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Rocío Galán

Rocío Galán

Es joven, dulce y femenina. Pero además tiene cara de niña. Eso para las mujeres es muy gratificante ante el espejo cuando van pasando los años, pero no tanto cuando todavía hay mucha gente que se sorprende cuando dice que es la directora de uno de los hoteles insignia de la cadena Meliá y de Marbella. 

Rocío es de las pocas personas con su puesto en un hotel que puede decir que trabaja en la provincia en la que nació. Y espera que así sea al menos durante un tiempo. Evidentemente por tener a la familia y los amigos cerca, pero sobre todo porque ha estado muchos años fuera, ha entregado mucha energía al Gran Meliá Don Pepe y ahora que lo controla quiere seguir mejorando y ver los frutos de su trabajo. 

Vive a caballo entre Málaga y Marbella. Los horarios propios de su cargo y el cansancio hacen que a veces lo prudente sea no estar de acá para allá. Algo que tanto ella como su marido y su hijo llevan lo mejor que se puede, por su parte, siempre con una sonrisa. Y no es de extrañar teniendo en cuenta que Rocío lleva 20 años con Juan (su pareja). 20 años y multitud de destinos. En todo este tiempo ha sido capaz de compaginar amor por su pareja y por su profesión. Juan y Rocío. Rocío y Juan. Ella directora de un hotel de lujo en Marbella, él director de un instituto en un barrio marginal de Málaga. Una distancia que no es distancia cuando dos personas se aman y se respetan. 



Hacía tiempo que no entraba en el Gran Meliá Don Pepe. Nada más llegar se nota que al frente, ahora, hay una  mujer. Flores y multitud de detalles llaman la atención en el hall, y todo manteniendo la elegancia, sin caer en lo barroco o el exceso. 

Repito, Rocío es joven, pero cuenta con una dilatada experiencia profesional y sobre todo tiene muy claro dónde está y hacia dónde va. 

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¿Cómo empezaste en este mundo?

Estudié Turismo en la Universidad de Málaga y nada más acabar me fui a estudiar inglés a Manchester. Allí estuve un año perfeccionando el idioma, y mientras, trabajaba en lo que me salía. Desde camarera, a camarera de piso pasando por un restaurante italiano. Después volví a Málaga. –Mi novio siempre ha estado aquí. Llevamos juntos desde los 16 años. Toda una vida. – Una vez aquí, empecé de telefonista en el Hotel Torrequebrada. Me promocionaron a recepcionista y después, el último año, estuve de relaciones públicas del hotel; ya atendiendo a los clientes, atendiendo las incidencias o el tratamiento a los VIP. En aquel entonces el Torrequebrada era bastante famoso. Era cuando estaba Diego Gómez con Isabel Pantoja. En fin, por allí pasaba todo el mundo de la farándula. Estando allí me conoció el director general de Bahía del Duque, que era Gran Meliá en aquel entonces, era de los mejores hoteles de Europa, y me propuso irme al departamento comercial a su hotel. Acepté, por supuesto, y me fui para Tenerife. Fue un gran aprendizaje porque estuve un año y medio haciendo de todo; Gestionando grupos, macrogrupos de seiscientas personas, eventos, viajando mucho también, vendiendo el hotel, yendo por Europa…Después me ofrecieron un puesto aquí en la Costa del Sol de responsable de comercial de los hoteles nuestros para las agencias de viajes. Y me volví. Así también podía estar cerca de Juan. Pero parece que no me puedo estar quieta, y Meliá sacó un programa interno de dirección de hotel. Nos presentamos trescientas personas y sólo trece superamos todas las pruebas. Así que un año y medio después de volver a Málaga me volvía a ir.

 Me mandaron a Palma a hacer ese programa, que consistía en dieciocho meses en un hotel pasando por todos los departamentos; dos meses en cocina, dos meses en animación, dos meses en servicio técnico, tres meses en pisos haciendo habitaciones…Empezabas desde lo más básico del departamento, por ejemplo haciendo habitaciones, subiendo y reponiendo las toallas , planchando…Y al final terminabas cómo gobernanta. Y así en cada uno de los departamentos.

 

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¿Los jefes te trataban como a un empleado más de ese departamento o había privilegios por formar parte del programa de directores?

Tú eras uno más porque en ese momento eras uno más de la plantilla. Y si en cocina te tocaba limpiar pescado pues había que limpiarlo. Sin diferencias. Cuando estuve en «animación” me disfracé hasta de Pedro Picapiedra para estar con los niños. La misión era esa, que conocieras de primera mano cuáles son las dificultades de cada puesto de trabajo desde dentro de lo que es la organización. Sólo de esa forma cuando llega el momento de tomar decisiones sabes de lo que estás hablando, sobre lo que estás decidiendo y la dificultad que tiene.

¿Cuál es el departamento que más te gustó de todos?

Te puedo decir que el más duro, con diferencia, «pisos». El más duro porque era hacer veinte habitaciones diarias sin estar acostumbrada. Me dolían hasta las pestañas. Los que más me gustaron fueron los relacionados con restauración. Administración también me pareció muy interesante, y servicio técnico. En realidad todo es importante porque esto es un equipo, tienen que funcionar todas las piezas porque sino el hotel no avanza.



¿Cómo recuerdas tu primera experiencia como directora de hotel?

Después de esa formación, me quedé ya de subdirectora en ese hotel, por circunstancias personales del director que había. Se puso enfermo, entonces me tuve que quedar un año y medio más y haciendo funciones de directora. De allí me mandaron al Gran Meliá Colón, que estaba recién abierto, después de la apertura. Estuve dos años, un año estuve de subdirectora y otro de directora.

 

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¿Qué edad tenías?

Empecé de subdirectora en el programa con veintiséis años. Desde los veintiséis hasta los veintinueve estuve en Palma, entre veintinueve y treinta y dos estuve en Sevilla ya de directora del Gran Meliá Colón. Entonces me llamaron para hacer la pre-apertura de un hotel en Roma. En aquel momento ya conocía muy bien la marca. Querían una persona con mi perfil y que además fuese del equipo de España. Así que allí me fui sin hablar ni una palabra de italiano. Improvisé durante tres meses y después lo aprendí.

¿ Qué tal es trabajar con los italianos?

Genial. Estuve allí dos años y me trataron súper bien. La verdad que son como nosotros. Te integran muy rápido. Y también es verdad que el sur de Italia es muy como Andalucía, la gente es muy amable, te intentan ayudar. Me volví porque me quedé embarazada. Aunque estuve allí hasta el octavo mes. Casi, casi, tengo un hijo italiano. Cuando volví estuve tres meses de baja maternal, porque yo iba con la ley italiana, y a los tres meses me incorporé aquí de subdirectora, de hotel manager.

 



 

¿Pero pasaste por el hotel de Banús antes de ser directora del Hotel Gran Meliá Don Pepe?

Sí, se quedó la plaza libre de directora en Banús y me mandaron de directora residente a Meliá Banús. Entonces trasladaron al director que estaba aquí y me ofrecieron este puesto.

¿Y qué te pareció volver aquí?

Yo encantada y feliz. Sí, porque al final cuando trabajas con un tipo de cliente, un tipo de marca, para mí era volver a casa. Estaba fenomenal. Conocía bastante bien el hotel, a los empleados, a los clientes. Entonces, era más fácil.

 

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¿Hay alguno de los puestos de los que te han ofrecido que te haya dado más respeto, que te hayas planteado incluso descartarlo?

Cada vez que me ofrecían algo me lo pensaba porque ya que estaba bien en un sitio, moverte siempre te da  las típicas dudas, incertidumbre y yo siempre he querido volver a Málaga. Entonces cuando me ofrecieron Sevilla muy bien, porque estaba cerca. Tenerife era súper lejos. Y Roma era incertidumbre total, porque no hablaba italiano, ni sabía ni nada de nada. Pero bueno, al final cuando trabajas en esta profesión estos son retos que te gustan.

Bueno, y tu pareja, ¿cómo lo ha vivido todos estos años?

Pues el pobre siempre en la sombra y apoyándome mucho. Él es director de instituto en lo que llamamos un barrio marginal de Málaga.

¡Qué dos mundos más distintos!

Sí, totalmente diferentes. Yo trabajo en súper lujo, cuidar detalles, mimar clientes, cuidar mucho a nuestro personal, que la gente esté a gusto trabajando porque eso después lo ve el cliente, lo nota y lo percibe… Y mi pareja al contrario. Con todo lo opuesto. Pero para él lo que hace también es un reto. Intentar que esos chicos salgan de eso.

¿Cómo habéis mantenido la relación todos estos años a distancia?

Bien, aunque nos veíamos siempre con aviones de por medio. Y bueno, cuando empiezas con una persona desde tan pequeños te conoce tan bien que yo creo que es más fácil. Siempre me ha apoyado. Incluso ahora que mi niño no tiene ni tres años, él es el que se encarga de todo, el que va a comprar, el que lleva la casa…

El puesto de director/a de hotel requiere mucha entrega. Parece que empieza a haber más directoras, pero el porcentaje aún es bajo. 

Sí, todavía hay una gran mayoría de hombres en el puesto. En esto todavía a la mujer le queda mucho. Ser directora de un hotel, y de un hotel de estas características, esto es una raya en el agua…Es bastante complicado, porque todavía en cierto modo hay mucho machismo.

 

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Por ejemplo, ¿Tú cómo te organizas?

¿Yo? Me organizo muy mal. En temporada alta mi trabajo me ocupa todo el día y en temporada baja que son al final tres meses al año, pues intento conciliar un poco más la vida personal, pero poco. Es una profesión a la que te dedicas en cuerpo y alma. Si te gusta tienes que estar.

Nos decía Laura Chica, en su entrevista en Primera Persona, que ella también viaja mucho, y que tiene que gestionar continuamente la culpa. ¿Sientes ese sentimiento de culpabilidad?

Sí, al final siempre está presente. Ayer me decía mi niño que por qué no iba todos los días con él a la playa, porque él va con su tía y con su primo que es pequeñito también. Bueno, al final lo traduces en darle tiempo de calidad. Es complicado. Eres como la rara. Dentro de todo esto eres un poco la rara.

Por ejemplo, ¿tu familia ha respetado siempre las decisiones que has tomado?

Siempre me han apoyado mucho, sino es imposible. Está vida es muy intensa, conlleva mucha dedicación, y si ellos no te apoyan es imposible, tú sola no puedes.



Cuando una viaja tanto y ha vivido en tantos sitios ve las cosas de otra forma. ¿te ha supuesto una división con tus amigas que se han quedado en Málaga?

Bueno, la verdad es que yo respeto también mucho lo que hace cada una. Mis amigas de siempre han estado ahí, esperando, siempre he mantenido con ellas el contacto. Sí, que es verdad que cada una tiene sus prioridades, tienen sus trabajos y su vida, quizás mucho más familiar que la mía. Pero intento no juzgar, cada uno hace lo que le gusta y ya está. No porque yo haya estado fuera soy mejor o mis opiniones son más válidas que las otras.

¿Sientes que has sacrificado mucho por tu carrera profesional?

He sacrificado mucho, pero he aprendido mucho y he vivido mucho, muchísimo. Eso lo compensa todo.

 

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¿Cuáles crees que son los puntos más positivos de haber viajado y trabajado en tantos sitios?

Para empezar abrirte la mente, conocer gente fantástica, tener amigos en todos los sitios… Después, la satisfacción de los retos que has conseguido, de poner en marcha hoteles, de ver los resultados. Sí, la verdad es que el balance es super positivo.

Ahora me apetece consolidar el puesto, estar aquí un tiempo, ver los resultados, porque hasta ahora casi que cuando llegaba el momento de ver los los resultados y de verle el color, me mandaban a otro sitio.

¿Has cambiado muchas cosas en el hotel Gran Meliá Don Pepe?

Sí, intento darle el toque femenino al hotel. Intento dárselo mimando el más pequeño de los detalles, que esté todo muy bien cuidado, que el cliente sienta que no es solamente un hotel, que estamos todos para hacerle una experiencia fantástica y sorprenderle; dejarle cositas en la habitación, atenciones, notitas de parte de la directora. Eso al final el cliente lo agradece. Y eso es lo que intentamos, llegar ahí.

Estamos en un hotel que además de recibir a visitantes está muy integrado en la vida social de Marbella…

Sí, es lo que intentamos, que la gente sienta el hotel como parte de su día a día, porque realmente es así, lleva cincuenta y dos años en la ciudad. La gente viene a tomar café, a tomar algo a Cappuccino, o a escuchar al pianista por la noche. Intentamos que no sea solamente un hotel para gente de fuera de la ciudad, sino que también sea para los marbelleros.

IMG_2334-001Y si con la edad que tienes estás dónde estás…¿Después qué?

Eso digo yo. En cierto modo siempre quieres más. La verdad que es complicado porque en España en hoteles nuestros es complicado encontrar un proyecto tan interesante como este. Bueno, ¿quién sabe? A lo mejor irme fuera otra vez, y esta vez con la familia… Pero ahora no pienso mucho a largo plazo porque quiero vivir este momento. Como te decía, quiero vivir el día a día y ver los resultados que estamos teniendo, disfrutarlo, que no siempre son así de buenos, y sobre todo, disfrutar ahora mismo lo que nos está pasando porque es muy bonito.

¿Tu pareja se iría contigo ahora en caso de que te mandaran fuera?

Si el proyecto es interesante para la familia, sí. Por ejemplo, Estados Unidos, algo que a mi niño le pueda aportar algo durante un período, sí. Pero sólo un tiempo, quiero que mi niño esté aquí con su familia, sus amigos, que sepa cuáles son sus raíces y disfrute como disfrutamos nosotros.

Normalmente, hasta ahora, ha sido la mujer la que ha renunciado a su carrera por la de su pareja. Tú sin embargo has dado los pasos que han hecho falta para conseguir tus objetivos y crecer profesionalmente anteponiéndolo a «todo». 

Es complicado. En la cadena sólo el 15 % somos directoras. La mayoría o están solteras o no tienen hijos. Es que es muy complicado conciliar vida personal y profesional en este puesto. Tienes que tener a una persona al lado que te apoye muchísimo, sino es que es imposible.  Mi pareja también  tiene un puesto importante, pero él es capaz de dejar su puesto para seguirme a mí si hay un proyecto de familia. Eso es fundamental cuando te planteas nuevos retos y avanzar.

Rocío, cuando una dirige un hotel, supongo que cuando llegan las vacaciones no te apetecerá ni viajar…

¡Qué va! Nos encanta viajar, nos encanta quedarnos en los hoteles de la compañía. Y además desconecto, porque necesitas desconectar. Cuando salgo del hotel desconecto al cien por cien, no te puedes imaginar. Es como si no hubiese pasado nada en el día. Y disfruto mucho de todo. Salir a comer, perfecto. Nos quedamos en casa, pues mejor. Vamos con mi familia, estupendo. Disfruto mucho de cualquier momento, porque si no esto sería siempre un sin vivir. Cuando viajo igual, me gusta ir a buenos sitios, ver cosas diferentes, pero no soy de las que está juzgando «aquí se ha dejado el plato, eso está sucio». Al contrario mi pareja es el que lo hace, «Rocío ¿has visto esto? Que esto está fatal». Y yo «Déjalo, no pasa nada». Sí, me encanta viajar. Bueno, mi niño está viajando desde que tenía tres meses. Siempre que podemos aprovechamos.

 

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Sin embargo supongo que en el hotel hay que ser muy exigente ¿no?

Muy exigente, muy exigente, muy pesada, muy repetitiva. El cliente exige mucho y nosotros tenemos que estar al nivel. Voy andando y voy haciendo una radiografía de todo. Esto está desconchado, esto no está pintado, aquí se han dejado un plato… Y mi equipo me sigue también. Ya ellos van igual.

¿El equipo lo has elegido tú o has heredado el que estaba con el anterior director?

No, entramos casi todos más o menos en la misma época en la que yo estaba de hotel manager. Yo venía de Roma que eran otras circunstancias; un hotel nuevo, boutique, monísimo, todo detalles, flores, chocolates, calidad, todo muy, muy, muy exclusivo. Este hotel es distinto, mucho más grande, muchos años, con sus arruguitas, pero intentamos eso, compensarlas con muchos servicios. Todo el equipo ha sabido seguirme y ahora lo hacen, te diría, igual que yo. Todo el mundo está muy pendiente de cada detalle. 

Supongo que eso dará mucha tranquilidad, ¿no?

Sí, mucha, si no es imposible, si no tienes un buen equipo es imposible. Y si tú no confías en el equipo y el equipo no te sigue tienes que irte directamente.

Estuviste aquí mientras en tu actual puesto había un hombre. ¿Crees que el personal te exige al ser mujer que seas más empática?

No creo que sea cuestión de sexo, es cuestión de personalidad. En mi caso siempre intento ganarme a la gente desde la empatía, empleando mucha psicología. Intento dar muchas explicaciones, pero cuando hay que cortar también corto, no hay más explicaciones, esto ya se hace así y no hay que convencer. Pero se intenta.



¿Cómo es el cliente del hotel?

En general es un cliente muy asiduo, muy regular, que viene de generación en generación; han venido sus padres, ahora viene él, vendrán sus hijos y así año tras año. Viene una media de veinte días de vacaciones, no quieren salir del hotel, van puntualmente a cenar y a dar una vuelta. No hay muchos clientes muy extravagantes, de los que te piden cosas muy raras, hay gente rara, pero como en todos lados.

¿Qué es lo más raro que te han pedido?

Bueno, que te hagan cambiar entera la decoración de una Suite, o sea entera, no quería el rojo por ningún lado… Desde cortinas, edredones, sabanas, todo, toda la decoración, pero como lo paga se le cambia y todos felices. O una vez que tuvimos que ir a Imaginarium a comprar todo lo que había en la tienda para el hijo de un cliente. En general sí que piden a lo mejor más cosas tipo alimentación, como un champán concreto o caviar de beluga. Normalmente son personas muy amables que quieren sentirse cómodos en su estancia aquí.

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De los personajes famosos ¿Quién es la persona que más te ha sorprendido?

En este hotel, para mí, Eva Longoria. Es una persona con mucha sensibilidad, muy cercana, muy cariñosa, muy sencilla y espontánea. La verdad es que para la repercusión que tiene, a mí me parece una persona extraordinaria. Y sobre todo, la labor social que hace.

Rocío estando en tu tierra y con los años que hemos vivido habrá habido personas que te conocían, que estaban en paro y que habrán intentado hacerte el compromiso de entrar en el hotel a trabajar…

Al estar en Málaga ya tienes una vinculación afectiva. Pero no. Aquí la gente entra por valía. A mí me llegan miles de currículum al año y lo que hacemos es una selección de manera muy objetiva, se pasa al departamento de recursos humanos. Yo no doy pie a ese tipo de cosas.

¿Los límites nos lo ponemos nosotras?

Los límites nos lo ponemos nosotras y algunas veces te los ponen también. Tienes que tener mucha psicología y las ideas muy claras para ir rompiendo esas barreras.  A mí me pasa en bastantes ocasiones que cuando me presentan a algún cliente o a alguien importante, un poco más mayor, que me preguntan:  «Pero, ¿tú eres la directora del hotel?». Sí, se sorprenden, todavía se siguen sorprendiendo. «Sí eres una niña, ¿no?”.

Supongo que te habrá dado mucha seguridad que desde Meliá confíen mucho en ti.  

Siempre. Tú piensa que para mi presidente es romper. Mi presidente tiene ochenta y dos años, y ponerme aquí ha sido como para él romper con todos los paradigmas y todos los estereotipos de director…Y poner a una directora joven en uno de sus hoteles emblemáticos significa que confía mucho en mí. Y eso te da motivación para hacerlo aún mejor. 

 

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Fotografía: Lorenzo Carnero

Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com.

IMG_2159-001 Rocío Galán

Directora en Hotel Gran Meliá Don Pepe

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