pensando qué es lo que realmente te gusta y lo que no. Una de las cosas que me costó muchos disgustos en mi vida es aprender a echar de mi lado a personas tóxicas. Yo era como el amparo de todas las personas tóxicas del mundo habidas y por haber. Quería ayudar a todo el mundo.

Pero cuando esas personas tóxicas están muy cerca, incluso son familiares, te pueden hundir, se te llevan por delante. Aprendí a decir: «Hasta aquí, me da igual que seas mi padre”. Llega un momento en que eres una persona muy tóxica para mí y me haces mucho daño, no me aportas nada, y voy a aprender a que vas a quedar a un lado. Yo lo he hecho.

Todo aquello, incluso los errores que habíamos cometido nos han servido de mucha experiencia, y los repetiría, porque sin ellos no habría aprendido todo lo que sé. Entonces decidimos que íbamos a hacer una revista para Málaga, una revista para el malagueño, para el que ha nacido aquí o el está viviendo aquí se re-enamore de Málaga. Muchas veces por el hecho de haber nacido aquí no valoras lo que tienes, y yo que vengo de fuera me parece maravillosa Málaga. Quería de alguna forma traspasar ese sentimiento a la gente que leyera la revista. Yo nunca había hecho una revista.

 

¿Tu marido tenía experiencia en el tema editorial?

No, nada, tampoco. Eso era un hándicap para nosotros. No somos periodistas, no hemos trabajado nunca en nada relacionado con los medios, pero lo que son las cosas, cuando tiene que ser es y se nos alineó todo un equipazo alrededor. Francis en maquetación, Princesa en redacción, los fotógrafos, Antonio Hurtado…Era el momento. Nos pusimos a ello, aunque nos costó muchísimo sacar la primera.

Porque además es un comienzo a puerta fría y sin nada que enseñar al posible anunciante…

Sin nada. Yo llevaba una revista en blanco para que se vieran las calidades, porque  siempre presumo de que mi revista es de mucha calidad. Lo único que tenía era el logotipo en la portada «Ciudad con alma».  Vender eso era como vender humo, porque no les podía enseñar ningún otro número anterior, ni les podía decir cómo era.

En aquel momento además estábamos saliendo mínimamente de la crisis…

La gente todavía estaba con: «Si tengo dos duros tengo que ahorrarlos porque si me los gasto y mañana esto todavía no acaba de reflotar ¿qué pasa?”… «. Era un momento muy crítico, nos costo muchísimo, pero fue una satisfacción tremenda. El día de la presentación que la hicimos en los Baños del Carmen, estuve todo el día con con la sonrisa encajada. No podía parar de sonreír. Parecía que me había dado un aire. Cuando me acosté aquella noche le dije a mi marido:» Ay nene, yo tengo resaca de éxito».

Qué bonito, Sara.

Me sentía victoriosa. El haber conseguido sacar la revista con lo que nos costó. Tú sabes de lo que te hablo, Ana. Es esa sensación de satisfacción, de orgullo, de somos un equipo… Fue lo más bonito, la verdad.

Y en aquel momento de Sara ser una desconocida, Sara empieza a brillar, empieza a conocerte Málaga y empiezas a estar en todas partes…

Bueno, a estar en todas partes sí. Yo creo que el tema de brillar no es brillo, es cariño. Yo no siento que brille, pero si siento que la gente me tiene cierto cariño. También es recíproco, al final no dejamos de ser espejos y cuando tú quieres que alguien te trate bien, tú primero has tenido que tratar bien. Y nosotros es algo que hemos tenido siempre muy en cuenta, es precisamente el alma de las cosas y eso se tiene que notar. Entonces, ese cariño sí que lo siento, lo he sentido y espero seguir sintiéndolo por parte de la gente.

¿Cómo es la evolución de la revista? Supongo que la revista también te va dando a conocer a gente distinta y va ampliando vuestro círculo…

Nos gusta estar en casi todas partes porque es donde realmente conoces gente y puedes seguir avanzando. Si no estás no existes, tú también de eso sabes mucho… La evolución es ir a todos lados, es que la gente hable de ti, ya no solamente lo que tú puedas decir o explicar. La revista es para que te enamores de Málaga, es un sentimiento, no es solamente un papel, si no que los que han salido con publicidad en la revista hablen bien de ella porque les ha funcionado y que la gente les diga que ha visto su reportaje o su entrevista.

Empezar de cero es muy difícil, pero una de las cosas más importantes esa sido la distribución de la revista. De hecho, yo he estado haciendo la distribución de la revista con mi carretilla de esas de obreros cargada de cajas. Si la distribución no estaba bien hecha, no llegaba a la gente a la que yo quería llegar. Son 7 mil revistas y tienen que estar en todas partes. La distribución se ha hecho muy bien y ha sido una progresión como muy rápida, y todo eso da mucha satisfacción porque es señal de que el trabajo está bien hecho.

 

¿Qué edad tiene tus hijas ahora mismo?

La pequeña tiene 6 años y la mayor 9.

O sea, que todo este proceso lo vives con tus hijas muy pequeñas…

Y sin nadie aquí para ayudarme. Eso me ha llevado a que a veces he tenido que ir a reuniones con mis hijas. Y habrá quien diga que eso es muy poco profesional. Estamos de acuerdo, lo que tú quieras, pero también es conciliación.

Mis hijas no hacen un ruido. Las sientas en una mesa, les das un papel y no existen. Si yo viera en algún momento alguien que me pone una mala cara, un mal gesto, porque he tenido que ir con mis hijas, cuando para mí lo son todo, son mi fuerza para levantarme cada día, son lo que me empuja a seguir luchando, a querer seguir creciendo, a darles un futuro mejor… Entonces, el que no acepte esa situación que yo tengo, para mí no tiene alma y por tanto tampoco necesito que salga en la revista, te lo digo así.

Sin embargo, si eso lo hiciese un hombre sería un pedazo de padre…

Es que tenemos que seguir luchando. Es cierto que hemos ganado mucho, que estamos en una posición que nos estamos haciendo un huequecito, que no se nos olvide que es un hueco pequeño. Ahora se está empezando a ver mujeres que están en una posición que antes era impensable. Si no hubiese sido por las feministas que comenzaron por esa lucha por la igualdad- y todavía se confunde el feminismo con el hembrismo- no votaríamos, no podríamos ir con una falda más o menos corta, no podríamos tener una cuenta en el banco, no podríamos estar tú y yo aquí solas tomando un café…

Esa lucha tiene que seguir, porque todavía no hemos llegado donde podemos llegar. Te vas a la Universidad y la mayor parte de alumnos, son alumnas. Te vas a una empresa y la gran Junta Directiva esta formado por hombres. Nos merecemos el reconocimiento de todo lo que estamos haciendo. Yo no quiero que mis hijas vivan el día de mañana con el machismo que hay hoy en día, porque sigue habiendo machismo. Yo iba a dar charlas de igualdad en institutos y me he quedado alucinando de lo cazurros que son algunos y algunas, que es lo peor.

¿Por qué dabas charlas de igualdad?

Pues porque estaba de voluntaria en una asociación y daban charlas de igualdad. Ya te he dicho que soy feminista y creo en ello. Tengo dos hijas que quiero que el día de mañana vivan mejor,  y el mejor ejemplo se lo damos en casa.

En casa nos repartimos todas las tareas. Yo odio fregar los platos, no sabes cómo, no soporto fregar los platos, me da ansia, no quiero fregar los platos, entonces, yo hago la comida y mi marido friega los platos. Mi marido pone la lavadora, tiende la ropa y yo plancho. El que se levanta por las mañanas y nada más levantado hace las camas es mi marido, mientras yo me doy una ducha. El día de mañana cuando alguien quiera decirle a mis hijas «¿cómo es que la comida no está hecha?», o «traeme unas zapatillas», mis hijas no van a pasar por ahí, porque han visto que a su padre no se le han caído los anillos ni le ha pasado nada por quitar el polvo o por fregar. La Igualdad hay que fomentarla desde casa. Pero desde casa todavía está muy arraigado el que la mujer tiene esos roles de que todo lo doméstico tiene que hacerlo ella.

Volviendo a lo profesional, hay un momento en el que se cruzan Lucía Miralles e Influencer en tu vida ¿Cómo los conoces?

Bueno, yo es que a Lucía ya la conocía de AMUPEMA. Ella también formó parte de Málaga Option mediante uno de los cursos de hablar en público. Siempre hemos tenido una buena relación. Cuando comenzó con lo de Influencers me lo explicó y dije que lo quería hacer. Hay un antes y un después en mi vida. Ayuda muchísimo.

 

¿Y ahí nace la editorial?

No. Después de nuestra revista salió un magazine cultural que se llama ‘Talentos de Málaga’. Jesús, mi marido, fue a la presentación y conoció a su director Miguel Angel Magnani e hicieron muy buenas migas. Decidimos que podíamos hacer algo juntos.

Nosotros nunca vemos a la gente como competencia, yo creo que si todos colaboráramos con todos nos ayudaríamos mucho y podríamos llegar más lejos de lo que lo hacemos solos.  Así que hicimos una sección conjunta que se llama ‘Talentos con alma’.

Después de eso surgió el abrir la editorial. Málaga, por ejemplo, es la ciudad en la que los escritores más se auto publican más de toda España. Los números salían y vimos que lo podíamos llevar a cabo. Así nació Plumágica Grupo Editorial.

Como ya teníamos todo el equipo necesario decidimos ampliar y creamos una una agencia de comunicación y publicidad, que forma parte del grupo y es Holograma comunicación y publicidad. En Holograma estamos llevando la comunicación a Asunta Serna, que es algo que nos da un impulso tremendo.

Ya hemos publicado el libro de Lucía Miralles “La fábrica de las presentaciones” y estamos trabajando en más.

Sara, con tanto trabajo has delegado la dirección de la revista en Carmen Romera…

Sabes que la revista requiere mucha dedicación. Empezaba a estar muy agobiada, no llegaba, y no estaba dispuesta a cerrar. Así que tenía claro que tenía que delegar. Cuando la conocí supe que era ella la persona. Y nada más incorporarse teníamos la gala.

Creo que es encantadora, apasionada, tiene dedicación y actitud, que es más importante incluso que la aptitud.

¿Cómo estás viviendo todo lo que está pasando en Cataluña?

Fatal. Muy mal. El tema de Cataluña me resulta muy vergonzoso. Tengo amigos y familiares que una parte de ellos son totalmente independentistas, y es como que les han comido la cabeza.

Siento que no estoy dando realmente la cara por España. No paro de leer comentarios en los grupos de Whatsapp, en Facebook, y son comentarios injustos. Y quieres decirles lo que piensas, pero tampoco te puedes meter en conversaciones interminables en que lo único que van a hacer es atacar. No tengo tiempo ni ganas.

Es que es lo que te decía, no quiero gente tóxica. Porque ellos piden respeto pero ellos no respetan. Me he propuesto no entrar al trapo aunque a veces tenga que contenerme.

Yo no soy menos catalana que ningún catalán independentista, adoro mi tierra, la adoro, pero me da mucho coraje lo que está pasando. A veces cuando me preguntan de dónde soy prefiero decir que soy del norte. ¿Por qué me tengo que avergonzar yo de mis orígenes, porque a cuatro cabestros se les haya puesto a ellos en las narices? Es que están haciendo mucho daño al pueblo catalán, a ellos mismos y no se dan cuenta. Mis amigas no independentistas que están allí lo están pasando fatal. Me produce mucha tristeza todo esto.

Sara, ¿cómo definirías el momento de tu vida en el que te encuentras?

Quedará muy pedante, pero yo me encuentro en el mejor momento de la vida. Me siento una persona querida, tengo una unidad familiar que es muy pequeñita porque somos mi marido y mis dos hijas, pero siento una estabilidad tremenda que me hace sentir muy bien, me hace sentir que he hecho algo muy bonito. Yo vengo de una familia muy desestructurada, así que tener una familia tan bonita y unida me aporta muchísimo.

Socialmente tengo muy buenas amistades y me siento muy acompañada, tengo un reconocimiento profesional que me hace sentir que he crecido muchísimo, que he aprendido muchísimo, aunque me queda mucho por aprender. Supongo que seguiré cometiendo aciertos y errores pero es que la vida es eso.

Sara disfruta del camino y del aprendizaje. Estoy con ella que en ese camino tenemos que estar unidos para poder avanzar. Un placer compartir con ella esta charla y haberla conocido un poquito más. Te deseo muchos éxitos Sara, estoy convencida de que vendrán más. 

Sara Gili

Directora en Plumágica Grupo Editorial 

Facebook Ciudad con Alma     Instagram    

Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com

Ver comentarios (0)

Publicar un comentario

Your email address will not be published.

Ir al principio