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Azahara Margon: «Solo soy una tipa común en circunstancias extraordinarias»

Azahara Margon: «Solo soy una tipa común en circunstancias extraordinarias»

Son las 3 de la tarde en España y las 9 de la mañana en Nueva York, donde vive Azahara Margon. Coincide que en los dos lugares es la hora perfecta para tomar un café y en eso quedamos, en tomarnos un café juntas a casi 6 mil kilómetros de distancia. Lo que van a ser unos minutos de entrevista se transforman en casi una hora y media. Puntual, en la pantalla del móvil nos encontramos por primera vez cara a cara. Enseguida Azahara, con su forma de ser y su naturalidad, rompe esa barrera de cristal. Aparece con un jersey de cuello vuelto gris, con la cara lavada y casi despeinada. Su sonrisa, su forma de hablar y gesticular, su ‘ser graciosa’ sin pretenderlo, me hace ser consciente de por qué esta joven malagueña está viviendo la aventura que está viviendo.

Nadie le ha regalado nada, pero tiene esa actitud y esa personalidad arrolladora que te engancha y te enamora. De ella ha dicho Julio Iglesias que tiene estrella y Antonio Banderas, solo con conocerla, supo que era una joven con muchas posibilidades de triunfar en las artes escénicas. Pero, ¿quién es Azahara Margon? Lo vais a descubrir vosotros a través de esta entrevista. Solo lamento una cosa, no tener grabada en vídeo la conversación y poder compartirla. Confío en ser capaz de transmitir nuestro encuentro virtual. 

Azahara tiene 30 años, pero en su vida caben muchas vidas y con ella se podría grabar fácilmente una película que parecería ficción aunque estuviese basada en hechos reales. Nadie pensaría al ver su Instagram que su origen es humilde y sencillo. Algo de lo que no se olvida y por lo que se siente aún más afortunada de estar viviendo lo que está viviendo. 

Hija de Antonio, Guardia Civil, y de Pilar, ama de casa, se crió en la Comandancia de Málaga. Allí, entre uniformes verdes llegó a creer que su camino iría por vestirlo y seguir los pasos de su padre. Ese era su objetivo tras terminar bachillerato: ingresar en el cuerpo y ejercer de Guardia Civil. Aunque a escondidas soñaba con otro tipo de vida y jugaba a ser una gran artista que recogía premios por su interpretación. Con eso soñaba, pero solo eran los sueños de una niña que vestida con un kimono tenía puesta las vistas en la próxima competición de kárate. Ha sido 13 veces campeona de España en esta disciplina. De ahí, posiblemente, su capacidad de lucha y entrega, su disciplina y su capacidad de reconocer que las victorias llegan tras mucho entrenamiento y trabajo. Repite de manera continuada que nadie te regala nada, lo tienes que demostrar. 

  El destino le tenía preparada una sorpresa y esa vida que proyectaba ante el espejo cada vez es más real.  No, no iba a pasar sus días en Comandancias y cuarteles, iba a pasar los siguientes años de su vida en mansiones de lujo, codeándose con algunos de los grandes nombres del ‘show business’ a nivel internacional. Llegar hasta ahí es fruto de muchas cosas, pero sobre todo de la magia que supone estar vivo y querer disfrutar de la experiencia de estarlo. 

 

Tras terminar Bachillerato, Azahara hizo lo que le tocaba y lo que siempre se había esperado de ella, incluso ella había creído que era eso lo que quería. Quería ingresar en la Guardia Civil y como hija del Cuerpo, se fue un año al Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro donde se preparó para superar las oposiciones. Pero llegó la crisis -año 2011- y se redujeron notablemente las plazas previstas para acceder. Con la nota que sacó en la convocatoria anterior hubiese quedado entre las 50 primeras, pero en esa ocasión, se quedó fuera. Su mundo, lo que tenía planeado, se vino abajo. Ni siquiera se sabía cuándo se volverían a convocar nuevas plazas. Aquel revés que la sumió en un profunda crisis personal, ahora con el paso del tiempo, lo percibe como una bendición. Pero entonces no fue así. Volvió a Málaga con cierta sensación de fracaso, de haber defraudado a sus padres y con una pregunta en la cabeza: “ Y ahora, ¿qué?”.

Azahara durante su estancia en Valdemoro

Se refugió en el deporte y en unas clases de interpretación que se impartían en el Soho y de las que le había hablado un amigo. Un aprendizaje que compaginó con un trabajo en un centro comercial. No podía quedarse de brazos cruzados mientras tomaba la decisión de qué quería hacer con su vida. La respuesta le llegó de su profesor de interpretación que viendo su potencial le animó a presentarse a las pruebas para acceder a la Escuela de Arte Dramático, una carrera que ella no sabía ni que existía. 

La jovencita que iba a ser Guardia Civil como su padre y su hermana decidió que cambiaba el tricornio por subirse a un escenario y ser actriz. El resto de esta historia, la suya, es fruto de la casualidad, la causalidad, del plan que tenían los astros, o de estar en el sitio indicado en el momento adecuado. Sea como sea, como decía al principio, lo que está viviendo no es más que mérito suyo y de ese carácter que tiene. 

Cuenta entre sus amigos con personalidades como Julio Iglesias y Antonio Banderas. El primero es pura inspiración para ella, el segundo le recuerda continuamente que la felicidad está en los pequeños momentos compartidos con las personas adecuadas, nada que ver con lo material. De los dos destaca que le han hecho creer en ella.  A Miranda la considera como una segunda madre, y es de las personas a las que más respeta y más agradecida está. Al hablar de ellos me pide continuamente que no me centre mucho en ellos en la entrevista, porque aunque para los demás sean celebrities para ella son personas a las que quiere mucho y que forman parte de su día a día. Quiere huir del sensacionalismo que eso pueda causar. 

Ahora, aunque su vida se desarrolla en escenarios maravillosos, sigue quedando mucho de aquella Azahara que jugaba en el patio de la Comandancia. Y si alguna vez le da por olvidarlo, ahí tiene a su madre para bajarla de las nubes y que vuelva a pisar tierra firme pero sin renunciar a sus sueños. Se pellizca a menudo, cuando al despertar ve desde su ventana el Empire State. Camina sin prisa pero sin pausa, formándose para dar lo mejor de sí misma mientras trabaja como asistenta personal y responsable de seguridad de las hijas gemelas de Julio Iglesias, a quienes considera sus hermanas pequeñas. Una vida de película, para una joven fascinante. 

¿Nunca pensaste que querías ser actriz?

Puede que sí, pero no lo veía como una posibilidad. Llegaba a casa de entrenar, hacía los deberes, y me ponía a bailar y cantar delante del espejo. Pero eso no era una opción, ni se me había pasado por la cabeza. En mi casa siempre nos han metido lo de un sueldo fijo y una vida estable. Cuando me enteré que existía la carrera de Arte Dramático se lo vendí a mis padres como algo que hacer y que me iba a puntuar para cuando volviesen a salir plazas para la Guardia Civil. Y por ahí coló, aunque insistieron para que estudiase otra cosa. Eso les sonaba a una locura. Por varios temas que viví por aquel entonces fue una etapa un poco convulsa de mi vida…

Me presenté para acceder a la escuela y lo hice por Interpretación Musical, una vía para acceder para la que había menos vacantes. Parece que me gusta lo difícil, porque solo había 25 plazas para toda Andalucía. -Se ríe-.

¿Pero cantabas bien?

«Cuando me dijeron que tenía la plaza no me lo podía creer»

No desafinaba, me ha encantado siempre cantar. Creí que me quedaría fuera, así que iba sin presión, no tenía nada que perder. En las pruebas me pasó como en las competiciones de Kárate, me vine arriba y las hice con una cara dura impresionante. Terminé subida encima del piano. Cuando me dijeron que tenía la plaza no me lo podía creer. Es cierto que por el deporte tengo mucho control sobre mi cuerpo, pero allí había gente esperando que se lo había preparado mucho. 

Tener esa plaza para la Escuela de Arte Dramático me hizo ver que había un camino nuevo ante mí que tenía que recorrer pasito a pasito. Me gusta ponerme metas cortitas, es la mejor manera de motivarte. Así vivo más feliz. 

Azahara es 13 veces campeona de España de kárate

 

Azahara, pero pasa algo que casi te desvía de ese camino…

Ese verano Julio Iglesias cantaba en Algeciras y fuimos mi madre, mi hermana, la suegra de mi hermana, mis primas, mis tías… Cuando acabó el concierto esperamos para ver salir el coche de Julio Iglesias del recinto. Al pasar me salió saludarlo con el saludo militar. No sé por qué lo hice, pero me salió así. Le hizo gracia y mandó a una persona para decirme que me invitaba junto a mi familia al siguiente concierto que tenía en Marbella en Starlite. (Se parte de la risa) 

«Miranda para mí ahora mismo es como mi segunda madre»

Y allí que fuimos mis padres, mi hermana y yo. Era un 12 de agosto de 2012. Entramos en el camerino y conocimos a Julio, a Miranda y a las niñas. Las gemelas eran muy pequeñas todavía. Tendrían 11 años. 

Miranda no paraba de sacarme conversación, súper simpática. -Miranda para mí ahora mismo es como mi segunda madre- Me invitaron a ir a su casa de Ojén y fui. Pero la sorpresa llegó cuando ya se iban a Miami y me ofrecieron irme con ellos para trabajar, por una parte de seguridad pero también guiando las actividades deportivas de los niños y enseñándoles defensa personal.

Empezaba la carrera en nada de tiempo, por fin tenía claro lo que quería hacer, pero, ¿cómo iba a decirles que no a irme a Miami? Me había criado en la Comandancia, mi padre Guardia Civil, con una vida humilde y de pronto te ofrecen vivir en Miami pero además, vivir en la casa de Julio Iglesias… Pensé, “cojo la maleta y me piro”. Y me fui en septiembre con ellos. 

Un día comiendo en casa, en Miami, salió la conversación de que yo había aprobado para ingresar en la Escuela de Arte Dramático. Estábamos comiendo lentejas, no se me va a olvidar. Y entonces Julio me preguntó que qué hacía entonces allí. Y me dijo que quería verme actuar. Esa noche tenía visita en casa, entre los que se encontraban importantes personalidades. Yo me moría de la vergüenza y pensé que lo había dicho de broma. Pero cuando terminamos de cenar me dijo que lo hiciese, que actuase, y de nuevo me vine arriba. Canté, bailé y fue súper divertido. 

Al día siguiente me dijo que estaba encantado de tenerme allí, pero que por muy Julio Iglesias que fuese, no se quería sentir responsable de que dejase el mundo de la interpretación. Me pidió que lo pensase y lo hice. A las pocas semanas me volví a Málaga para entrar en Arte Dramático y ocupar mi plaza. 

¿Llegaste a tiempo?

Bueno, llegué tarde pero llegué dentro del plazo. 

Azahara, como decías vienes de una familia normal y de pronto te encuentras viviendo en la casa de Julio Iglesias en Miami y en ese entorno. ¿Cómo fue la experiencia?

De pequeña siempre había soñado a lo grande (se emociona y se les escapan lágrimas) pero por la forma en la que me había criado eso no cabía en mis planes. Me habían educado para no arriesgar y yo estaba arriesgando. Y me encuentro que doy ese paso y que estoy con un icono español que me dice que yo tengo estrella… Fue muy fuerte. 

Pero sabes lo más curioso de esa etapa, que mientras estuve esas semanas conviviendo con ellos para mí eran personas normales. Son como nosotros. Son normales. Y eso me hacía sentir aún más afortunada. 

 

¿Cómo volviste a trabajar con ellos?

Durante los cuatro años de carrera seguí con ellos todos los veranos y algunas vacaciones de Semana Santa. Creamos un vínculo emocional e incluso me iba con ellos algún fin de semana largo a Miami o Punta Cana. 

El tercer año de carrera estuve en Lisboa de Erasmus, que me encantó. Y cuando acabé la carrera Julio y Miranda me propusieron volver con ellos a Miami y aprovechar para hacer algún curso de interpretación. Estuve dos años allí.

La verdad es que luego viajábamos tanto que era muy difícil estar matriculada en algún curso. Sí hice algunos estudios de interpretación en el Centro Cultural Español de Miami pero estaba frustrada en ese sentido. Necesitaba desarrollar más esa parte artística. Hasta que una vez en Punta Cana me dio una llorera y decidí hacer un máster de cine en Madrid. Me dieron vía libre para irme y hacerlo. A Julio y Miranda solo puedo estarles infinitamente agradecida.

Decías que Miranda era como tu segunda madre, pero ¿Julio ha sido también un padre para ti?

«Tengo otro padre artístico que es la bomba, Antonio Banderas»

Un padre artísticamente hablando. Él me ha inspirado y me ha hecho creer en mí. Julio comenzó en una cama y en silla de ruedas y nadie apostaba por él. Yo iba para Guardia Civil y terminé estudiando interpretación… El no entrar en la Guardia Civil para mí fue un palo, igual que para él el accidente, pero la vida no quería que fuésemos por ahí. Julio para mí es pura inspiración. 

Y tengo otro padre artístico que es la bomba, Antonio Banderas. 

¿Cómo conociste a Antonio Banderas?

«Yo no voy a pedirle favores a nadie, lo tengo que demostrar»

Pues mientras estaba en Madrid estudiando el máster, uno de mis mejores amigos, Pablo Gonzalo, que es gerente de El Pimpi, me invitó a cenar con un grupito. Y cuando llegué al restaurante estaba Antonio Banderas. Estoy tan acostumbrada ya a moverme en determinados ambientes que aunque vea a alguien famoso, y que yo admire, no me pongo nerviosa; lo trato normal. Pero a Antonio me salió darle un abrazo y decirle lo que lo admiraba. 

Me encantaba porque me hablaba con la Z; malagueño total. Es una persona auténtica. Después de cenar me dio su número de teléfono y me dijo que nos veríamos en Málaga. Pensé que era por quedar bien, porque yo no le había pedido nada. Tengo claro que en este mundo te lo tienes que currar tú. Yo no voy a pedirle favores a nadie, lo tengo que demostrar. 

Dos días después me llama un número desde Beverly Hills y me pregunta que si me acuerdo de él. ¡Era Antonio Banderas! La que estaba alucinada con que se acordase de mí era yo. Y así se lo dije. 

Me invitó a la premier de ‘Dolor y Gloria’ en Madrid y aquella noche me presentó a mucha gente. A él le hacía gracia que hubiese sido campeona de karate y hubiese terminado en la interpretación. 

Desde entonces siempre que coincidimos en Málaga o en Nueva York nos vemos. 

Ahora estoy formándome en una academia en Manhattan y comienzo en otra donde se trabaja de manera integral la danza, el cuerpo y la voz. Obviamente soy consciente de los contactos que tengo y tengo que aprovechar ese camino pero quiero conseguirlo por ser buena en lo que hago.

¿Has hecho algún trabajo como actriz?

Si no he tenido tiempo… Hice cosas en la escuela y un papel con Jaime Ordoñez en una escena de una película. He hecho algo de publicidad, pero nada profesional. Me estoy formando. Esto es muy complicado también…

Estoy muy bien rodeada pero tengo que empezar a presentarme a pruebas. Yo quiero que se me conozca por quién soy y por lo que hago, no por de quién me rodeo. Quiero que se me conozca por mí misma. Y no descarto meterme en el mundo de los negocios, me encanta ese mundo. Vivir de la interpretación no es fácil, me encantaría compaginar las dos cosas. 

Azahara, en tu Bio de Instagram pones: “Trabajo, pasión y suerte”. En qué porcentaje crees que influye cada una de ellas para alcanzar un sueño. 

«Cuando la circunstancia y tu preparación se fusionan y se encuentran, esa es la suerte»

Las tres cosas son igual de importantes. Trabajo porque te lo tienes que trabajar y tener disciplina. Yo esa disciplina la he vivido en el deporte desde los 5 años. Si quieres algo, ve a por ello. He entrenado mucho mientras mis amigos jugaban. La disciplina, el ser constante y proyectar lo que quieres, una meta, es súper importante. Pero para hacer eso te tiene que apasionar lo que estás haciendo, porque renuncias a muchas cosas y lleva un sacrificio detrás. Te tiene que apasionar lo que haces para que el trabajo de frutos. 

Y la suerte, no es esa suerte que la gente piensa. Es cuando te has estado preparando y surge la oportunidad. Cuando la circunstancia y tu preparación se fusionan y se encuentran, esa es la suerte. Aunque trabaje muchísimo, siempre me estoy moviendo. No me quedo en mi casa. Solo así pueden surgir las oportunidades. 

 

Supongo que tu forma de ser también es súper importante. Tienes esa actitud que te hace tan genuina… ¿Te has planteado alguna vez cómo cambió tu vida aquel gesto saludando a Julio Iglesias que podía haber sido algo insignificante?

Me considero una persona auténtica, soy muy transparente. Se me nota cuando estoy triste y cuando estoy alegre. Supongo que eso se percibe. Aquello me salió. Me guío mucho por los impulsos que tengo y hasta ahora no me va mal. 

A Julio le encanta rodearse de gente auténtica y supongo que me encontraría graciosa con ese saludo al estilo militar. 

¿Cómo es vivir en Nueva York? ¿Es tan idílico como creemos los que hemos ido de viaje o es una ciudad dura?

Nueva York es súper dura. Es una ciudad con muchas oportunidades pero a la vez te hace sentir vacía. Te hace aspirar a más en lo laboral, en lo económico, pero no me dice nada. He de decir que estando en la ciudad más artificial en la que he vivido nunca, es en la que he despertado más mi parte espiritual. 

Nueva York es una ciudad para estar diez días de vacaciones e irte. Hay mucho estrés y la gente parece muy maja, pero aquí no te va a ayudar nadie. No me veo aquí muchos años. Estoy conociendo a gente super interesante en el mundo artístico y el business, pero no me veo en un futuro aquí. 

Sabrás que la mayoría de noticias que hay sobre ti en internet son porque se te relacionó sentimentalmente con Colate…¿Estás dispuesta a pagar el precio de la fama? 

«Lo que más me preocupa es que sufran mis padres»

(Se ríe a carcajadas) Lo he pensado mucho. Cuando me vi involucrada en esta noticia, al principio me hacía gracia, luego cuando salió por todas partes no me hizo tanta. Para empezar porque no es verdad. La verdad es que eso me hizo plantearme si quería estar en primera fila. He reflexionado mucho sobre eso. Pero sí, estoy dispuesta, porque si quiero conseguir mi sueño eso forma parte de alguna forma de él. Lo que tendré que hacer es aprender es que no me afecte. Aunque lo que más me preocupa es que sufran mis padres. 

Con esta historia de Colate llegó un momento que llamaban a mi madre continuamente y la pobre tenía que estar desmintiéndolo todo el tiempo. Colate es mi amigo y hasta me propuso ir a Supervivientes de defensora suya. A lo mejor hubiese sido una forma de entrar en la tele, pero es que no quiero ir por ese camino. Yo quiero tener una imagen profesional aunque se sepa que soy amiga de Antonio Banderas o de Julio Iglesias. Pero no quiero ser famosa porque me relacionen sentimentalmente con alguien. 

¿Han entendido tus amigos de Málaga tu nueva vida?

(Rompe a llorar) Ese tema me da mucha pena. Amigos míos de siempre se quedan con lo que publico en Instagram, que no es más que una plataforma de imagen. Yo sigo siendo la misma aunque mi vida haya cambiado y me relacione en otros entornos. Ellos piensan que por eso se me ha subido a la cabeza. Me llegan comentarios que me duelen, porque es gente que he querido mucho. 

«Sigo siendo la misma Azahara que ellos conocen»

Es verdad que cuando voy a Málaga no puedo ver a todo el mundo, pero siempre lo intento. Cuando he estado en los Goya, que no han sido más de 72 horas, he intentado estar un tiempo con mis amigos y con mi familia. El viernes organicé una cena con mis amigas del instituto y con personas de mi vida de ahora. No son excluyentes. Me he llevado una desilusión con mucha gente. Son ellos los que me han dado de lado. Confío en que alguna vez entiendan que estoy luchando por mi sueño, pero que sigo siendo la misma Azahara que ellos conocen. Solo soy una tipa común en circunstancias extraordinarias.

¿Qué te dicen tus padres de todo esto?

Flipan. No es su mundo pero siempre me han apoyado. Ellos se encargan de ponerme los pies en el suelo. Les cuento cosas surrealistas que me pasan o personas súper importantes que he conocido, y sobre todo mi madre intenta que no levante los pies del suelo y que no pierda de vista mi objetivo. 

«Mis padres son mi principal apoyo»

Mis padres son mi principal apoyo. Cuando vives tan lejos, y te haces mayor, te das cuenta de que quienes han estado ahí siempre son tus padres- se emociona-. A ellos se lo debo todo. Han hecho muchos sacrificios cuando yo estaba metida de lleno en el deporte, era un deporte caro entre viajes y kimonos… Me siento en deuda con ellos. 

¿Tienes algunas perspectivas de trabajo próximas?

Bueno, tengo que seguir formándome y llegará el momento. No tengo prisa. Nadie te regala nada, aunque tengo que aprovechar el entorno en el que estoy… Pero pase lo que pase estoy viviendo una experiencia extraordinaria siendo una persona muy normal. Que me quiten lo bailao…(Se ríe)

¿Dónde te ves desarrollando tu carrera artística?

Me encantaría hacer algo en EEUU. Es el sueño de cualquier actriz. Y aunque sé que es complicado, después de todo lo que me ha pasado no creo que nada sea tan difícil. Si proyectas, trabajas y le pones pasión… Pero me veo viviendo en Málaga. 

He podido vivir en sitios maravillosos, pero como se vive en Málaga… Es el mejor sitio, por todo. Yo vivo rodeada de lujos, en un mundo con el que muchos sueñan, pero la felicidad no es eso. La felicidad es sentarte al sol, a 22 grados en febrero, con una caña, un plato de aceitunas y tus padres. Ese es el verdadero lujo. El de los pequeños momentos. El saber valorar lo que tenemos en el presente y disfrutarlo al máximo. Eso me lo repite mucho Antonio.

 

Y seguimos hablando mientras ella le da vueltas a la cucharilla de un café que seguro se le ha quedado frío, porque no ha parado de hablar. Tiene esa chispa que contagia vitalidad e irradia frescura y alegría hasta cuando se emociona y llora. Terminamos la entrevista y Azahara sigue sin entender muy bien por qué la he querido entrevistar. Quizá sea porque me ha llamado la atención atraída por el círculo en el que se mueva. Quizá sea por la curiosidad de saber quién es esta niña de Málaga que aparece en la foto con Julio Iglesias y con Antonio Banderas. Pero sobre todo, es porque la historia de Azahara nos recuerda que la vida puede ser maravillosa y sorprendernos, que las oportunidades están ahí si sabemos mirar y tenemos la actitud para abrazarlas. Y por supuesto, que en esta vida todo se consigue a base de trabajo, pasión y esa suerte de la que ella nos habla. Pero por supuesto, sin olvidarnos de disfrutar del camino y de los momentos que nos regala el presente. Todo pasa por algo, todo tiene un motivo, aunque a veces solo le encontremos sentido con la perspectiva que da el paso del tiempo. Por el momento ella ha adoptado el papel protagonista de su propia vida. 

Azahara se define como «una tipa común en circunstancias extraordinarias». Quizá algo parecido a como se sintieron en su momento Julio Iglesias, Antonio Banderas o muchos de los que lo han conseguido tras luchar por sus sueños. Quizá a todos ellos les une que no son tan comunes, porque ante circunstancias que parecían poco favorables se crecieron y convirtieron su vida en algo extraordinario. Gracias Azahara por compartir con nosotros tu historia de película y recordarnos la importancia, sobre todo, de la actitud.

Fotografías: cedidas por Azahara y de su  Instagram

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