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Montse San Francisco

Montse San Francisco

Montse San Francisco es de Gijón, aunque algo dentro de ella la hace sentir muy de Marbella, muy andaluza, incluso antes de venirse hace 10 años a vivir, ya lo sentía así. Es de esas personas a las que le duele Marbella y se preocupa porque cada día vaya mejor desde su ámbito de actuación. Esto demuestra que es una persona implicada, comprometida. Pero no solo con Marbella, sino con todo lo que hace en su vida. 

Es periodista, aunque tras trabajar en diferentes medios de comunicación, entre ellos Cadena Ser, Antena 3 o Tele 5 decidió especializarse en el mundo de la comunicación en la empresa. Y aunque le encanta la radio y sigue teniendo vinculación con ella gracias al programa que presenta y dirige  semanalmente en Cope Marbella  «La mirada femenina”, como otros muchos compañeros de profesión acabó quemada del periodismo que mayoritariamente se hace en este país. De hecho, confiesa que no ve informativos, porque no se los cree.



Cree en el destino y en el azar, y en que es capaz de conseguir todo aquello que proyecta. La vida así se lo ha demostrado. Lo único en lo que no acertó es que de mayor se veía rodeada de niños. Sin embargo, respetó la decisión de su marido de no ser papás. Una decisión que asegura que no le ha pesado y que no la hace sentir frustrada. Mimar a su marido y a su madre, viajar continuamente y sentirse mimada llenan su vida y sus espacios. Aún así, no descarta nada porque la vida también nos tiene preparadas sorpresas.

Montse es gran amante de las personas. Le gusta conocer gente nueva que tenga algo que aportar y por supuesto aportarles. Algo de lo que disfrutó mucho al llegar a Marbella desde Salamanca. Se vino para trabajar en Incosol, pero aquello no funcionó. Pero la vida la quería aquí, en la Costa del Sol, y surgió la oportunidad que se lo permitió: es desde hace 9 años directora de marketing y comunicación del emblemático Casino Marbella.  Pero no os lo voy a contar yo, nos lo va contar ella.

Quedamos por la mañana en el Casino, para tomar un café. Está recientemente remodelado y se nota. Todo tiene un aire nuevo, a limpio. Es temprano, aún las instalaciones están cerradas. Buscamos un bar cercano para charlar. La elección es perfecta hasta que llega un «señor” hablando por teléfono con el altavoz activado. Como si hubiese necesidad de que todo el mundo escuchase su conversación y los entresijos de sus negocios. Descubro que no es solo un fenómeno exclusivo de los vagones del AVE. Ahí hay un trabajo sociológico importante por hacer, y añado que un trabajo de educación. Ahí lo dejo. Durante esta charla nos tenemos que cambiar hasta tres veces de mesa escapando de su elevado tono de voz. ¿Lo escucháis? Mejor que no. Centrémonos en Monte. 

¿Por qué decides trasladarte a Marbella?

Vine por Incosol, me propusieron un proyecto muy bonito. En esos momentos yo estaba en Salamanca y quería cambiar de aires. Buscaba un sitio con mar y desde que estuve en Sevilla soñaba con vivir en Andalucía. Empecé la búsqueda cuando acabé los masters y el doctorado que estaba cursando; razones por las que estaba en Salamanca. Una vez que finalicé todo, podía continuar y seguir mi camino. Fue entonces cuando me surgió la oportunidad de venirme a Marbella.

En la segunda etapa de Incosol, supongo…

Sí. Me vine de directora de comunicación. Era un proyecto muy ambicioso, lo acababa de coger Jale y querían relanzarlo. Se trataba de un proyecto de comunicación muy bonito. Además, me apetecía mucho. Para mí suponía un cambio sustancial, ya que me iba a encargar de algo distinto a lo que venía haciendo hasta el momento. Iba a trabajar en el sector del turismo, la salud, la belleza dedicada al mundo femenino… Era un reto importantísimo para mí.

Me fascinó poder formar parte del proyecto de un hotel con tanto peso y solera como tenía Incosol. Así que sin pensarlo dos veces me embarqué. Recuerdo cómo el mismo día que decidí venirme a Marbella me llamaron del Casino de Asturias para ofrecerme un puesto pero, al final, cogí mis cosas, las metí todas en el coche y me vine.

¿Qué estabas haciendo allí en Salamanca además de estudiar?

Era Directora de Comunicación del Casino de Salamanca. Llevaba seis años en Salamanca y, como te he comentado antes, me apetecía bastante cambiar de aires. Me apetecía un sitio de mar; a mí me hace falta el mar para vivir. También quería un lugar cosmopolita. Y eso era justamente lo que me ofrecía Marbella; un sitio con multitud de posibilidades de conocer a gente de muchos mundos distintos. ¡Era eso lo que me apetecía!



En aquel momento no tenías pareja…

Nada. Era un momento en el que estaba muy libre. Era el cambio justo que quería para los treinta y tantos años que tenía entonces. Había llegado el momento de asentarme en un sitio que me permitiese un desarrollo personal. Ya me había formado bastante en el ámbito de la comunicación –creo que en ese momento ya estaba bastante afianzada en mi trabajo- y tenía muy claro que me quería dedicar a lo que hasta ese momento venía desarrollado en mi día a día: comunicación de empresa, eventos, etc. Y me lancé. Nunca olvidaré el día que bajaba con mi coche y con todos mis bártulos escuchando la canción de Chambao que ponían en el anuncio de…

…Andalucía

Sí, ése. Se me saltaron las lágrimas porque había conseguido mi sueño de vivir en Andalucía después de muchos años queriendo hacerlo. Quise vivir en Andalucía desde que hice prácticas en Antena3, en Sevilla. Era algo que tenía clarísimo y en cuanto me surgió la oportunidad no lo dudé.

¿Qué te encuentras al llegar aquí? ¿Venías con algún lugar para quedarte?

Me vine sin tener nada. Llegué en pleno verano, en un momento en el que empezaba la crisis en Marbella, aunque en España aún no existía. A mi llegada me dijeron que hasta que encontrase un apartamento podía quedarme en el hotel. Pero claro, cuando me puse a buscar me di cuenta de que encontrar un apartamento en Marbella casi en verano era muy complicado.

Al principio todo marchaba bien; era verano y todo iba genial, pero luego la situación se complicó y se volvió bastante dura. Fueron tiempos bastante convulsos, de llegar a no cobrar, tener una huelga de empleados… Llegué a poner cafés en el desayuno a los clientes en un momento de desesperación…

¿Te arrepentiste en ese momento de venirte? Teniendo en cuenta que lo te encontraste poco se parecía a lo que te habían ofrecido…

Fue muy duro. Si aguanté el primer año en Marbella fue porque tenía muy claro que quería quedarme. El destino es importante y ahí estaba yo… Creo en el azar y en el destino. Mi vida está marcada por estas dos circunstancias; creo que la vida de todo el mundo lo está en buena medida. Por eso nunca me arrepentí de venir, aunque pasé por momentos muy duros. Sabía que éste era mi sitio; lo sentía así. Desde Casino Marbella me ofrecieron la posibilidad de incorporarme con ellos en comunicación en ese momento.

¿Moviste ficha?

No. Tengo fe en las casualidades. Conocí a Javier Burgués en un evento conjunto del Casino con Incosol y le dije que yo tenía experiencia trabajando en casinos. Es un mundo donde hay mucho corporativismo; somos muy pocos y nos conocemos todos. Él casualmente conocía a uno que había sido mi jefe y se interesó por mi situación laboral. Le dije que el tema en Incosol estaba bastante complicado. Ellos habían abierto un proceso de selección y entré en él junto con muchísimos aspirantes. Mi experiencia en el mundo de los casinos pesó, claro que sí.

¿Empiezas a trabajar en el casino cuando Incosol ya había cerrado?

No, pero ya estaba haciendo aguas. Realmente salté en un momento muy idóneo.

De repente, en cuestión de tres meses, mi vida pasó de ser un auténtico desastre en Marbella a arreglarse todo y que las piezas volviesen a encajar. De pronto me vi con un apartamento maravilloso y un trabajo que me encanataba. Empecé a disfrutar de verdad de Marbella. A partir de ese año ha sido todo estupendo; no tengo ninguna queja.

Tú que no querías seguir en el mundo de los casinos… Te apetecía cambiar y al final volviste.

Es un mundo que siempre me ha encantado. He sido clienta de casinos; el juego siempre me ha fascinado. Me gustan, no voy a decir que no. Quería cambiar porque siempre apetece estar y entrar en contacto con otros sectores, pero es que este es el tercer Casino en España. Era un reto muy apetecible. Suponía entrar en Cirsa, que es la empresa de juego más importante en España. Era una buena oportunidad que no podía dejar pasar. Y aquí sigo; ¡vamos, de aquí no me muevo!



¿Dónde vivía tu madre en ese momento? ¿Ya se había venido?

Mis padres estaban viviendo en Alicante. Tenían su casa en Asturias, pero les encanta el buen tiempo y habían fijado allí su segunda residencia. Así que les propuse venirse. Total, estaban a la misma distancia de Asturias y, además, yo estaba aquí. Así que al final se vinieron a Marbella.

De todas formas, yo siempre les había repetido hasta la saciedad  que se tenían que venir a Marbella, incluso cuando se compraban la casa en Alicante. Se decidieron por Alicante porque mis tíos vivían allí y estaban más acompañados. Pero al estar yo aquí también les pesó.

¿Tienes hermanos, Montse?

Tengo dos hermanos mayores que viven en Asturias. Ellos se quedaron allí; no he podido traérmelos. Me los hubiera traído a todos pero es complicado cambiar la vida de la gente. Yo siempre he sido la más aventurera de la familia.

¿Cómo es Marbella a la hora de llegar, relacionarse, conocer gente nueva y hacer amigos? Porque llegaste sin nada…   

Sí, me vine sin nada y con 30 años, que no es lo mismo que cuando una tiene 20. Marbella es un lugar increíble, alucinante. Me han acogido fenomenal. Yo venía de una ciudad muy costumbrista, muy cerrada y clasista como es Salamanca, así que imagínate el cambio cuando llegué a Marbella.

En Salamanca hay como dos mundos, en uno es donde se relacionan los estudiantes. Yo estudié allí la carrera y entonces no había vivido la ciudad desde el otro lado. Toda la vida gira en torno a los estudiantes, pero ¿qué pasa con el resto de la gente? Son todos de Salamanca y es un ambiente bastante más cerrado.

En Marbella, sin embargo, nadie es de aquí. Es muy difícil encontrar a alguien que realmente sea nacido aquí. Me encuentro con una vida en la que tengo amigos daneses, franceses, ingleses, italianos… Es algo que me fascina. Me encantan los aires cosmopolitas que me rodean. Para mí todo lo que me rodea es mucho más cultural que cualquier obra de teatro. Precisamente, creo que esa cultura que se vive y respira en Marbella es lo que la hace diferente. Puedes elegir lo que quieras en cada momento. Igual un día puedes vivir como alguien adinerado y gastarte en una cena 200 euros y otro día puedes salir a tapear por 15 euros. Tienes infinidad de opciones. Además, tienes Málaga al lado con el aeropuerto, tienes playas maravillosas… Tienes el golf… Esta es justamente otra de las razones por la que me vine aquí, me encanta el golf y esta es la ‘costa el golf’. Aquí tenía la posibilidad de practicar el golf todo el año.

¿Cómo llegas al golf? Es algo raro que en aquella época una mujer, tan joven y encima no viviendo aquí…

El azar y las casualidades de las que siempre y tanto hablo. Conocí a uno de los directores del campo de golf de Salamanca por mi trabajo en el Casino y un buen día me invitó a que fuese y probase. También el que en ese momento era el Director del Casino, Luis Valdor, me animó a que jugase y me regaló la bolsa. Y así, entre los dos, pues empecé a tomar clases y descubrí que me gustaba muchísimo. Es un deporte que requiere buena forma física aunque la gente se crea que no. Además, es un deporte que puedes practicar hasta que te mueras. La parte buena es que estás en la naturaleza, que viajas… Es lo que digo siempre, las circunstancias, el azar y el destino me ha ido encajando todo en la vida.

¿En qué momento conoces a tu marido? ¿Quizás en un momento en el que ya estabas un poco cansada de la vida social de Marbella?

No, no estaba cansada. ¡Qué va! Nos vimos en un evento del Casino y después, a través de una amiga en común, hizo todo lo posible para que yo acudiera a una fiesta que organizó. Me vio de lejos, le gustó mi sonrisa y quiso conocerme. Quiso conocer a la «rubia del Casino”. ¡Montó una fiesta en su casa por su cumpleaños para conocerme! Y yo fui. Fue algo muy gracioso porque cuando acabó la fiesta le ayudé a recoger la casa y le corté una bayeta porque era muy grande y resultaba muy difícil para limpiar… ¡y ese es el resumen de cómo empezamos! Todo el mundo me esperaba en la fiesta y cuando le preguntaban los amigos «¿qué tal con esa chica?», él siempre decía: «mira, me ha cortado la bayeta”. Creo que ahí marqué el territorio, ¿no? Y desde entonces…

Además, fíjate, yo desde pequeña he sido siempre forofa de los italianos y, mira por donde, él lo es. En cuanto le conocí le dije: «tienes tres puntos más por ser italiano”. Hay ciertas cosas en mi vida que he presentido mucho antes de que ocurriesen.

O sea, ¿las habías proyectado directamente?

Sí.

¿Crees mucho en la ley de atracción?

Sí, creo que todo son circunstancias y el azar te va empujando hacia ellas. No sé quién mueve los hilos, pero al final te encuentras con ellas de frente. ¿Estabas en el sitio correcto en el momento adecuado? ¿Por qué estás? Es un cambio de vida, es decir, una cuestión circunstancial.

Me ha pasado tantas veces… Creo que la vida es estar en el momento adecuado en el sitio correcto. Es algo imprescindible. Fíjate, el día que mi marido, Estéfano, me vio en ese evento ni siquiera pensaba ir y sin embargo fue. Estaba cansado, mal vestido y por eso no quiso que nos presentasen ese día. Y después estuvo desde noviembre hasta marzo que me conoció ideando cómo podía producirse el encuentro.



No fue algo inmediato tampoco.

No, no, fueron cinco meses de espera.

Y cuando lo conociste –a pesar de tener tres puntos más porque era italiano- ¿qué te hizo darle la oportunidad?

Fue casi un año de ‘toma y daca’. Fuimos conociéndonos poco a poco, comprendiéndonos, respetándonos… Creo que, sin saberlo, encontré en él a la persona que buscaba. Lo tenía todo. Además, es golfista; ¡fíjate, con su edad amante del golf! Tiene unos valores muy sólidos, que es algo fundamental cuando encuentras a alguien con quien compartir tu vida. Los valores, la forma de vida y que sus virtudes compensen sus defectos y que, además, puedes soportarlos. Y eso era lo que él tenía, todo. Por otro lado, está su familia, que es maravillosa. Con ellos siempre me he sentido súper bien, muy querida por ellos. Así que aquí estamos, muy felices después de cuatro años.

¿Cuatro años lleváis casados?

Ahora en septiembre hacemos cuatro años, aunque hace siete que nos conocimos.

Montse, ¿no os planteáis tener hijos? Es la típica pregunta…

Él no quiere tener hijos. No ha querido desde el principio.

¿Te lo dijo?

Me lo dijo claramente. También por las circunstancias. A lo mejor si esta situación se me hubiese dado hace diez años quizás no habría renunciado a ser madre, ¿no?. Ahora ya con 44 años…

Claro.

Ya me pilla un poco más fuera, aunque no descarto nada. En la vida no se puede descartar nada; cosas más raras se han visto. Pero bueno, hay muchas formas de ser madre que no sean las naturales. Hay muchas maneras de querer, dar amor, compartir… Creo que cada uno tenemos una función en la vida y no todos podemos hacer lo mismo. No me siento menos realizada que una mujer que ha sido madre, sinceramente. Tenía una amiga que cuando yo vivía la «vida loca» cuando llegué aquí ella estaba casada y tenía hijos y me decía: «qué curioso, cuando éramos pequeñas siempre habría jurado que nuestras vidas iban a ser al revés, tú casada, con niños y con una vida tranquila en Gijón; y yo, sin embargo, viviendo la vida loca en Marbella. Jamás hubiese pensado que íbamos a intercambiar los papeles”. Por eso te digo que en la vida no se sabe; uno nunca sabe dónde va a acabar. Si hace once años me hubieran dicho que tendría esta vida aquí hubiera dicho que era mentira.



 

Has estado vinculada a la comunicación de empresas, pero siempre has estado presente en los medios. De hecho, aún hoy sigues vinculada a la radio. Es algo que te llama, ¿verdad?

Estudié periodismo en Salamanca. El periodismo es algo vocacional; nunca voy a dejar de ser periodista. Para mí un periodista es una persona que cuenta a la gente lo que pasa; algo tan sencillo como eso.  Es cierto que soy chismosa; es mi defecto o mi virtud. Cuando digo que soy chismosa me refiero a que me gusta contar historias, me gusta comunicar; y creo que se me da bien. Como te he comentado estuve en Antena 3, he trabajado en periódicos, hice prácticas en la Cadena Ser durante la carrera. La radio es algo que me atrapa. Una voz te engancha, te traslada… es curioso el poder que tiene la comunicación en ese medio. Para mí, de hecho, es la comunicación en su estado más puro. Cuando acabé la carrera estuve fuera trabajando en medios de comunicación, concretamente en República Dominicana. También estuve tres años en Telecinco a nivel nacional de corresponsal.

¿En los informativos?

Si, en Informativos Telecinco.

¿Cómo fue la experiencia? ¿Dura?

Muy dura, 100% vocacional. Tienes que tener disponibilidad las 24 horas del día. No tienes vida, vives por y para el periodismo. Lamentablemente en este país el periodismo no es lo que te pintan, no puedes contar la verdad. A veces se manipula bastante. De hecho, no veo informativos porque me parece muy triste la situación.

Te entendo perfectamente. No te crees nada…

No. Y luego, el tema de que en España, por ejemplo, tenemos el hecho de que si no hay cuerpo no hay noticia, ¿no? Me parece muy escabroso. No me gusta nada. Hay formas muy distintas de trabajar la noticia en otros países, de una manera mucho más sutil en la que no es necesario ver la imagen. No necesitan ver las imágenes de la sangre, del cuerpo…

De caer en el morbo más absoluto…

Somos morbosos y eso no me gusta nada. Hubo un momento en España que era algo que estaba muy de moda. Hacíamos muchos sucesos y eso era muy duro. Yo tengo experiencias muy duras. Al final, cuando haces sucesos te los sigues llevando a casa por mucho que no quieras. Estás en contacto con historias que son muy trágicas.

Fue muy bonito ejercer el periodismo como tal. Tuve una oportunidad que no mucha gente tiene. Estuve en medios nacionales, conocí a periodistas importantes, conocí personalidades del mundo político, económico, social… Ministros, artistas como Alejandro Sanz… ¡muchas gente! Pero luego también tiene su parte difícil. Que te vea tu abuela en la tele es muy chulo, pero luego es una profesión que está muy mal pagada, está muy mal valorada. Entonces, llega un momento en el que dices: «necesito algo diferente”. Y me fui a la comunicación de empresa, que es donde creo que acabamos todos. Para trabajar en la comunicación empresarial creo que es muy importante el haber trabajado en los medios para saber entender cómo funcionan y saber explicarles lo que quieres comunicarles; para conseguir que la comunicación sea efectiva.

Estoy muy contenta de estar al otro lado. Tengo mi programa en la Cope, ‘La mirada femenina’, que es mi hobby y me encanta. También hago artículos de vez en cuando de moda, de viajes… no me importa; pero por hacerlos no quiero cobrar.

Monste, ¿cómo llegas a  la comunicación de un casino? Es un terreno un poco pantanoso. En una época se hablaba mucho de que la ludopatía era un problema que rompía familias… ¿Cómo os planteáis ese tema?

Llevo quince años en este mundo, en el mundo del juego y, afortunadamente, he visto muy poca enfermedad. No te voy a decir que no la haya. Me gustaría que quedara claro que los casinos no queremos enfermos.

De hecho, cuando los fichan con el DNI no pueden pasar, ¿no?

Claro, cualquier familiar de primera, directo (tu marido, tu hermano, tu padre) puede actuar en el caso de que una persona tenga algún problema con la enfermedad; incluso el mismo cliente puede hacerlo. Si vemos que en algún momento concreto alguien está teniendo problemas, es decir, que vemos que el juego es quien controla su vida, entonces intentamos hablar con esa persona voluntariamente e intentar explicarle que tiene un problema. Somos humanos. Hablamos evidentemente de las personas que tienen un problema porque luego ya está que cada uno se gasta el dinero en lo que quiera; ese ya es otro tema. Yo aquí no quiero a ninguna persona enferma. Con relación a lo que me preguntabas antes de cómo se comunicaba, pues realmente volvemos al tema de siempre, ¿no? ¿Cómo se comunican el alcohol y el tabaco? Al final nada en exceso es bueno para la salud. En su justa medida todo es bueno; en exceso, nada. Pues esto es igual.

Mira, ¡te cuento otra circunstancia de mi vida!. Mi tesis de fin de carrera era sobre «La comunicación en empresas con restricciones legales: el juego, el tabaco y el alcohol”. (Se ríe)

Proyecta que te toque el Euromillón (Bromeo)

Increíble ¿verdad? Esa fue mi tesis de fin de carrea. Aún la conservo guardada. Era un tema que ya por entonces me llamaba la atención. Realmente, a veces es muy difícil la comunicación porque tenemos muchas restricciones. No te creas que es una cuestión sencilla.



Ya, me imagino…

Debemos usar palabras que no inciten al juego. Yo no quiero incitar al juego, yo quiero que la gente venga y se divierta. Lo que más me cuesta comunicar al público es que al casino se puede venir a tomarse una copa, a pasar el rato, a disfrutar de una buena copa de vino… Esta es la idea. Que luego juegues o no juegues, esa es una decisión de debes tomar tú; nadie puede hacerlo por ti. Tú puedes venir a cenar sin más a un lugar en el que sabes que hay una seguridad, una tranquilidad, donde hay personas adultas, buen ambiente, gente bien vestida –aún tenemos ciertas exigencias a nivel de etiqueta-, etc.

¿Qué ha supuesto la renovación de las instalaciones para vosotros?

Ha quedado todo muy bonito y creo que hay casi una obligatoriedad de venir a verlas. Somos un termómetro del turismo de la ciudad, es decir, yo te puedo decir si hay más rusos o hay menos porque siempre hay un porcentaje que va a pasar por Casino Marbella. Nosotros podemos testar muy bien este tema. Sabemos cuál es el ritmo de la ciudad dependiendo de nuestras visitas. Las tenemos muy bien controladas por lo que sabemos perfectamente las nacionalidades de las personas que nos visitan, cuándo vienen más, los horarios, etc.

¿A ti te duele cuando ves cosas que se están haciendo mal en Marbella?

Me duele mucho Marbella, tú lo has dicho. Aprovecho la oportunidad para decirlo aquí. Tengo mil ideas y ganas de hacer diez mil cosas por Marbella. Es una pena que la política en estos momentos esté tan corrompida. Es algo que me da mucha pena.

¿Has tenido aspiraciones políticas alguna vez?

De hecho, una de las primeras cosas que empecé a estudiar fue Ciencias Políticas por la UNED. Pero después vi que eran unos momentos muy complicados. No me gusta la política como tal, es decir, yo tengo una política idealizada. Sé que es muy difícil contentar a todo el mundo y, de hecho, no quiero hacerlo, pero sí hacer el bien para la mayoría; creo que es algo bastante viable de llevar a cabo.

Me gustaría hacer algo como lo que han hecho en Estepona, que me parece maravilloso. Siempre pongo como ejemplo el cambio que han experimentado Estepona o Málaga en estos años que llevo aquí; es algo que me parece alucinante. Cuando vine hace diez años Málaga estaba casi derrumbada, abandonada… y que haya llegado a erigirse como Capital Europea de la Cultura me parece alucinante.

¿Por qué en Marbella nos vamos a quedar con lo mismo que tenemos? ¿Por qué no somos capaces de mirar y buscar otra cosa que no sea el lujo? Por ejemplo, el turismo de salud. Marbella lo tiene todo. Tenemos las mejores clínicas. No sé, deberíamos buscar algo que nos colocara en el mundo a otro nivel que no fuera el puro lujo, que tampoco creo encaje mucho en estos momentos. Creo que a la gente le falta mucho viajar. Si vas por ejemplo a Saint Tropez, a Montecarlo o a Cerdeña y ves el lujo que hay te das cuenta de lo que es realmente.

El lujo allí dista bastante de lo que tenemos realmente aquí. Y es algo que me duele. Me duele ver las noticias que salen de aquí, llenas de morbo… Conociendo cómo trabajan los medios de comunicación sé que esto no va a parar aquí. Cada vez que este verano salgamos en televisión será para dar a conocer cosas como éstas. Olvídate de que, lamentablemente, sea para otra cosa.

¿Crees que lo que hay aquí es una campaña contra Marbella por parte de los medios de comunicación?

Competimos con otros destinos. Somos competidores de Ibiza, de Mallorca… Hemos estado mucho tiempo liderando el turismo, entonces, ¿cómo se compite? ¿Con buenas o con malas artes? Sabes que, además, cuando un hecho se repite es más noticioso o noticiable y eso es lo que pasa aquí.

Lamentablemente, lo que nos ha pasado y lo que nos está pasando en Marbella me da mucha pena. No sé si debería partir directamente de la Administración o de los agentes del turismo, pero deberíamos tener unos estándares de todo. A nadie debe darle miedo prohibir; no pasa nada por prohibir o por poner normas de vestimenta o códigos de comportamientos. Si lo que hay dentro es suficientemente atractivo la gente hace lo que sea por entrar. Es algo que nos pasa en el Casino, por ejemplo. Muchas veces, al final, nos llega gente con pantalón corto y entonces nosotros les proporcionamos el pantalón largo y se lo acaban poniendo porque quieren entrar.

Creo que deberíamos mantener ese tipo de cosas, de normas. Si quieres hacer algo selecto, entonces tenemos que hacerlo.

El decoro, una imagen cuidada…

Si tú quieres estar en la discoteca de moda o en el sitio de moda del momento, te vistes como te pidan. ¿No se viste la gente de blanco en la fiesta de blanco y nadie dice nada? ¿Por qué no se pueden poner entonces unas normas a la hora de entrar en un sitio privado? Hablamos por ejemplo de Puerto Banús o de una ciudad como Marbella. Creo que trabajar en este aspecto es nuestra responsabilidad. Siempre lo he dicho así.

Si desde el Casino hubiera que pegar carteles para dar a conocer estas normas no habría problema, pero creo que todos deberíamos luchar juntos con el Ayuntamiento al frente para que esto fuera así. Deberíamos buscar realmente ese cinco estrellas que se pretende, ese posicionamiento. Hay que buscar la idea que queremos transmitir. Creo que es la imagen. Que se defina la marca, como se ha hecho en Málaga o Estepona.

Montse, has creído tanto en Marbella que incluso tiraste un poco de tu madre para que montara una tienda de zapatos; Stravaganza Marbella.

Sí, totalmente.

O sea, que también tienes un poco de faceta de empresaria porque es algo en lo que  también estás metida, le echas una mano…

Me encanta la moda y me encanta el diseño. Soy muy inquieta en este sentido. Era un proyecto un poco para las dos. Ella siempre soñaba con tener una tienda y un día le dije bueno, pues la ponemos. Yo la apoyo y la ayudo con mis conocimientos de moda para comprar y la verdad es que está encantada. Siempre luchando y trabajando; intentando ofrecer a Marbella lo mejor. Es una apuesta muy arriesgada, pero bueno, ella está feliz con el trato de la gente. Le gusta mucho estar con la gente y ha podido cumplir un sueño.

¿Ella nunca había trabajado?

Ella siempre había trabajado de cara al público pero no había tenido su propio negocio. Siempre ha estado a la sombra de mi padre con sus negocios. Es la primera vez que tiene su propia empresa. Está muy contenta porque, de alguna forma, se ha realizado. Aparte de ser una madre maravillosa es una mujer estupenda.



¿Te gustaría escribir? 

Sí, me encantaría.

¿Te ves para siempre en el casino?

Nunca lo sé… nunca lo sabré.

¿Qué estás proyectando? Porque se va a cumplir, es decir, dime lo que estás proyectando y se cumplirá. (Bromeo con ella)

Algún día sí que me gustaría escribir. Tengo varias cosas en la cabeza, varios libros muy distintos que me gustaría escribir; entre otras cosas, claro. Yo creo que la vida son ciclos y que no te puedes quedar estancado, tienes que evolucionar. Nunca se sabe.

¿Dejarías todo por encerrarte a escribir?

Hoy por hoy no; no estoy preparada. Necesitaría muchas más cosas. De todas formas yo necesito estar haciendo muchas cosas. Quizás porque, precisamente, no tengo hijos, porque soy muy activa; porque soy muy guindilla, como me llaman. A lo mejor si me voy a la montaña y estoy allí me dedicaría a escribir, pero siempre hay otros componentes en mi vida. Me gusta mucho ayudar a la gente, apoyarles. A veces veo a gente que necesita cosas y me gusta ayudarles sin nada a cambio. Es un placer para mí. Cuando comparto regalo, cosas, momentos o ideas… ¿Cómo me veo? Pues realmente no lo sé. No sé lo que proyecto, pero son muchas cosas.

¿Estás a gusto ahora? ¿Estás en un momento…?

Estoy en un buen momento. Estoy en un momento de tranquilidad; tengo salud que es muy importante, tengo amor, tengo amigos. No puedo pedir más… no pido nada más.

Fotografía: Javier Nuñez

Montse San Francisco

Directora de Comunicación y Marketing en Casino Marbella

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Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com.

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