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Desconectar en vacaciones es posible… ¡de verdad!

Desconectar en vacaciones es posible… ¡de verdad!

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El ritmo de trabajo al que la mayoría estamos sometidos en los tiempos que corren es frenético. El despertador suena demasiado temprano y el día acaba demasiado tarde. Además, a las responsabilidades laborales se suman las personales: hijos, casa, familia, citas, mantener la vida social… Al final, se opta por poner el piloto automático, entrar en modo supervivencia y dejarse llevar hasta que caiga la noche y podamos refugiarnos en la cama para repetir todo el ciclo unas horas después.

Es por esto que la llegada del verano supone un oasis para aquellos afortunados que consigan unos días para irse a la playa, a viajar o simplemente quedarse en casa sin hacer nada. Sin embargo, desde hace unos años, la tecnología y la competencia feroz en todos los mercados ha hecho que sea cada vez más difícil separar trabajo y tiempo libre, haciendo que los más atareados disfruten de unas pseudovacaciones en las que en vez de el bañador, lo que visten es un teléfono móvil a modo de oficina portátil.

Sabemos que no siempre es fácil romper la tendencia y que el hábito de trabajar en vacaciones se ha perpetuado durante un larguísimo periodo de tiempo, pero eso no nos quita las ganas de querer ayudarte a que, por fin, después de tantos años, disfrutes de las vacaciones que te mereces.

 

Antes de irte 

Para que estos días fuera de tu rutina habitual sean de máximo provecho, tienes que dejar algunas cosas planteadas antes de salir por la puerta de tu lugar de trabajo. En primer lugar: ten previsión. Lo mejor que puedes hacer es organizarte bien el trabajo con vistas a tus inminentes vacaciones; así, cierras todos los temas, no dejas nada pendiente y te ahorras imprevistos. Vale, sabemos lo que estás pensando… ¡los imprevistos no se pueden adivinar! Lo que nos lleva al siguiente consejo: si tienes la posibilidad de delegar en alguien, elige con sabiduría a un compañero solvente. De esta manera, lo que surja –porque siempre surge algo– está en manos de una persona en la que tienes plena confianza. ¡Ganarás en tranquilidad! Así, el mojito entra mucho mejor.

El último esfuerzo antes de que se dé el pistoletazo de salida a tus vacaciones es sencillo de realizar. Se trata de eliminar de tu mente la frase “si pasa algo, me llamáis” y sustituirla por “no voy a estar disponible”, aunque a nosotros nos gusta mucho más un simple “¡nos vemos a la vuelta!”.

Durante tus vacaciones 

Para este momento, si sufres adicción al trabajo, ya estarás pensando en cómo va todo mientras tú no estás allí para divisarlo. Hacemos una llamada a la calma; no ha habido tiempo físico de que ocurra nada indeseado. Por eso lo siguiente que tienes que practicar es soltar las riendas sin miedo. Nadie es imprescindible en ningún lado, tus compañeros ya se fueron de vacaciones antes que tú y la empresa siguió funcionando sin problema.

Además, te animamos a que dejes el reloj (o cualquier artilugio que muestre la hora) de lado y solo lo consultes si es que vas a coger un avión o tienes que salir a una cena, por ejemplo. Piensa que si pierdes la noción del tiempo es que vas por buen camino.

Pero es aquí cuando nos encontramos uno de los mayores enemigos del tiempo libre sin preocupaciones: la tecnología. El tener todo un universo de posibilidades en la palma de la mano, en una tablet o en un portátil que no ocupa sitio en la maleta te convierte automáticamente en preso de tu vida profesional, impidiendo que te desconectes. El problema no está en que estos dispositivos existan, sino en el uso que se les da. Por eso, las medidas de contención tienen que venir por tu parte: coártate y no mires el móvil todo lo que te gustaría. No es sencillo, pero sí posible. Si no te ves capaz de no mirar el correo electrónico durante todo el tiempo que estés sin trabajar, intenta definir un momento concreto durante el día para leer toda la correspondencia electrónica que te haya llegado. Fuera de ese horario, de no más de 15 minutos a ser posible, deberás resistir la tentación de sucumbir a los encantos de las pantallas táctiles. Nada es tan urgente como para que no pueda esperar, al menos, hasta el día siguiente. ¡Ah, no te olvides de silenciar las aplicaciones de mensajería!

 

Por último, pero igual de importante, te invitamos a que reflexiones durante tus vacaciones e indagues un poco en aspectos de ti mismo, tanto profesionales como personales, y quizás descubras cosas que no sabías y que hagan que cambies de prioridades. Recuerda que tú posees tu tiempo. La decisión entre irte a darte un baño en la piscina o realizar un par de llamadas que al final te llevarán más de lo que pensabas es solo tuya. Concédete tiempo, nadie más puede hacerlo por ti. 

Esperamos que estos consejos te hayan sido útiles y los pongas en práctica –pero de verdad– durante este verano. Ya sea solo, acompañado, con amigos o en familia, nuestro deseo es que tu única preocupación estas vacaciones sea disfrutar.

Redacción: Pablo Navarrete

 

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