José Manuel Cortijo es taxista. En su profesión siempre ha prestado un servicio público sirviendo de medio de transporte a los vecinos de Marbella y San Pedro de Alcántara. Ahora, que la situación lo requiere, Pepe –que es como le llaman– sigue prestando un servicio público, pero de una manera diferente. Él y el resto de los profesionales del taxi de la zona se han volcado de lleno en cubrir las necesidades que están surgiendo durante este confinamiento, desde el transporte de EPIS hasta la celebración de cumpleaños.
Durante estas duras semanas, los profesionales del taxi se han coordinado para hacer repartos solidarios de comida a asociaciones, familias necesitadas y residencias de ancianos. “Por un lado, los restaurantes nos ceden comida que saben que no van a poder utilizar”, dice Pepe. “Por otro lado, los propios taxistas hemos hecho una recolecta de comida y la hemos llevado a familias que lo necesitaban”.
Por suerte, esta iniciativa solidaria de los taxistas no se ha quedado solo en Marbella, sino que ha traspasado sus fronteras y todos los profesionales del sector han tejido una red en la que se ponen de acuerdo entre ellos para el transporte de material sanitario. “Ahora mismo, nos coordinamos los taxistas de Marbella, San Pedro, Estepona, Mijas, Fuengirola y Torremolinos. No nos conocemos en persona, solo de las redes sociales, pero es como si fuéramos amigos”, comenta Pepe.
Lamentablemente y como muchos otros ámbitos, el sector del taxi no está pasando un buen momento: “Con el taxi estamos trabajando lo mínimo. El Ayuntamiento nos deja trabajar un día sí y otro no. El día que podemos trabajar pasamos cinco o seis horas en la parada y al final de la jornada hemos ganado 40 o 50 euros”, comenta Pepe. “Eso da para gasolina y poco más… Hay taxistas que han parado el taxi y no están trabajando”, lamenta.
De hecho, en Marbella solo está disponible el 30% de la flota de taxis, según cuenta Pepe. Sin embargo, estos taxistas han decidido darle la vuelta a este escenario tan negativo prestando su ayuda y haciendo una labor de apoyo a los que más lo necesitan. “Qué vamos a hacer. No podemos hacer más que ayudar a los demás”, dice Pepe. Además, algunos de los taxistas que no están ejerciendo actualmente sí participan en las labores solidarias.
Estos taxistas tampoco se han olvidado de aquellos que se dejan la piel cada día velando por nuestros enfermos: “Hemos hecho repartos de mascarillas a policías y sanitarios. De hecho, ofrecemos transporte gratuito para aquellos trabajadores de la sanidad que no puedan desplazarse al trabajo porque no tengan cómo”. Por otro lado, también trabajan con Aguja Solidaria, transportándoles material para que puedan confeccionar mascarillas y otros EPIS.
Dejando a un lado lo sanitario, tanto Pepe como el resto de sus compañeros se han propuesto regalar alegría y diversión a los más pequeños, que tanto están sufriendo el encierro en casa. “Vamos a las casas de los niños menores de diez años a cantarles por su cumpleaños”, cuenta. “Nos disfrazamos, nos vestimos de payaso y ponemos música”.
«También vamos a felicitar a vecinos mayores»
“Ver la cara de alegría de los niños y cómo le brillan los ojos es algo incomparable. Algunos pequeños incluso lloran y, al final, lloran los padres y todos los vecinos”, cuenta Pepe. “También vamos a felicitar a vecinos mayores que cumplen entre ochenta y noventa años para que no pasen ese día solos. Hace unos días, fuimos a felicitar a un hombre que cumplía 93 años. Más tarde, nos escribió diciendo que en todos sus años, este había sido el mejor cumpleaños de su vida porque se había emocionado y había sido muy especial. Eso te llena; no está pagado. Ver a todos llorando y aplaudiendo es muy emotivo”.
El compromiso por dibujar una sonrisa en la cara de los demás no entiende, si quiera, de tormentas y nubes negras. “Si un día llueve, esos cumpleaños se celebran al día siguiente o cuando el tiempo lo permita, pero se celebran todos los que nos piden. De hecho, el otro día hicimos nueve cumpleaños en una misma jornada”.
«Cuando alguien va para el hospital, pregunto los motivos para quedarme tranquilo»
Cuando hay tanto que hacer, coordinarse es esencial. Por eso, ya sea porque alguien necesita celebrar un cumpleaños o un traslado de EPIS, todas estas peticiones se atienden mediante la misma vía. “Normalmente, la gente llama a la central del taxi y desde ahí derivan la llamada o ponen el aviso en todas las empresas del taxi asociadas para que vaya quien pueda”, cuenta Pepe. “En el caso de los cumpleaños, la central pasa toda la información a un compañero, que es el que va coordinando las celebraciones para que no nos encontremos en una cuatro taxistas a la vez”.
Para algunos, como Pepe, todas estas acciones desinteresadas comparten escenario con la labor del taxi habitual que, aunque es reducida, entraña sus riesgos. “Miedo tenemos, evidentemente”, confiesa Pepe. “Cuando alguien va para el hospital, pregunto los motivos para quedarme tranquilo. La verdad es que las personas que hacen estos trayectos son enfermos urgentes o que realmente necesitan un tratamiento como la diálisis o para el cáncer”.
Aunque para mantener la seguridad, Pepe ha instalado en su taxi unas mamparas que lo separan de los clientes, que siempre se sientan en la parte de atrás. Una vez que se bajan, Pepe se encarga de desinfectar toda la zona. Además, el Ayuntamiento de Marbella desinfecta los taxis cada lunes, aproximadamente, y ha cedido una máquina de ozono para que toda la flota la utilice cuando quiera.
Pepe, como el resto de los taxistas de Marbella y San Pedro, están felices de, dentro de lo malo, cumplir una función importante durante esta crisis sanitaria. «Es una alegría ser útil«, concluye Pepe. Aunque, como es normal, los taxistas esperan el momento a que el servicio se restablezca con normalidad porque significará que esta situación ha acabado.
Fotografías: Lorenzo Carnero | Redacción: Pablo Navarrete