Como dice el refrán, la risa va por barrios. Y en este caso, esta frase adquiere un significado literal. En este periodo de incertidumbre y malas noticias, los vecinos de la calle Sánchez Pastor, en pleno Centro Histórico de Málaga, convierten cada día a las ocho de la tarde sus edificios en una autentica fiesta en la que no falta la música, los disfraces e, incluso, los concursos de comida. Pablo Villafranca, vecino de esta calle, nos cuenta la manera tan especial que tienen en esta zona de vivir el confinamiento.
Las ocho de la tarde se ha convertido en una hora clave durante este periodo de encierro obligado. Mientras la mayoría de los españoles sale a aplaudir a los balcones, los vecinos de la calle Sánchez Pastor se encuentran inmersos, por ejemplo, en la celebración de la Feria de abril. “La última celebración fue la de la Feria de abril. Decoramos los balcones con mantones de manila y farolillos y pusimos muchas sevillanas”, comenta Pablo.
«La última celebración fue la de la Feria de abril»
Sin embargo, cuando se trata de celebraciones, a estos vecinos les gusta la variedad: “Vamos eligiendo los temas por WhatsApp”, nos dice Pablo. Ese mismo grupo de chat fue el germen de la situación actual de celebración: “En esta zona nos conocemos entre todos. Excepto varias personas, la mayoría nos dedicamos a la hostelería –cuenta–. Un día, al principio del confinamiento, hablamos de crear un grupo de WhatsApp entre todos los vecinos de los bloques cercanos para hacernos compañía en estos días”.
«Vamos eligiendo los temas por WhatsApp»
A raíz de la creación de este grupo, los vecinos empezaron a proponer cosas que hacer cada tarde y, así, surgieron ideas como amenizar las horas con música, salir a cantar a los balcones y disfrazarse. Además, la situación de los bloques de vivienda de esa calle, enfrentados entre sí a muy poca distancia, ha propiciado la celebración, incluso, de concursos de comida: “Alguna vez alguien comenta lo que va a hacer de comer por el chat y surge la idea de hacer diferentes platos entre todos. Después, nos lo pasamos de balcón en balcón y todos vamos probando”, relata. “Nos lo pasamos muy bien. Esto es, como yo digo, el show del Pájaro Loco”, ríe Pablo.
También hay días más relajados en los que la celebración se hace solo con música de fondo y una buena charla entre vecinos. De hecho, todos son tan fieles a la cita diaria que no importa lo que se cueza fuera de la calle Sánchez Pastor, aunque sea el presidente del Gobierno anunciado la desescalada: “A nosotros nos pilló fuera, en el balcón, escuchando música y comentando lo que íbamos a hacer ese fin de semana”.
Sin duda, este periodo de confinamiento está forjando relaciones que van más allá que de un simple hola y adiós entre vecinos: “Un matrimonio de la calle cumple treinta años de casados en unos días y ya estamos organizando el acto: nos vestiremos de gala y pondremos la marcha nupcial para celebrarlo”. Pero más allá de los gestos bonitos, también hay tiempo para las bromas, que afortunadamente todos encajan bien: “Cuando vemos a algún vecino de los nuestros salir del bloque, vamos corriendo a por un poco de agua y se la tiramos desde el balcón”.
Es tal la celebración diaria de estos vecinos que la voz se ha corrido e incluso la policía acude algunas tardes a visitarlos: “La policía viene a veces, se baja de los coches y nos aplaude. Nosotros le cantamos el himno nacional y ondeamos banderas de España”, cuenta Pablo. “El ambiente es muy bueno y la policía ayuda a que nos vengamos arriba”.
«La policía viene a veces, se baja de los coches y nos aplaude»
Este periodo tan especial a su manera ha conseguido que estos vecinos desarrollen una relación que traspasará las fronteras del confinamiento: “Quién nos iba a decir que iba a pasar todo esto y que nos lo tomaríamos así. Sin duda, esta amistad ya es para siempre”, comenta Pablo. “Llevamos casi cincuenta días encerrados, y qué mejor manera de sobrellevarlo que esta”, concluye.
Fotografías: Lorenzo Carnero | Redacción: Pablo Navarrete