Cerramos segundo ciclo de Cenas con Chispitas en Málaga en la fábrica de Cerveza Victoria. La protagonista en esta ocasión era Lamari y el tema del encuentro “La esencia bajo la piel”. Queríamos conocer a la mujer, a la persona, que hay más allá de la artista que durante 17 años se ha subido al escenario bajo el paraguas de Chambao. Un proyecto musical que nació en Pedregalejo en el 2001 fusionando el flamenco y la música electrónica ambiental. Un estilo al que el productor musical Henrik Takkenberg bautizaría como Flamenco Chill.
Durante el transcurso de la cena, Lamari nos contó cómo el Universo jugó sus cartas para que el grupo viese la luz de una manera muy fortuita y los motivos que la han llevado hace unos meses a dejar atrás Chambao para comenzar una nueva etapa en la que caben más estilos musicales y en la que continúa con su carrera en solitario. Algo que ya hacía desde que en 2005 cambiase todo y se disolviese Chambao tal y como se creó. Aún así ha seguido todos estos años manteniendo el nombre y las formas. Ahora se despoja de esa piel que la cubría para ser ella, Lamari, en esencia.
Y así se mostró aquella noche, genuina, única, sin artificios. Un torbellino de mujer llena de vida, que lo llena todo con su sonrisa, espiritual pero con los pies en la tierra. Natural y muy divertida. Sin tener muy claro cómo será a partir de ahora su carrera pero sin preocuparse por ello, centrada en disfrutar del momento que está viviendo. Viviendo la libertad de ser sólo ella, dejando que fluya. Lamari es auténtica.
24 de mayo de 2018. Cenas con Chispitas.
Lugar: Fábrica de Cerveza Victoria
Ponente: Lamari
El tema: “La esencia bajo la piel”.
Todas las cenas son especiales, todas las noches por uno u otro motivo son distintas aunque las acoja un mismo espacio y el formato sea el mismo. En esta ocasión a la ponente le precede el éxito pero también la fama. Todos hemos leído y oido mucho sobre Lamari y sobre Chambao. Todos en una u otra ocasión nos hemos formado, posiblemente de manera inconsciente, una imagen de ella, una idea.
Nos quedamos en la piel, en lo que nos transmite su música, sus letras, y habrá quien se haya detenido en lo que nos revela de ella a través de su mirada casi cristalina. Es algo que llamó de manera significativa la atención de los asistentes, sus ojos claros, su mirada limpia y llena de un brillo especial.
Malagueña de fuertes raíces. De hecho, a diferencia de otros artistas que triunfan en el mundo de la música, ella nunca quiso dar el paso de trasladarse a Madrid. Eso es lo que quiso reflejar esa noche el espacio de Cerveza Victoria, tanto con la decoración floral de Las Flores de Reding, que estaba compuesta por macetas con geranios, como con el menú elegido para la ocasión basado en recetas y productos malagueños. Victoria, como malagueña, se mostró más de su tierra que nunca.
Los invitados
Al llegar los invitados la luz del día aún lo inundaba todo. Con la caída de la noche dejaría protagonismo a las luces de las velas que acompañaban a las macetas sobre la mesa.
Premonitorio resultó aquel tema que interpretó junto a Ricky Martín ‘Tu recuerdo’ y que hablaba de un aguacero de mayo. Cuando antes de la medianoche nos sorprendió en el exterior un gran chaparrón de primavera.
Pero antes de esa lluvia pasaron otras muchas cosas en una sala en la que la mayoría de comensales eran mujeres.
Lamari llegó acompañada de su Road manager, Paco Vilches. Nos acompañaría también su hermana Toñi, aunque se incorporaría un poco más tarde.
Ella misma se fue presentando a los invitados. Siendo desde el principio una más.
Se confesó cervecera, así que disfrutó de lo lindo con la visita express que se organizó para los invitados por la historia y el proceso de elaboración de la fábrica de Cerveza Victoria.
Llegados a este punto os presentaré a los invitados. A los comensales que aquella noche contribuirían a crear una magia que nos traspasó la piel y rozó nuestra esencia. Nos esperaba una noche de sonrisas y risas, pero también de alguna lágrima y de sentimientos y sensaciones que afloraron durante su intervención.
Coral Font, de Esca Catering fue la primera en llegar. Durante todas las cenas en Victoria ha sido ella la que junto a Genoveva Ferragut han coordinado cada detalle de los menús.
Martina Pineda y Rocío Parrilla llegaron juntas y durante todo el encuentro estuvieron muy participativas.
Martina Pineda es socia fundadora de Lamar de Eventos. La música de Chambao forma parte de la banda sonora de su vida de una manera especial, como pasaba con la mayoría de los asistentes.
Rocío Parrilla trabaja actualmente desde casa para un empresa noruega. Compartió con el resto de invitados que ella también hubo un momento en el que se despojó de las capas muertas de la piel, aquellas que le daban forma de súper woman, en un puesto de alta dirección en el sector de los recursos humanos. Optó por trabajar pero también por su familia y ser feliz.
Sandra Ortega, Elisa Alameda, Patricia Corbalán, Beatriz Lario y Elena Gaspar se pusieron de acuerdo para asistir juntas a esta Cena con Chispitas.
Elisa, Patricia y Beatriz ya habían participado en encuentros anteriores. Para Sandra y Elena era su primera vez.
Elena Gaspar se dedica profesionalmente a la medicina estética. Es madre de tres hijas. Su hija Elena adora la música, cantar y le gustaría dedicarse a ello. Su madre la apoya al cien por cien. Escuchar la historia de Lamari le resultó inspirador.
Sandra Ortega conocía a Lamari porque coinciden de vez en cuando en la misma playa y ya habían tenido ocasión de charlar. Sandra es odontóloga en Fuengirola.
Beatriz Lario es decoradora y muy fan de Lamari. Desde que salieron las entradas a la venta ella supo que quería estar en esa cena.
Patricia Corbalán bromeó con que quizás era la que tenía el trabajo menos creativo, ya que trabaja en el mundo financiero. También conocía a Lamari, aunque en este caso de cuando eran las dos casi unas niñas.
Elisa Alameda se encuentra actualmente en un proceso de transición laboral. Se dedica al sector de la organización y coordinación de eventos. Elisa es una persona muy positiva y disfrutona, así que saboreó cada momento de esta cita.
Es la primera vez que alguien que ha sido ponente de Cenas con Chispitas nos acompaña como comensal. Silvia Casado es representante en Andalucía de la marca Living Proof, ha sido formadora y asesora, peina y maquilla a novias. Vivimos junto a ella en directo el momento que nos narró en su cena en el que le presentan a personas y escucha eso de “yo te conozco, tuú cara me suena”. Y es que fue concursante de la edición más exitosa de Gran Hermano, la primera. Se mostró súper emocionada por tener la oportunidad de conocer a Lamari. Se sabe todas y cada una de sus canciones.
Luz Rodríguez, se dedica al diseño de joyas muy especiales. Su firma es Nehcaa Jewlry y lo más característico son sus gafas en plata y oro con piedras preciosas que nos recuerdan la importancia de mirar a la vida poniéndole color. El diseño que tiene combinada con cuarzo roza tienen también una vertiente solidaria, ya que parte de los beneficios se destinan a la Fundación de Sandra Ibarra. Al concluir la cena protagonizó un momento muy emocionante cuando hizo entrega de una de estas joyas a Lamari.
En esta ocasión, Luz asistió acompañada de su marido, Frank Baeumchen. Luz nos contó que lo había animado a asistir y que tenía algo de trampa. Quería que él conociese el formato para que entendiese que ella se iba apuntar a muchas más Cenas con Chispitas y que él se debía quedar con la niña. Lo que provocó las risas de toda la mesa. Frank disfrutó de lo lindo durante el encuentro, y aseguró que tendrán que seguir confiando en la canguro porque él piensa asistir a más encuentros.
Arantxa López y Leticia López son hermanas. Arantxa es la directora de Agro Magazine y de Málaga Se Come. Próximamente pondremos en marcha nuestro primer proyecto juntas en este mismo espacio: GastroWoman.
En esta ocasión Arantxa tiró de su hermana Leticia, propietaria de Brides Secret. Una tienda especializada en novias e invitadas en Arroyo de la Miel.
Rosa Garzón ya nos había acompañado anteriormente y estuvo muy participativa. Aunque llegó sola su carácter sociable y extrovertido enseguida la llevaron a relacionarse con todo el mundo. Trabaja para la revista Andalucía Golf y tiene un proyecto empresarial propio que es Mi Casa Sana.
El arquitecto Manolo Navarro por supuesto que a este encuentro no podía faltar. Y menos ahora que ha decidido subirse a los escenarios con la obra ‘Bailando con Locos’. Nos invitó a todos a asistir a las diferentes sesiones que tendrán lugar en el teatro Echegaray del 20 de junio al 1 de julio.
Susana Cecilia se ha convertido también en una habitual de nuestros encuentros en esta segunda edición. Aquella noche disfrutó tanto de escuchar a Lamari como del grupo de invitados con el que coincidió, a algunos de los cuales ya conocía de cenas anteriores.
María Villar y Sandra Rojo también han participado en anteriores encuentros. Además de ser seguidoras de la carrera musical de Lamari comparten con ella la pasión por viajar. María ha hecho de esa pasión su profesión a través de la puesta en marcha el año pasado de su agencia Be Woman be travel. Con la que organiza viajes de aventuras y experiencias para mujeres por todo el mundo.
Sandra estaba recién llegada de Mónaco. La compañía aérea la había perdido la maleta, pero a ella le dio igual y se vino directamente a la Fábrica de Cervezas Victoria. Comparte con Lamari más cosas, además del amor por los viajes. Ella no lo contó durante la cena, pero si lo hizo cuando lanzamos Yo Soy Mujer en una entrevista en el espacio En Primera Persona.
Sandra es propietaria de las tiendas Baillys. Y aquella noche se iría de la cena sin la chaqueta con la que llegó pero con una amiga más; Lamari.
No sabría explicaros cómo pero aquella noche María, Sandra, Susana y Silvia terminaron programando juntas un viaje a Tailandia. No sé si conseguirán cuadrar agendas, pero alguna cerveza más compartirán juntas. O al menos esa es la sensación que me dio.
Lamari vino acompañada, como os decía al principio, por Paco Vilches, su Road Manager, su compañero de giras y de viaje en esta vida. Paco confesó que fue un poco a ciegas, normalmente llaman a Lamari para cantar y no le cuadraba del todo que en esta ocasión la invitación sólo fuese para cenar con ella y escucharla. Finalmente se dejó llevar por la noche y el encuentro. Viéndolos juntos se entiende que se complementen fenomenal. Lamari es pura energía y Paco la tranquilidad.
Toñi Rodríguez, la hermana y compañera de Lamari no podía faltar esa noche. Es profesora de música y siempre está cerca de la que para los demás es una gran artista y que para ella siempre será su hermana pequeña.
Por parte de Victoria, de nuevo compartieron mesa y mantel Sergio Ragel y Genoveva Ferragut. Con ellos, en este tiempo, se ha creado una relación muy especial y ya forman parte de Cenas con Chispitas con su entrega y dedicación al proyecto. Genoveva ha mimado cada uno de los detalles para que cada cena, cada invitado, se sintiese como en casa.
Aquella noche nos comunicaron que Cenas con Chispitas volverá a Cervezas Victoria como anfitriona a partir de septiembre. Nosotros estaremos encantados de volver y disfrutar de la magia de la Fábrica de Cerveza Victoria, de su sabor y de la profesionalidad y amabilidad de su equipo.
La Cena
Como habréis comprobado, presentar a 24 invitados que éramos esa noche, lleva su tiempo, así que antes de continuar repongamos fuerza y repasemos lo que fue un menú con sabor muy malagueño elaborado por Esca catering y maridado con Cerveza Victoria.
Aperitivos en mesa: Crujiente de boquerón al limón con mahonesa de wasabi y tosta de moraga de sardina en espeto con sal negra.
Primer plato: Gazpacho con gamba blanca.
Segundo plato: Secreto ibérico cocinado a baja temperatura con salsa de vino de Málaga y migas.
Postre: Loca malagueña con Cerveza Victoria Negra.
La ponente
María del Mar Rodríguez, aunque todos la conocemos por Lamari, nombre que usa ya para enmarcar también su nueva andadura en la música, sin aditivos ni etiquetas. Poca presentación requiere esta artista que ha alcanzado la fama y la popularidad al frente de Chambao.
Su llegada al mundo de la música fue totalmente fortuita, ni lo buscaba, ni era su sueño, ni nunca se imaginó sobre los escenarios. Pero apareció la oportunidad y lo que empezó como un juego al ser la vocalista del grupo que habían formado los primos Daniel y Edi –por entonces su pareja- se convirtió en una profesión que ha marcado su vida.
Henrik Takkenberg le puso la nombre a lo que hacían, Flamenco Chill, y los impulsó en una carrera que de manera conjunta terminó en 2005. Desde entonces, aunque bajo el nombre de Chambao, Lamari ya estaba sola en el proyecto. Ese año sería determinante y marcaría un antes y un después, no sólo por eso, sino porque el cáncer apareció en su vida.
Lamari se mostró de nuevo entonces tal y como era y tal como lo estaba viviendo. Tenía sólo 30 años y su único objetivo fue entonces aferrarse a la vida y seguir viviendo.
La ponencia
Lamari y María del Mar, dos mujeres, y una sola esencia. Una artista que quiere ser quien ella es, ya no espera lo que esperen los demás.
Hace pocos meses se despidió a lo grande de Chambao. El 22 de junio lanzará de “De Chambao a la Mari (último concierto)”. Un audiolibro que recoge las más de 30 canciones que interpretó en su último concierto el pasado mes de enero en Madrid y que le ha llevado más de cuatro meses de intenso trabajo. Estará disponible en comercios como Fnac y en plataformas digitales.
Cierra así una etapa y abre otra que no sabe muy bien hacia dónde la llevará. Tampoco le importa en exceso, ahora sólo quiere disfrutar del camino y sentirse libre al recorrerlo.
Lamari es del 75. Las que nacimos en aquellos años, y rozamos los 40, sabemos que llega un momento en la vida en la que parece que se te cae la venda de los ojos y a lo mejor todavía no tienes del todo claro qué es lo que quieres, pero eres capaz de ver, con mayor claridad que nunca, lo que ya no quieres en tu vida. Y tienes valentía y coraje. A estas alturas la vida, a la mayoría, ya nos ha enseñado que es mejor arrepentirse que quedarse con las ganas… Que esto va de arriesgar. De prueba y error. De risas y lágrimas. De vivir. Aunque a veces, en el ritmo diario que se impone, nos olvidemos de respirar.
Lamari demostró desde el principio que es una persona cariñosa. Aquella noche tras la presentación que hice de ella y del tema, se levantó para darme un abrazo. No sería el único de aquella cena. Lamari es de abrazos, de besos, de tocar y no sólo con la letra de sus canciones.
Asegura que no ha cambiado, que sigue siendo la misma que comenzó hace 17 años en el mundo de la música. Sigue muy apegada a sus raíces y a su familia, son tipo tribu, y ella es la pequeña de sus cuatro hermanos. De hecho, en su último concierto subió a su madre al escenario a cantar con ella.
Cuando era casi una cría y se imaginaba de mayor pensaba en una vida normal, tranquila, casada, con su trabajo, y sus hijos. Bromeó con que ninguna de esas cosas se habían cumplido. Ella no siguió el sueño de la música, el sueño la buscó a ella en forma de realidad. Desde entonces el tiempo pasó muy rápido hasta llegar a los 30. Lamari aseguró que en todo ese tiempo siguió siendo una niña.
La misma a la que le gustaba cantar e imitar voces, pero siempre en la intimidad, porque en el fondo siempre ha sido tímida: “Lo que no pensaba es que iba a dedicar a esto. Yo quería ser maestra, quería ser psicóloga, quería ser veterinaria. Pero como no lo tenía claro dejó COU. Ahora me han vuelto las ganas de estudiar. Quiero aprender a tocar la guitarra, quiero dar clases de canto, de leer partituras, de armonización. Hasta estoy pensando hacer algo que tenga que ver con psicología”.
Lamari dejó COU y empezó un poco más tarde a trabajar en una agencia de viajes gracias a su cuñado, pero también sabe lo que es trabajar en bares o limpiar casas. Esa determinación que tiene ahora también la tenía entonces, no se le caen ni se le caían los anillos.
Cuando Chambao llegó a su vida, el grupo triunfó pero se mantuvo unido sólo unos años. Desde 2005 Chambao ha sido Lamari. En cierto modo se sentía obligada a mantener ese carro al que se había subido, y a sostener el peso sola sobre sus hombros.
Asegura que la popularidad les llegó de manera paulatina, y que siempre la ha aceptado con mucha naturalidad. No le gusta que la traten como a un ídolo, sino como a una persona normal: “No me importa pararme por la calle y hacerme una foto con alguien, pero que no me la líen, que me muero de la vergüenza».
Al ser conocida tienes que ponerte un impermeable, que no una máscara, para protegerte un poquito. Puedo no caer bien de primeras, porque como vengas con gritos te paro, pero soy muy cariñosa y doy muchos besos y abrazos”.
2005, como decía antes, marcó un antes y un después en su vida. Se rompe la relación de pareja que había tenido durante 10 años y se rompe Chambao con la salida de todos sus miembros a excepción de ella, pero algo más fuerte sucedió aquel año: “Me había notado un bultito y como me tocaba revisión con la ginecóloga se lo comenté. Me mandó directamente a la patóloga. Ahora con la distancia veo que ya entonces eso significaba que no era algo bueno, pero yo tenía en mi mente que era un quiste sin más.
Cuando me dieron el diagnóstico me quedé sin fuerzas, sentada con los brazos colgando. Pero cuando mi oncólogo me dijo que mi cáncer tenía nombre y apellido, que estaba en una etapa prematura, pero era muy agresivo, yo estaba ya en estadio tres y me tenía que operar inmediatamente. Acabábamos de grabar el disco Poquito a Poco”.
En ese momento se frenó todo en lo que estaba metida, como la promoción del disco, y se centró en su mundo, en su familia, en los amigos más allegados y en curarse: “ Sentí mucho cariño y mucho apoyo de ellos. Teníamos mucho miedo, hasta que Emilio Alba, mi oncólogo, el que para mí es como mi otro padre, nos dijo que no había metástasis y que no me iba a morir”.
Lamari recordó cómo aquel momento, al igual que cualquier cosa negativa que nos pasa en nuestra vida, la hizo madurar: “ Te das cuenta de que la salud es lo más importante que hay, que cuando eres tan joven te crees que eso te viene dado”.
Es curioso pero hace 13 años, que es cuando ella pasó por la enfermedad, el cáncer aún encerraba ciertos tabúes y estaba estigmatizado. Lamari quiso, al igual que todo, vivirlo con naturalidad: “En mi época se decía que tenías ‘algo malo’. Y hay que llamarlo por su nombre, aunque entiendo que haya gente a la que no le salga. A mí cuando me pasa algo necesito hablarlo, escuchármelo a mí, es mi forma de hacer terapia. Cuando más me lo oigo más lo naturalizo y más cómoda estoy. Una cosa que hemos aprendido de mi madre es que si te caes, te limpias y ‘pa’lante’. No te quedes mucho rato ahí quejándote y compadeciéndote”.
No le gusta hablar de lucha contra el cáncer, prefiere hablar de apoyar los avances para se encuentre su cura: “Yo me hice hermana de mi cáncer. Aunque parezca chungo lo que voy a decir, pero me han pasado muchas cosas muy bonitas por tener cáncer. Y lo primero fue librarme de él y de la muerte, obviamente.
Pues por ejemplo, el yo ser yo, el tenerme. No ir tan a la deriva. Aprendes que no a todo el mundo le tienes que caer bien, te encuentras a ti misma, te reafirmas”.
En aquel momento Lamari escribió un libro junto a su hermana Aurora en el que compartía su experiencia.
Lamari durante el tratamiento siguió con su trabajo, era algo además que le permitía desconectar de la enfermedad: “ Soy una paciente, estoy enferma, pero voy a seguir haciendo mi trabajo que me va a servir para viajar, para no estar todo el rato pensando en la siguiente quimio y para que todo se pase más rápido”, así se lo planteó y así lo hizo.
Dice que la espiritualidad y el “filosofeo” le vienen de niña, aunque también se considera muy terrenal, de vivir y disfrutar lo que tiene y siente aquí y ahora. Entonces, y ahora se plantea algunas veces qué hay más allá de la muerte: “No tengo ni idea de lo que hay después. Quiero pensar primero en lo que hago aquí, yo he venido aquí para darme gloria y dar gloria en lo que se me de bien, bien sea en una conversación, cantando o en darle los buenos días a mi vecino. Luego ya veremos dónde vamos. Hay mucho en lo que ahondar y no acabaríamos en este cena. Primero quiero saber vivir y centrarme en lo que estoy haciendo aquí”.
Tras superar la enfermedad siguió con Chambao durante 13 años, y no tomó la decisión de dejarlo y seguir en solitario, como ya estaba, hasta hace no mucho tiempo: “Me lo he quitado por honestidad, por peso, porque quería otro cambio de plano en mi vida. No me apetecía seguir haciendo Flamenco Chill.
Me llegué a encorsetar en un formato, en un caché, en un tipo de música… Yo lo que quiero es disfrutar y cantar en todos los formatos que pueda y mezclarme con otros compañeros, no solamente como colaboración sino como proyecto, abrir proyectos, aparte de mi carrera como Lamari”.
Sabe lo que quiere hacer aunque confiesa que no lo tiene definido como para explicarlo, aunque lo intentó: “Sería algo entre flamenco bohemio, flamenco cañero con distorsiones y llevado un poco a batería, un rollo un poco más rock… Un poco de esa chica que soy y que sólo saco cuando voy a los bares o actúo con otros colegas.
Yo vengo de esa época grunch que para mí fue una explosión. Es la misma época en la que no oía música española pero sí escuchaba ya a Camarón o Paco de Lucía, me iba a lo más añejo y lo intercalaba con Kurt Cobain”.
Dice que se está “dejando fluir”, que tras terminar el trabajo que verá la luz el 22 de junio “De Chambao a la Mari”, le apetece disfrutar de la música, aceptar aquellos proyectos que le vibren y descansar. Cerrar bien una etapa para abrir otra, sin prisas, sin tomar decisiones precipitadas.
Sobre lo de colaborar con sus compañeros, es algo que tiene muy claro, y en lo que no piensa parar: “Ahora por ejemplo me voy a juntar con Javi Medina, que es otro artista que vive en Madrid y vamos a hacer una gira pequeñita en Agosto. Todo empezó con la broma de que era su madrina. Me encanta cómo es como artista, como compositor y demás, y como está empezando, pensamos en hacer esta gira para echarle una mano. Y lo que surgió así ya va por 4 conciertos. Me apetece hacer este tipo de cosas y en medio salen otras, y claro que me apetece también empezar la carrera como Lamari, pero ampliar horizonte”.
Los asistentes continuaron haciéndole preguntas, hablando, se creó una tertulia muy interesante en la que se habló de muchos asuntos que nos pasan en nuestra vida, de decisiones que tomamos y adonde nos conducen.
Hablamos de temas serios y de otros más livianos, pero ella siempre, se lo toma todo con humor.
Le dimos su Chispita de recuerdo, y no nos olvidamos por brindar, de nuevo por lo que realmente importa, como ella se encargó de recordarnos, por la salud.
Luz Rodríguez le regaló un colgante con cuarzo rosa, el mismo del que se destina una parte de los beneficios a la Fundación de Sandra Ibarra.
Se nos hizo tarde, así que ella misma se ofreció junto a Sergio Ragel a tirar unas cañas… Todo lo que fuese necesario para que la noche no se acabara. Y casi nos tuvieron que echar por la hora que era…
Lamari resultó que además de ser una estrella está llena de chispitas. Su alegría se contagia y hace muy fácil ver qué hay más allá de la piel, percibir su esencia.
Testimonios
Coral Font: “Tenía mucha curiosidad por vivir la experiencia, porque soy la responsable del catering de las cenas en la Fábrica. Es como decía Genoveva, sales de la rutina y es una cosa que se agradece”.
Leticia López: “Me ha encantado. Se han compartido experiencias, vivencias y muchas emociones. Ha sido curioso porque nos hemos visto identificados. Muy bonito, con muchas chispitas”.
Martina Pineda: “ Me voy encantadísima. Se crea un ambiente muy chulo entre las personas, más allá de a lo que se dedique cada uno. Ha sido muy divertido. Estoy muy contenta de haber venido”.
Rocío Parrilla: “Me ha encantado, ha sido muy bonita, muy cercana, la comida fenomenal y el ambiente muy bueno”.
Genoveva Ferragut: “ La cena de hoy ha sido súper especial, como todas, pero hoy hemos descubierto a Lamari más auténtica que nunca. Estas cenas siempre te hacen volver a casa con la ilusión de levantarte mañana y comerte el mundo.
En general, Cenas con Chispitas, es un formato único que hemos abrazado desde Cerveza Victoria y que no se acabe nunca. En otoño volverán aquí con nuevos ponentes”.
Redacción: Ana Porras
Sigue en Instagram a Cenas con Chispitas
Agradecimientos
Fábrica de Cervezas Victoria
Fotografía: Manuel Martos
Diseño imagen, web y filmación video: The Branders and Co
Audio ponencia transcripto por Atexto