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Eyre Suárez: «Siempre he defendido que la música es literatura»

Eyre Suárez: «Siempre he defendido que la música es literatura»

Eyre Suárez se define como cantautora, músico y poeta. Es licenciada en Periodismo por la Universidad del País Vasco. Aunque su trayectoria profesional y su formación se completan con cosas tan diversas como profesora de Formación Vial, Experto en Pericia Caligráfica Judicial y Documentoscopia (Universidad a Distancia), Community Management, Investigación e Interpretación Musical y Estudios de Doble Grado en Educación Infantil y Primaria por la Universidad Internacional de Valencia.

Eso pone de manifiesto su inquietud por saber, por aprender, por seguir avanzando en materias que le atraían a lo largo de su vida. Pero si hay algo que realmente le apasiona es la música, un mundo en el que está intentando hacerse hueco desde que en 2015 participase en Chaveleando, un homenaje a Chavela Vargas con los guitarristas Javier Herraiz y Laura Moyano.

 

Eyre es una apasionada de la radio, y eso le ha llevado a ser locutora en Onda Vasca o Radio Costa del Sol, donde continúa en la actualidad. Como encontrar trabajo estable en el mundo del periodismo a veces es complicado, Eyre ha trabajado también en varias autoescuelas. No se le caen los anillos, no. Y menos teniendo en cuenta que es madre, tiene una hija a la que sacar adelante.

Su vinculación con el mundo de la música comenzó siendo muy niña, con sólo 5 años empieza a desarrollar su habilidad musical y asiste a clases de guitarra, y con 8 años se inicia en la composición de sus propios temas.

Ya no es una niña, y aunque la edad, nació en el 72, le ha supuesto enfrentarse a baches en el camino, en mayo de 2017 lanzó el Single Déjate Llevar con ACE Music y unos meses

después, en septiembre, Aprendí a Soltarme, un tema en el que narra la historia de una persona que decide poner fin a una relación en la que sufre Violencia de género, y en diciembre Me equivoque al quererte.

Eyre compone tanto la letra como la música de sus canciones. Además de la música, entre sus pasiones está la literatura, y ha participado en varios concursos vinculados con las letras, donde ha obtenido numerosos galardones. Fue invitada al Primer Encuentro de Jóvenes Autores en Vitoria, donde aprendió más acerca del arte literario de la mano del escritor Antonio Gala.

Es Coordinadora del Circulo Poético de Fuengirola, y miembro de la Plataforma «Limpio Azul», Poetas y artistas unidos por un mundo honesto.

Hemos querido conocerla un poco más y hablar con ella de muchos temas que afectan a aquellos que trabajan y luchan cada día por hacerse un hueco en la música.

Eyre, ¿qué motivó que decidieras ir en serio en el mundo de la canción?

Surgió sin apenas pensarlo. Era una asignatura pendiente que sabía que tarde o temprano tenía que abordar.

No hay una fecha concreta, un momento en el que uno dice… «Voy a dedicarme a la música». No.

Ya en preescolar la maestra solía ponerme a cantar para la clase encima de la mesa, y más adelante estudiaba los temas para los exámenes haciendo canciones con ellos. Así era estudiar para mí.

Es algo que ha estado ahí desde siempre. Y ya hace unos años llegó la oportunidad de iniciarme con un homenaje que hice a Chavela Vargas junto a los guitarristas Laura Moyano y Javier Herraiz.

Una vez terminado el tributo comencé a publicar mis propios temas. Me apasiona poder comunicar a través de la música, pero sobre todo de las palabras, y cuando unimos las dos cosas para que se complementen y surge la canción en sí es maravilloso.

 

Llegas a este mundo en un momento en el que hay una crisis en el sector, en el que se lucha contra la piratería….

En realidad hay crisis en todo. Vivimos en una crisis constante que nos es impuesta, y precisamente por ese motivo no podemos permanecer impasibles mientras, por ejemplo, hay políticos que piden que nos apretemos el cinturón y continúan con sus privilegios como si la cosa no fuera con ellos, como si el resto fuéramos tontos de libro. ¡Señores! Den ejemplo ustedes primero, que después ya nos aplicaremos el parche, y dejen de pensar en sus cuerpos pegados a un sillón eterno. Los tiempos están cambiando.

En ese sentido es importantísimo la música, la expresión, el poder decir. Soy una acérrima defensora de la Libertad, no solamente de la libertad de expresión, sino de todo tipo de libertad. Y en esa libertad están también la creación y el poder que tiene la música para remover conciencias que tanto aprecio.

Una guitarra parece inofensiva, pero es un arma poderosa. Algunos dicen que es capaz de derrocar dictaduras, y estoy de acuerdo.

Otra cosa es el sector. La Industria musical está atravesando un cambio brutal, estamos en el tiempo de las canciones sueltas por ejemplo, los álbumes completos no funcionan de por sí. Los consumidores ahora pueden comprar una canción suelta de un artista, otra de otro, tres de un mismo álbum…

Empezaste siendo una niña a componer tus propios temas, confluían la música y las letras, ya que te gusta escribir, ¿pensaste en algún momento en etapas de tu vida anteriores que la música era una opción?

De niña tenía una especie de obsesión con las guitarras. Fabricaba guitarras con cualquier cosa que encontraba: latas de aceite, clavos, hilo de pescar… Hasta que por fin empecé a aprender a tocar la guitarra, pero no como una estudiante de guitarra más. Recuerdo que me enseñaban a tocar canciones y después creaba mis propios temas utilizando los acordes que iba aprendiendo; Hacía mis propios punteos tomando como patrón lo que me enseñaban, y se los llevaba a mi profesora de guitarra para que los mirara.

De alguna manera, utilizaba los medios que disponía para crear y crear. Le veía sentido a aprender a tocar. Soy un poco así para todas las cosas. Aprendo para aplicarlo, no por el mero hecho de saber. Si no hago eso termino aburriéndome y dejo lo que estoy haciendo.

En cuanto a la guitarra, después de aprender lo básico ya no pude dejar de tocar y de cantar jamás, y hoy día sigo aprendiendo cosas nuevas con ella. Siempre me ha acompañado alguna.

Con once años, en la comunión de una prima mía, comencé a cantar unos tangos y unos periodistas que estaban comiendo en una mesa contigua se acercaron a mi madre pidiéndole llevarme con ellos a la radio, pero mi madre se negó en rotundo. Ella siempre fue muy protectora con nosotros porque un hermano mío falleció cuando yo tenía un año en un accidente. Con decirte que a mi hermano el mayor, que le llamaban “Cachorro” por su destreza como futbolista y se lo quiso llevar el Athletic de Bilbao, pero mi madre también se negó.

A ella le encantaba que cantar, y de hecho siempre que podíamos cantábamos con ella, en fiestas, en las sobremesas… pero ya a un nivel más profesional no nos dejó hacer nada a ninguno. No le guardo rencor porque entiendo que nunca superó lo de mi hermano. Debe ser terrible perder un hijo de catorce años de la noche a la mañana, pero gracias a ella conozco un extenso repertorio de canciones melódicas y tangos.

 

¿Quién te dio la oportunidad?

Caminamos por terrenos resbaladizos. Depende a lo que llamemos oportunidad. Para muchos una oportunidad puede ser formar parte de un concierto, para otros conocer un artista, o simplemente cantar una canción en las fiestas de un barrio, o ser telonero de un grupo que va a tu ciudad… Mil cosas que a mí desde luego no me han ocurrido. Si te refieres a oportunidades institucionales, esas ni están ni se les espera de momento, pero yo soy de las que creo que las oportunidades las crea uno mismo. Así que puedo afirmar que lo que llevo conseguido hasta ahora no ha sido por el empujón de nadie, ha sido fruto de mi propio esfuerzo y eso es muy gratificante, aunque desde esta pequeña tribuna lanzo un aviso a navegantes: ¡Señores, nunca viene mal un pequeño impulso!.

¿Qué es lo más complicado a lo que te enfrentas para poder vivir de la música? 

Lo más complicado es aceptar cómo funciona todo, más que complicado yo diría que es decepcionante.

Algunos lo tienen muy bien montado. ¿Quieres que te pongamos en nuestra lista de éxitos?. Pues ve preparando el cheque. Así es la vida. Eso es en lo que hemos convertido el arte. En mercancía.

Después nos machacan con la misma canción ochenta veces al día hasta que nos acaba gustando. Pero el sistema no se puede cambiar o eso dicen; yo no me considero una persona anti sistema, que quede claro, pero hay cosas que no deberíamos tolerar, y ya no hablo como artista, sino como consumidora de música que soy también.

En ese aspecto se me han ido cayendo muchos mitos al conocer ciertas “prácticas”.

También hay bastantes “vende humo” en este mundillo que ofrecen “Máster Musicales” o los “10 consejos con los que vas a triunfar y llegar a lo más alto” y cosas de ese tipo. Lo ofrecen de forma gratuita primero y después ya llega Paco con la rebaja. Ojo con estas cosas, porque juegan con los proyectos y las ilusiones de las personas. No olvidemos que la música es un negocio para muchos, y hay que andar con pies de plomo.

Por lo visto la edad también es un obstáculo en la música, cosa que no he entendido nunca, pero eso supongo que es porque una persona con menos experiencia en la vida es más moldeable y piensan que se puede manipular más fácilmente.

Yo es que teniendo a Chavela tan presente siempre, ni me planteo lo de la edad, me parece una tontería, pero sí que es verdad que influye bastante.

Por ejemplo, hace poco hubo un campus para artistas donde uno podía apuntarse y era seleccionado para formar parte. El caso es que se filtró que el primer descarte era por edad y se formó un poco de revuelo porque los artistas de más edad decían que les parecía injusto que no se valorara la música en sí lo primero.

Mi opinión es que si vas a hacer un campus, y quieres gente joven, pues en las bases pongas el límite de edad que quieres y todos tan contentos.

Estás metida en círculos literarios y poéticos y siempre has escrito, ¿qué te permite desarrollar el ser cantautora que no te permite la escritura? ¿No te has planteado escribir un libro?

Creo que son cosas que se complementan. La música puede dar una determinada fuerza a una frase en un momento, o enfatizar algo que se dice con un silencio. Eso no puede conseguirse con la escritura en el papel. :, de hecho en el Circulo Poético voy con mi guitarra para reivindicarlo. Me alegré muchísimo cuando me enteré que iban a darle el Premio Nobel de literatura a Bob Dylan, porque siempre consideré que la letra de sus canciones era literatura, y Dylan siempre era el eterno postulante al Premio. Me hizo feliz que se lo dieran y lo celebré por todo lo alto.

En cuanto a mí, ahora estoy trabajando en un libro de poemas, pero como soy bastante pudorosa, y siempre he considerado al poema como la desnudez absoluta del autor, me reservo para publicarla en el momento en el que el pudor me abandone un ratito.

 

En ‘Aprendí a soltarme’ hablas de violencia de género, ¿cuánto de autobiográfico tienen tus letras?

Esa letra en concreto no tiene nada de autobiográfico. Es una manera que tengo de decir a quien sufre ese tipo de violencia que hay otro camino posible y que puede “soltarse” de su agresor.

Al presentar ese tema en diferentes colectivos, he escuchado vivencias terribles. La que más me impactó fue la de una chica de unos 20 años que decía que su novio le pegaba porque la quería. Imagínate. Me quedé petrificada cuando escuché aquello, pero después cuando llegué a casa me puse a meditarlo y llegué a la conclusión de que precisamente ese es el mensaje que muchos temas musicales están enviando: que si te voy a poner contra la pared, que si te voy a dar hasta que te duela… Esto es un retroceso a la edad de  cromañón. Prefieren vivir en la ignorancia escuchando eso a escuchar a alguien que les dice que pueden pensar y trabajar para cambiar el mundo. Es más fácil quedarse impasible. Así nos va.

Siempre digo que para contar historias tenemos que haber vivido experiencias, ¿ganan profundidad las letras a partir de una determinada edad?

Creo que depende de las experiencias, no de la edad. En mi caso he vivido cosas a los 30 que algunas personas no han vivido con más edad. También considero importantes el vocabulario y la cultura a la hora de contar algo, y tener una determinada sensibilidad ante las cosas. Depende también de lo que se quiera contar y del tipo de canción que se pretenda crear. Ahora mismo la industria se está centrando en la música de tipo comercial y en las canciones de amor básicamente. Tiene sentido, porque todo el mundo se ve identificado con ese tipo de canciones y son muchísimo más fáciles de vender. ¿Quién no ha amado alguna vez? ¿Quién no se ha enamorado de un imposible? ¿Quién no ha dejado alguien o le han dejado?. El amor está en todo.

Yo soy un poco de ir contracorriente siempre, así que ahora estoy apostando por las canciones comprometidas.

¿Cómo nace una canción de Eyre Suarez? 

Pues depende un poco del momento. Hay ocasiones en las que algo me remueve por dentro y siento la necesidad de hablar de ello y escribirlo, y hay otras veces en las que una melodía me persigue durante días, como cuando no te puedes quitar de la cabeza una canción, y ahí surge un estribillo, o una estrofa musical a la que después pongo la letra. No tengo una técnica idéntica para todas las ocasiones. A veces incluso surge la letra con la melodía. Otras veces me doy una vuelta y observo.

La creatividad es muy caprichosa, pero me siento una persona privilegiada por tener esa capacidad.

¿Qué objetivos te has marcado para este 2018?

Pues tengo muchos. Un montón. Si puedo llevar a cabo la mitad de los proyectos que me he marcado para este año ya sería todo un logro.

Como objetivo principal destacaría ampliar bastante el repertorio de canciones y para este verano me he propuesto hacer conciertos cantando exclusivamente temas de mi autoría.

También tengo otros mucho más ambiciosos, pero teniendo en cuenta que soy discípula de Antonio Gala, de quien he heredado mi exagerada superstición, prefiero no hablar de ellos hasta no tenerlos prácticamente a las puertas.

Redacción: Ana Porras

Eyre Suárez

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