Apenas se le nota la barriguita, pero ella la recorre con sus manos y nos la enseña con una gran sonrisa. Gracias a su determinación y a un programa de reproducción asistida está embarazada. Acaba de cumplir la semana 15 y aunque no puede evitar sentir miedo, quiere darle más espacio a la ilusión. Está viviendo el momento con el que tanto tiempo ha soñado. Silvia Ruíz tiene 39 años, ha estado en política, pero ahora ha vuelto a activar su empresa dedicada al marketing.
Hemos quedado con ella en HC Marbella donde tras varios tratamientos ha conseguido su sueño. Trae consigo un mensaje optimista, de esperanza, pero también una reflexión sobre cómo estamos haciendo en la sociedad actual las cosas con respecto a la maternidad.
Cada vez hay más mujeres que renuncian a la maternidad de manera voluntaria. Unas simplemente porque nunca han sentido esa llamada o porque no encuentran el momento. Otras, porque deliberadamente prefieren darle prioridad a su vida profesional. Pero hay otras que cuando sienten que el reloj comienza la cuenta atrás, despiertan ese deseo de convertirse en madres, de tener hijos. Para ellas en muchos casos ya es tarde para concebirlos de manera natural.
La naturaleza no concede prórrogas ni entiende de carreras profesionales. Tampoco de que quieras viajar primero y “disfrutar de la vida” antes de adentrarte en la aventura de ser madre. Hemos avanzado mucho, pero la biología es la biología. Y pasados los 35 años, las posibilidades de quedarse embarazada sin ayuda de la ciencia se reducen, en gran parte de los casos, hasta convertirse en imposible.
Un imposible que se convierte en probable gracias a la reproducción asistida. Silvia, aunque lleva 13 años junto a su pareja, Alejandro, es de las que fue postergando el momento de tomar la decisión. Quería que los dos estuviesen de acuerdo, pero él consideraba que todavía había tiempo. Silvia no se lo recrimina, porque ella se dejó llevar. Pero cuando decidieron dar el paso se encontraron con problemas que no esperaban, y esperando, esperando, el deseado embarazo no llegaba.
«Hay un tabú y un estigma en torno a la reproducción asistida que no entiendo»
“Uno de los comentarios más típicos que me han hecho es ‘tú no sabes lo que cuesta mantener a un niño’ y yo contesto ‘lo que no sabes tú es lo que cuesta engendrarlo’”, nos dice Silvia.
Y es que el camino que ha traído hasta aquí a Silvia y su marido no ha sido fácil de recorrer. Más que un camino, y aunque suene a tópico, ha sido una autentica montaña rusa que les ha llevado a pasar por todos los estados emocionales, desde la ilusión a la desesperación, pasando por la tristeza de un primer embarazo fallido.
Sin duda, el primer gran reto al que se enfrentan las mujeres que se sumergen en este proceso es enfrentarse a ellas mismas, a esos pensamientos que toman vida propia y que son tan complicados de controlar para que no los domine el pánico a que algo pueda salir mal.
Silvia habla de la reproducción asistida como si hubiese hecho un master en el tema. Lleva mucho tiempo informándose, leyendo libros, y a los miembros del equipo de Reproducción de HC les ha hecho verdaderos interrogatorios en cada uno de sus encuentros. Quizás por eso está ultimando un blog en el que quiere compartir con otras mujeres sus sensaciones durante todo el recorrido. “Hay muchas veces que te sientes sola y perdida, y quiero acompañar a otras mujeres que pasan por lo que he pasado yo”, asegura. Aunque enseguida puntualiza que su marido ha sido un gran apoyo y cómplice en todo momento.
Una pareja sin problemas de infertilidad tiene un 25% de posibilidades de concebir en condiciones normales, nos cuenta nuestra entrevistada. Por lo tanto, para una pareja que no puede conseguirlo de manera natural, la cifra se reduce drásticamente. Una situación que, indudablemente, afecta a su vida en común.
Pero todo esto merece la pena, insiste Silvia, que decidió hace un tiempo iniciar este tratamiento de la mano de los profesionales de HC Marbella.
¿Cuándo sois conscientes de que tenéis problemas para concebir de manera natural?
Lo buscamos durante un tiempo y nos dimos cuenta de que no llegaba. Consulté con el ginecólogo, que me hizo unas pruebas de fertilidad, y me dijo que no ovulaba, pero cuando lo contrasté con otros profesionales me decían cosas diferentes. Evidentemente, el tiempo que llevaba intentando concebir sin éxito ya demostraba que no iba a ser un proceso normal.
No sabría decirte cuánto tiempo lo estuvimos intentando, porque para mí fue demasiado tiempo y muy agobiante. El hombre se lo toma con un poco más de tranquilidad. Siempre crees que te vas a quedar embarazada y antes de recurrir a la reproducción asistida te planteas otras ayudas para ovular más frecuentemente o en más cantidad. Calculo que serían unos 2 o 3 años, hasta que por fin decidí venir a la unidad de reproducción asistida de HC Marbella y, efectivamente, tenía una baja reserva ovárica y necesitaba ayuda para quedarme embarazada.
Sé de mujeres en situaciones similares que cuando les venía la regla les suponía un autentico varapalo…
Es que es un drama. Pones todas tus esperanzas en algo y cuando te viene no te lo puedes creer. Tienes a tu alrededor a amigas que se están quedando embarazadas naturalmente o que te hacen el típico comentario de “Yo lo conseguí a la primera”. No es agradable.
Durante el tratamiento de estimulación suave, con pastillas, te hacen un seguimiento y te dicen la cantidad de óvulos que tienes. Por ejemplo, te pueden decir que tienes uno. Y tú te crees que te vas a quedar embarazada porque tengas un óvulo, pero no. Te viene la regla y te preguntas “¿hasta cuándo voy a estar yo intentándolo?”.
Durante esos años también habrás oído todo tipo de comentarios…
En el proceso he tenido también un aborto, por lo que tengo un catálogo de frases que no se deben decir y que antes yo misma decía, como: “La naturaleza es sabia”, “cuando te relajes, te quedarás embarazada”… ¡Todos tienen una prima que se ha relajado y se ha quedado embarazada! Pero cuando lo comentas con el doctor, te dice que eso no tiene ninguna base científica. “En épocas de guerra, con estrés máximo, se han quedado embarazadas las mujeres”, te dicen. Entonces ya dudas de que eso de estar más tranquila influya en quedarte o no embarazada.
Ante esos comentarios, pensaba que una persona que no ha pasado por esto no puede ponerse en mi piel. Es un tratamiento que implica tanta intensidad emocional que es imposible desconectar.
«En todo ese tiempo te llenas de dudas sobre si alguna vez va a funcionar, sobre por qué te ha tocado a ti»
¿Siempre has querido ser madre?
Sí, siempre. De hecho, siempre lo he tenido tan claro que no me puedo creer que esté casi en los cuarenta sin ser madre. Esto es una llamada de atención a las demás porque nunca piensas que te va a pasar a ti.
Mi marido, con el que llevo 13 años, no compartía esas ganas de ser padres jóvenes. Siempre decía que ya vendría el bebé, porque por mí lo hubiera tenido con 31 años. Y al final te enfrentas a que cuando quieres buscarlo, te cuesta 3 o 4 años y te plantas en una edad en la que ya estás al límite para ser madre. Además, me gustaría tener más de un hijo.
¿Cuándo das el paso de venir a la Unidad de Fertilidad de HC?
Vine a una consulta normal de ginecología para pedir otra opinión sobre por qué no me quedaba embaraza y me hablaron de la Unidad de Reproducción. En ese momento ni me lo planteaba porque creía que mi problema no era grave, que yo podía conseguirlo con un tratamiento más suave de pastillas que me ayudasen a ovular. Hay gente que lo ha logrado así.
La fecundación in vitro siempre me había sonado al último recurso. Además, tenía que estar de acuerdo mi pareja también. Lo de las pastillas no funcionó, así que cogí una cita y nos decidimos a iniciar el tratamiento para la in vitro.
Elegí HC porque me quedé maravillada con las instalaciones, había investigado y los especialistas de fertilidad de este centro son los que encabezan el equipo del hospital comarcal, y eso para mí era una garantía. Yo no podía acceder al comarcal, ni siquiera lo intenté porque hay dos años de lista de espera y tenía 38 años cuando empecé. Era inviable, porque además a partir de los 40 es más complicado que te consideren apta para someterte al tratamiento. Y si esperaba los dos años me plantaba en los 40. Era absurdo estar esperando. La Seguridad Social no invierte ni tiempo ni dinero en personas con un pronóstico difícil. Entonces me vine directamente a HC, ni siquiera miré otras clínicas. Me dio mucha confianza el equipo médico y las instalaciones. Y aquí estoy: embarazada dos veces de dos tratamientos, aunque el primero se quedó por el camino.
¿Cuánto tiempo hace de eso?
Me acuerdo hasta de los días exactos. Vine en marzo de 2018 para las primeras citas, dejamos pasar el verano por temas laborales y la cita para confirmar que empezaba el tratamiento fue el 7 de septiembre de 2018; empecé el día 9. Yo nunca me había hecho una estimulación, por lo tanto, tenía que ver cómo reaccionaba mi cuerpo. En HC no te aseguran que te vayas a quedar embarazada, pero sí que harán todo lo que esté en sus manos para que ocurra.
«Aquí siempre te dicen la verdad, no te van a regalar los oídos»
Evidentemente, el proceso funciona mejor si hay más óvulos. Empezamos una semana de estimulación y la cancelaron por baja respuesta. Fue un palo, pero más o menos se sobrelleva porque acabas de empezar. Tuvimos que esperar a la regla siguiente, y en octubre pusimos en marcha otro tratamiento. La respuesta fue la misma que en el caso anterior y los médicos llegaron a la conclusión de que con un embrión viable valdría, que aunque no tendría una gran cantidad, sería suficiente. No podía aspirar a más. Aquí siempre te dicen la verdad, no te van a regalar los oídos.
Ese ciclo terminó con una punción, me sacaron tres óvulos de los cuales uno estaba maduro, los otros dos estaban bien y los fecundaron, pero no fueron viables y ese ciclo se quedó ahí.
En todo ese tiempo te llenas de dudas sobre si alguna vez va a funcionar, sobre por qué te ha tocado a ti. A eso se une que conlleva un gasto económico. Pero al final llegas a la conclusión de que el dinero se podrá conseguir, pero el estar bien mentalmente, no. Eso tienes que trabajarlo tú.
Leí todo lo que cayó en mis manos sobre este tema. Para mí, el proceso de la fecundación in vitro se resume, además del “por qué a mí” y la incertidumbre, en la palabra “espera”.
En este punto, los médicos se reunieron con ella y le plantearon la opción de la ovodonación, es decir, fecundar un óvulo que no es suyo. En ese momento mucha gente hubiera dado por finalizado el tratamiento, nos dice Silvia, pero ella decidió seguir adelante y les pidió que siguieran probando con sus propios óvulos. Así empieza un nuevo ciclo.
“Empecé en diciembre con el tercer ciclo. Mentalmente agotada porque ves que no te quedas embarazada. Fueron unos meses muy intensos. En esta ocasión consiguieron extraerme cuatro óvulos, de los que esa misma tarde me dijeron que solo uno se consiguió fecundar. En ese momento no te planteas que algo pueda ir mal porque al menos tienes uno viable. No necesitabas más. Así se llegó al último paso de la fecundación in vitro: la transferencia. Se hizo casi inmediatamente. Cuando hay más de un embrión, hay posibilidad de ver cómo avanzan y elegir el mejor, en este caso no había opción. Me quedé embarazada”.
“El fin de año lo pasamos súper contentos y felices. Iniciamos el año muy bien. Más tarde, en una revisión en HC se vio que había un embrión, pero no había latido. Nunca llegamos a oír el latido. En enero tuve que someterme a un legrado y, de nuevo, tocaba esperar”.
Y empiezas otra vez todo el proceso…
Empiezo otra vez todo el proceso el 30 de marzo. El 8 de abril, que cumplía 39 años, fui al quirófano a hacerme la punción. El cuerpo es el que manda, cuando está listo no hay nada que se interponga.
Me sacaron cinco óvulos, todos maduros, y al día siguiente me llamaron para decirme que habían fecundado los cinco. Fue sorprendente. Contra todo pronóstico. Decidí transferirme dos. Por fin tenía la posibilidad de elegir.
También congelé uno, lo que era un milagro para mí. De los dos que me transfirieron, me quedé embarazada de uno. El primer trimestre ha sido y sigue siendo de terror, con miedo de que no vaya a continuar, aunque siempre piensas que otra vez no te va a tocar a ti pasarlo mal, pero como he visto de todo…
He tenido que ir aprendiendo durante todo el proceso. Por ejemplo, me he dado cuenta de que hasta que no sufres un aborto, no puedes darle consejos a nadie. Ni aunque lo vivas… Eso no tiene consuelo. “No te preocupes que no era nada, ya vendrán otros”. Un aborto después del esfuerzo económico y psicológico que supone es devastador.
¿Qué destacarías del equipo humano de HC?
La profesionalidad y el trato. Aquí te sientes en casa, te hacen sentir muy cómoda. Te dan la máxima confianza porque sabes que estás tratando con profesionales experimentados en el tema.
Hay dos ginecólogos que te atienden indistintamente, pero decidí hacerlo siempre con el mismo porque quería que el proceso fuera así. Las dos embriólogas son muy cariñosas y te apoyan mucho, y las dos coordinadoras también. El trato es muy cercano.
¿Se resiente la pareja?
Es posible que se resienta, pero en mi caso creo que nos ha unido. Hemos tenido que sobrepasar juntos muchas dificultades: el diagnostico de infertilidad, el aborto… Cada paso lo vives más intensamente. Me he sentido muy apoyada, que eso es muy importante. Una vez que empezó el proceso, él se involucró al 100%.
¿Crees que sin el apoyo de tu pareja lo hubieras llevado igual; crees que hubiera merecido la pena ser madre tú sola?
A mí me cuesta ponerme en esa situación porque llevamos juntos 13 años. Cuando estás cerca de los 40 y sin pareja te planteas si iniciar este proceso sola te frenará a la hora de encontrar a alguien en el futuro, pero también estás en un punto en el que no puedes o quieres esperar mucho más. La decisión es muy difícil, pero conozco gente que lo ha hecho sola y al final merece la pena. Evidentemente, el apoyo que falta de una pareja lo tienes que buscar en otro lado. Pero si tienes las cosas claras, sales adelante.
«Conozco gente que lo ha hecho sola y al final merece la pena»
¿Compensa la inversión económica?
Sí. Hay gente que me ha llegado a decir que, si no hubieran podido tener hijos, lo hubieran dejado y no hubieran hecho lo que he hecho yo.
Uno de los comentarios más típicos que me han hecho es “tú no sabes lo que cuesta mantener a un niño” y yo contesto “lo que no sabes tú es lo que cuesta engendrarlo”. No solo físicamente, sino también mentalmente. Hay mucho desconocimiento. Yo conozco a gente que ha tenido hijos por fecundación in vitro y les he preguntado y no tenían ni idea del proceso, ni de cuántas estimulaciones se habían hecho… Cada persona es un mundo.
¿Afectan las hormonas durante el tratamiento tanto como dicen algunas personas?
Este proceso es una bomba hormonal. Cuando te hacen la estimulación le están exigiendo a tu cuerpo que produzca los óvulos que quizás producirías en 6 meses. Te hinchas un poco, estás mas irritable… pero también estás más irritable por el propio tratamiento y la situación: tienes ilusión, pero intentas encarar el proceso de forma fría por si saliera mal. Esto hay que vivirlo e intentar hacerlo de la mejor manera posible. Yo en este tratamiento no podría aconsejar tranquilidad porque nadie la va a conseguir. Me decían “no lo pienses” pero, ¿cómo no voy a pensar en ello? Imposible.
Sí que quiero destacar que es posible, que se consigue, aunque sé que para mí es fácil decirlo porque he tenido más o menos suerte. Hay gente que insiste y no lo consigue; y la ciencia tampoco tiene una explicación para ellos.
Sobre el embrión congelado, ¿vas a ir a por el segundo embarazo?
Tener un embrión congelado es un halo de esperanza pero también te llenas de dudas sobre si saldría bien. De no ser así, tendría que empezar el proceso de nuevo y ya sería más complicado, además de tener un hijo. Pero no lo descarto. Primero que nazca esta niña y ya veremos.
¿Supone un conflicto moral para ti tener un embrión congelado?
Para mí, no. Me han llegado a decir que la fecundación in vitro es un poco contra natura, pero a mí me parece mágico y una maravilla que la ciencia pueda hacer lo que la naturaleza no puede por sí sola. Cuando vives el proceso y ves paso a paso todo lo que ocurre a nivel científico, es maravilloso. Y tener un posible hermano criopreservado a -196ºC que se pueda convertir en otro bebé, me parece una maravilla. Ningún problema ético en ese sentido.
«Cuando vives el proceso y ves paso a paso todo lo que ocurre a nivel científico, es maravilloso»
Estás trabajando para lanzar un blog y compartir tu experiencia…
Cuando te sumerges en este proceso estás muy sola, y si no hablas con alguien que lo ha vivido no puedes expresarte. Y, aun así, la gente tiene mucho reparo al hablar de esto. Me entero de personas que se han hecho una fecundación in vitro cuando yo hablo de la mía. Hay un tabú y un estigma en torno al tratamiento de reproducción asistida que no entiendo. Una de cada 10 parejas en España necesita ayuda para tener un hijo. Y esto va a ir a más. Es momento de quitarnos la careta y decir que esto existe y que no pasa nada.
Como yo me metía en internet para saberlo todo, llegué a blogs de personas que vivieron esta experiencia y me sirvió de mucho. Yo quiero que mi experiencia le sirva a alguien.
Mamafiv.es pronto verá la luz y compartiré mis experiencias. Creo que mi misión es ayudar a otras mujeres y devolver lo que he aprendido de este proceso.
Solo hacer un último apunte. Una de las cosas que he aprendido durante todo este proceso es que la reserva ovárica desciende a partir de los 35 años. Nadie te dice nada de eso y deberían advertirnos para tener la oportunidad de congelar óvulos que es una opción que actualmente existe. Llega un momento que quizás no haya vuelta atrás.
Una historia que habla de cómo una madre puso sus miras en un objetivo que, a pesar de no ser nada fácil y estar plagado de idas y venidas, persiguió hasta el final. Un proceso del que no muchos se atreven a hablar y que hay gente que todavía mira con recelo; aunque a finales de año esto y todas las lágrimas, las preocupaciones y el desasosiego ya no importarán porque Silvia podrá coger entre sus brazos, por primera vez, a su hija, a la que lleva tanto esperando.
Redacción: Ana Porras y Pablo Navarrete Fotografía: Pablo Navarrete
Me parece que estáis muy confundidos…El hijo es un don, no un derecho. Utilizáis la FIV igual que quien va al Hipercor a comprar un pollo. Habéis pospuesto el tener hijos para satisfacer vuestro hedonismo y ahora se os ha pasado el arroz. El hijo es lo que os falta en vuestra burbuja de materialismo. ¿por qué no la adopción? El cuerpo de la mujer es muy sabio…las condiciones óptimas para tener un hijo se dan mucho antes. Madre-abuela, padre-abuelo-colega que a la adolescencia del hijo no tendrá ganas ni fuerza para el combate psicológico…No todo es de color rosa. Tiempo al tiempo…