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Elisa Urrestarazu

Elisa Urrestarazu

Elisa Urrestarazu era una niña cuando comenzó en el mundo de la música. No lo hizo por vocación, sino porque dos de sus seis hermanos estaban en la Banda de Música de la Cofradía de la Esperanza y ella también quería estar. Tenía 8 años. Lo del Saxofón tampoco fue una decisión que tomase ella, a su madre le gustaba ese instrumento, y ella se dejó llevar. No intuía entonces que aquello marcaría su vida como lo hizo. Pero tendría que esperar unos años para descubrirlo, cuando gracias a la beca de la Fundación Musical Málaga pudo formarse durante dos años en el conservatorio Regional Jacques Thibaud de Burdeos.

Aunque con ese apellido —Urrestarazu— pocos podrían pensar que es malagueña, lo es. 

Quedamos en el AC Málaga Palacio. Llega con su saxofón. Es cierto que no es un instrumento al que estemos muy acostumbrados generalmente a ver de cerca; cuando me lo enseña me parece una maravilla. Es difícil imaginar a una Elisa niña con él. 

 

Elisa transmite una paz y una tranquilidad que choca con el ambiente navideño de donde nos encontramos, con las prisas y ajetreo de las calles del centro de Málaga. 

Llegó a la música por casualidad, porque es lo que tocaba. Como a los niños que apuntan a natación, a inglés o a danza, y aunque estuvo tentada a dejarlo en varias ocasiones, continuó. No es que se lo plantease como una profesión, se fue dejando llevar por las circunstancias. Y aún siendo así, sin tener claro que quería dedicarse a ello, fue el mejor expediente académico de su año en el Conservatorio Superior de Música de Málaga. La pasión llegó después. Cuando gracias a la beca de la Fundación Musical Málaga tuvo la oportunidad de continuar su formación en Burdeos y sumergirse en un mundo en el que ser músico era algo normal y además estaba valorado.

Elisa reconoce que no es una profesión fácil, ni por el instrumento que ha elegido, el saxofón, ni por la situación del panorama musical. Como en otras profesiones, en este país se valora más lo de fuera que lo de dentro. Son muchos los músicos españoles que triunfan fuera en grandes orquestas y formaciones. 

Pero ella no está dispuesta a rendirse. Si la oportunidad no está ahí, ella la crea. Elisa cuenta en su trayectoria con premios y menciones nacionales e internacionales: 1º premio en el Concursos de Solistas de su Conservatorio Superior de Málaga, 2º premio en la Muestra de Jóvenes Intérpretes de Málaga, 1º premio Extraordinario Final de Carrera, Premio Fundación Musical de Málaga al mejor expediente académico de su promoción, Premio Excelencia Educativa por la Junta de Andalucía, 1º premio en el Concurso de saxofón Ramón Guzmán de Santiago de Compostela, 1º premio en la Muestra de Jóvenes Intérpretes, 4º premio en el Concurso Internacional de solistas en el Intermusica Birkfeld (Austria), 3º premio en el International Saxophone Competition en Lodz (Polonia), Medalla de oro en el 14º concurso Europeo para jóvenes solistas con mención excellent y premio SACEM 2012, becada como solista con la EUWYO (Joven Banda Sinfónica de la Unión Europea), finalista en el Torneo internacional di Musica en París (TIM), y semifinalista en el concurso Internacional de saxofón Jean- Marie Londeix de Bangkok. Pero el mayor para ella es dedicarse a la música y dedicarse al saxofón, es su plenitud, su felicidad, y así lo transmite. 

 

Elisa, ¿qué papel juegan las Bandas de las cofradías en Málaga?

Están haciendo mucho por los instrumentos de viento. En Valencia está la tradiciones de las bandas y en Andalucía las Cofradías. Y gracias a eso han salido muchos intérpretes de viento.

Con 8 años supongo que el saxofón era más grande tú…

Sí, no me llegaba el dedo para las últimas llaves…

¿Cómo fue empezar con el saxofón y no con otro instrumento?

A mi madre le gustaba el saxofón y al principio yo quería la flauta o el clarinete, pero como a ella le gustaba el saxofón, pues empecé con el saxofón. Ya sabes que con esa edad te basas más en lo que les gusta a tus padres o en lo que hacen tus amigos. Mi hermano tocaba el clarinete y yo empecé con el saxofón un poco por cambiar.

En tu casa además de tus hermanos, ¿había alguien más que se dedicara a la música?

No, mi padre de pequeño tocaba la bandurria pero en el colegio. No había tradición musical, era más por la vinculación que teníamos con la Cofradía. No tengo nada que ver ahora mismo con las Cofradías, pero mi familia sí estaba muy metida entonces. Yo no tenía inquietud musical.

Pero entras también entonces en el conservatorio…

El Conservatorio es el que te da la base y es el que te da la disciplina que necesita un instrumento. Son 14 años de formación y te ayuda el compartirlo con compañeros, los viajes que haces, te ayuda a no desistir.

¿Tuviste la tentación alguna vez de dejarlo?

Claro, hay momentos de bajón, yo lo vivo ahora con mis alumnos. Hay veces que no te apetece dedicarle tanto tiempo. Ves que tus compañeros juegan más, y tú tienes que ir al Conservatorio, a los ensayos con la banda, a los eventos de la banda, tienes que practicar… Pero no me arrepiento, me alegro mucho.

¿Cómo era el ambiente en tu casa con los tres hermanos ensayando a la vez? Sería una locura…

El clarinete es más agudo, pero el saxofón tiene un potencial…(Se ríe) Los vecinos se acostumbran, aunque de pequeña tampoco practicaba tanto en casa. Entre el Conservatorio y la banda estaba un poco cubierto lo de los ensayos. Ya cuando era más mayor tenía que ir al Conservatorio Superior a ensayar, así no tenía problemas con los vecinos. Ahora tampoco puedo ensayar en casa.

¿Cómo fuiste como estudiante en el colegio?

Era buena. Siempre me ha gustado mucho estudiar. Me coincidieron todas las pruebas de acceso con los cambios de ciclo y la prueba de Selectividad me coincidió con la prueba de acceso al Conservatorio Superior. Como tampoco tenía muy claro lo que quería hacer con mi vida me presenté a la Selectividad. Quería estudiar Económicas. Tengo también un hermano economista, y yo no tenía una vocación clara hacia nada. La vocación me llegó después. Pero era de estudiar e hincar codos. El saxofón me gustaba pero me llamaba más sentarme y estudiar Historia o cualquier otra asignatura. La Selectividad la saqué con buena nota.

 

Pero no llegaste a entrar en la Universidad…

El Conservatorio Superior requiere de muchas horas. Una vez que entras ahí además de las asignaturas teóricas tienes que dedicarle más tiempo al instrumento. Y aunque tenía dudas me decanté por hacer el Superior y hacerlo muy bien. Cuando lo terminé es cuando me fui a Francia con la beca de la Fundación Musical. Saqué el mejor expediente y me dieron el premio. Elegí irme a Francia y allí es donde descubrí mi vocación.

¿Por qué Francia? 

Bueno, para el saxofón Francia es primordial. Es el epicentro, donde están las mejores escuelas. A la profesora con la que me formé en Burdeos la conocí en un cursillo de saxofón. Me gustó mucho porque era muy metódica, es súper disciplinada, y decidí seguir con ella. Burdeos es una ciudad muy cultural, con mucho arte contemporáneo, con muchos conciertos, y el saxofón es un instrumento conocido y al músico se le da un valor que aquí no se le da.

¿Hablabas francés?

No, hablaba el francés que había aprendido en el instituto.

¿Y cómo te comunicabas?

Tuve mucha suerte, porque entre mis compañeros había muchos españoles que al principio me echaron la mano y por eso hablé muy tarde. Tardé 6 o 7 meses en empezar a hablarlo y estuve dos años allí. Pero cuando te integras en la vida de la ciudad llegas a hablarlo y tengo un nivel aceptable.

¿Cómo fue vivir dos años en Burdeos? 

Creo que puedo decir que es la mejor experiencia de mi vida. Era la primera vez que salía de casa. Tenía 23 años. Al principio me costó dar el paso, tenía muchos miedos, incluso me planteé renunciar a la beca. Pero después son todo cosas positivas. Te descubres a ti misma.

Debería ser obligatorio vivir esa experiencia de salir fuera, ¿verdad?

Sí, incluso ahora mismo me iría de nuevo. Es una experiencia preciosa.

¿La Fundación Musical te cubría todos los gastos?

Sí,  y como era una ciudad barata tuve la suerte de comprarme dos instrumentos. No tenía soprano y me compré un soprano y un tenor, y viví como una reina dedicándome únicamente a la música y al saxofón.

 

¿Qué te hizo descubrir allí tu vocación?

Quizás el ambiente en el que estás. Estás en un sitio donde todos van a una, solo tenemos tiempo para hacer lo que nos gusta que es tocar, todos conciben de la misma manera la música. La profesora, Marie- Bernadette Charrier, es muy disciplinada y te contagia esa forma de ver la música, la vida… Después también conoces a los compositores que nosotros, los saxofones, también estamos siempre en contacto con ellos. Me metí de lleno en un panorama que no conocía y fue todo aprender.

Supongo que en una profesión como la tuya tu círculo de amigos también gira en torno a la música…

La mayoría de mis amigas sí están en el mundo de la música pero también en el resto de artes escénicas. Tengo amigas que son actrices o bailarinas y también tengo amigas que se dedican a otras cosas, pero es verdad que en esos círculos artísticos me siento muy cómoda a la hora de charlar porque comparten, por ejemplo, el ver con normalidad lo de estar estudiando muchas horas en casa y apenas tener tiempo para otra cosa.

¿Qué pasa con tu vida cuando acaban los dos años de la beca en Burdeos?

Me fui con miedo a irme y volví con miedo a volver. Me costó mucho. Yo tenía a mi familia y a mi pareja aquí, y volví. Pero la realidad aquí no era muy favorable, coincidió con la crisis y con que se anularon las oposiciones. Muchos se quedaron allí, pero yo me enfrenté a lo que había en Málaga. Costaba programar para saxofón. El contemporáneo tampoco es algo que se de mucho por aquí, y me costó mucho arrancar, me vi muy perdida.

Empecé a trabajar en una escuela de música y me planté prepararme unas oposiciones para tener un respaldo económico que me permitiera una estabilidad.

Los primeros años tras mi vuelta fueron un poco caóticos. Después de tres, cuatro años, parece que ya me ubiqué un poco y por fin están empezando a salir cosas, estoy empezando a recoger los frutos. Pero es todo muy difícil, se buscan conciertos que sean más comerciales. Cuesta ser artista.

¿Sigues teniendo relación con la gente con la que coincidiste en Burdeos?

Sí, hay mucho contacto entre nosotros aunque estemos cada uno en una parte del mundo. Las nuevas tecnologías, las redes sociales, te ayudan a estar conectado y también a promocionar las actuaciones, las dos cosas.

 

¿Te has planteado irte a Barcelona o Madrid?

Madrid está ahora mismo estupenda. Hay mucha oferta de empleo para conciertos, hay mucha actividad, todos los auditorios se llenan, da igual lo que hagas qué todos los auditorios van a tener siempre público, la aceptación es genial.

¿Qué te frena para no irte?

Me casé, tengo mi casa en Nerja y mi marido tiene su trabajo aquí, es saxofonista también. Además Madrid está al lado, mi pianista vive allí y vamos y venimos. Estamos a dos horas y media en AVE.

¿Cómo es eso de que los dos seáis músicos, tu marido y tú? 

Lo bueno es que te comprendes cuando tienes que ensayar tantas horas, no hay domingos, no hay sábados, no hay cosas normales  como puede haber en otras relaciones de pareja. Muchas veces tienes que anteponer eso a cualquier otra cosa. Él también es profesor.

¿Tocáis juntos alguna vez?

Sí. Hemos hecho algún que otro espectáculo juntos.

¿Te llegaste a sacar las oposiciones?

No, en la primera parte me fue genial y quedé la primera, pero en la última prueba no hubo suerte. A lo mejor me presento en otra comunidad. No lo sé muy bien. No lo tengo claro.

¿Te gusta la docencia?

Sí, pero me gusta más tocar. Tengo claro que lo que me hace feliz es tocar.

¿Perteneces a alguna formación musical ahora mismo en Málaga? 

De manera fija no. He participado con la Filarmónica de Málaga y de vez en cuando, con la Orquesta Nacional de España que tiene la sede en Madrid, y voy y vengo, como te decía antes.

De forma fija, un saxofón no puede pertenecer a una orquesta. Ese es nuestro pesar. Nos encantaría que lo incluyeran más veces, pero es muy moderno y desgraciadamente aquí en Málaga, por ejemplo, no se hacen pruebas de saxofón. La única salida es un recital con piano y tú sola con el saxofón. En marzo voy a tocar con la orquesta Concerto Málaga. Pero es complicado.

El 25 de enero por ejemplo tengo un concierto de saxofón y piano en el María Cristina con con la Sociedad Filarmónica de Málaga. Es más clásico que contemporáneo, hacemos transcripciones de otros instrumentos como la flauta, el violín o el clarinete, y es verdad que el saxofón siempre le da un toque diferente. Es una pena que no se valore del todo. Al no ser un instrumento tan conocido como el violín, los programadores son reacios al programar un saxo. Pero bueno, lo hemos conseguido, estamos dentro de este circuito de orquestas filarmónicas que es algo muy cerrado pero han apostado por llamar al saxofón, que eso es una gran noticia.

 

En Málaga hay muchísimos músicos, porque además hay una gran afición por la música. Hay muchas bandas y hay mucha música en directo en locales…¿Te lo has planteado alguna vez? 

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Siempre me preguntan que por qué no toco jazz. Y me gusta y lo valoro pero no me siento cómoda. Tengo una formación clásica, apuesto por eso, y es lo que hago. Yo no improviso. Tengo claro que lo mio es el clásico y el contemporáneo, nada de Jazz.

O sea, la opción es promover tu propio espectáculo si quieres llegar a algo…

Sí, el mundo del clásico es poco una carrera de fondo y más en esta época, y siendo saxofón. Es una lucha constante con programadores, auditorios y todo tipo de organismos, para que se animen a programar saxo. Y el caso es que ellos disfrutan muchísimo una vez que lo escuchan. El público disfruta mucho con este instrumento porque tiene mucha fuerza, es muy polivalente, puede hacer tanto clásico como contemporáneo, se adapta a todo y da un toque diferente, es algo original. Solemos hacer estrenos de compositores de ahora, no siempre hay que tocar música de compositores que ya hayan muerto.

¿Alguno de tus hermanos siguió en la música?

No, la única que se ha dedicado a la música he sido yo. Somos 6 hermanos y tres empezamos en la banda. Pero lo dejaron. Cuando hablo con mis alumnos también veo que no lo tienen claro, son muchos años y es habitual que se decanten por otra cosa.

¿Te has arrepentido alguna vez de no haber hecho una carrera universitaria?

No, es que ahora me siento totalmente feliz, realizada, todo lo que siento ahora mismo es pleno. Quizá me animaría a hacer otra cosa pero relacionada con la música, algo tipo dirección de orquesta. Me gusta estudiar y a lo mejor hago algo teórico como musicología, pero ya tengo muy claro que lo que quiero es la música.

¿Cuál es el perfil de tus alumnos?

Tengo un poquito de todo, ahora estoy trabajando en ESAEM dando historia de la música, pero en la escuela de música de Nerja hay chavales que ya lo tienen claro, que te dicen que quieren estudiar música, te ven como ejemplo y quieren seguir tus pasos, eso es muy bonito. También están los que tienen dudas y los animas para que no lo dejen. Hacer una carrera universitaria y seguir en el Conservatorio Superior es difícil porque exige mucho de ti y tienes que estudiar mucho.

 

¿Cómo está España en general a nivel músicos con respecto al resto de Europa?

Los músicos españoles están muy valorados fuera. Aquí nos falta creer en nosotros, en lo nuestro, siempre tenemos ese sentimiento de rechazo, de valorar lo que viene de fuera y olvidarnos de todo lo que tenemos dentro. Sin embargo, los músicos españoles están en grandes orquestas internacionales.

¿Qué auditorio es el que más te ha sorprendido de todos en los que has tocado?

El Auditorio Nacional, solo de verlo estaba nerviosa. Me impuso mucho. Solo al entrar ya me parecía una pasada.

¿Te han jugado los nervios alguna vez la mala pasada de quedarte en blanco en el escenario? 

Doy gracias de que no me haya pasado. Pero tengo pesadillas con que me ocurra.  Es cierto que tienes momentos que estás muy nerviosa. En un concierto pasas por todas las etapas. Y nosotras siempre estamos pensando. Es tan malo estar muy nervioso como estar demasiado relajado.

El año pasado presentaste ‘Mercurial’, que es un espectáculo que hicieron expresamente para ti…

Fue una pieza del compositor Eneko Vadillo, tuvimos la suerte de que nos dieran la beca BBVA para hacerla. Al principio la gente es muy reacia al contemporáneo pero salió muy bien.

¿Qué objetivos tienes ahora?

Seguir tocando por encima de todo, buscar conciertos y seguir con esto.

¿Cuantas horas dedicas a la semana a ensayar? 

Me gustaría dedicar más horas, pero hay días que trabajo mañana y tarde así que puedo dedicarle unas 3 horas diarias. Cuando era estudiante en Burdeos le dedicaba 8 horas al día. Ahora no se puede. Así que me he vuelto más precisa con el tiempo que le dedico.

¿ Qué le dirías a un niño que como tú quisiera dedicarse a la música?

A lo mejor es que yo me lo tomo muy a pecho y sufres mucho, pero que disfrutase del proceso entero, desde el principio. Es un mundo difícil pero si se trabaja se van consiguiendo las cosas poco a poco. La crisis no va a durar siempre.

 ¿Tus padres te han apoyado siempre?

Ellos siempre han sido muy abiertos. Me han dicho que estudiara lo que quisiera, y ahora están súper contentos de de ver lo que estoy haciendo y les encanta, van a mis conciertos, son mis fans.

¿Qué le dirías a los padres de esos niños que quieren dedicarse a la música?

He tenido casos de alumnos que querían dedicarse a la música pero sus padres querían que hiciesen otras carreras y al final se decantan por lo que dicen los padres. Yo creo que cada uno tiene que hacer lo que sienta. Los padres no pueden influir en ese sentido en los hijos. La música puede ser estable. Salen oposiciones, no sólo en andalucía, en otras comunidades autónomas.

Esta carrera te aporta mucha felicidad. Es todo muy intenso antes y después de un concierto. Es muy gratificante, te aporta más de lo que pierdes.

Merece la pena entrar en Youtube y disfrutar de sus actuaciones, de su música. Elisa es la elegancia sobre el escenario. El 25 de enero podremos verla en directo en un concierto para  Saxofón y piano de la Sociedad Filarmónica de Málaga en la sala María Cristina. Elisa es un ejemplo que elijamos el camino que elijamos si es el nuestro, encontraremos nuestro lugar, aun por difícil que parezca que la música suene a nuestro ritmo, lo hará. 

Redacción: Ana Porras  Fotografía: Lorenzo Carnero

Elisa Urrestarazu

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Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com

Ver comentarios (2)
  • Guapa, joven y saxofonista tantas veces premiada… Qué lujazo conocer a esta música, gracias a tu labor, Ana. Envío enlace de la entrevista a mis sobrinas que estudian música en el conservatorio, para que les sirva de inspiración… Y cualquier día le pido que se haga voluntaria de Inspiring Girls!
    Un abrazo!!

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