Cuando el Gobierno decretó el Estado de Alarma debido a la expansión del COVID-19 y todos tuvimos que comenzar el confinamiento, la mayoría se encerraron en sus casas con sus familias. Sin embargo, muchos jóvenes tuvieron que quedarse en sus pisos compartidos, con sus compañeros y lejos de sus seres queridos.
Cuando los contagios comenzaron a descontrolarse en Madrid muchos jóvenes emigraron por desinformación o quizás por irresponsabilidad, a sus casas familiares pero otras personas como Marina y su compañera decidieron no expandirlo y quedarse juntas en su piso de alquiler. Nos cuenta que ella, que es diseñadora, pasa el tiempo teletrabajando y dibujando y que su compañera que es bailarina también se pasa el tiempo ensayando.
Marina. Madrid.
Sin embargo, para ella lo más importante ahora a pesar de estar lejos es su familia “Mis padres son sanitarios y están muy expuestos, eso algo que tengo muy en mente. Ellos están en Andalucía y como yo sigo en Madrid hasta que toda esta situación no pase, no podré bajar a verlos”
En Andalucía, esta situación llegó más tarde y quizás ya estábamos advertidos, por eso muchos jóvenes decidieron pasar la cuarentena entre amigos, evitando así moverse por la península.
Aneil, Lorena, Andrés y Juan también están pasando la cuarentena unidos y cuando no tienen clase online dedican su tiempo a hacer deporte, jugar a videojuegos y juegos de mesa. Pero detrás de la diversión de estar con amigos, al contrario de lo que pueda parecer, como todo el mundo, se encuentran preocupados.
Aneil y Juan en primer plano, Lorena y Andrés detrás. Málaga
“Trabajo en una empresa de impresiones de gran formato y mi labor es poner en marcha el trabajo de las diferentes tiendas y hacerles el seguimiento hasta que llega al cliente. Tengo miedo de perder el trabajo por si los clientes, después de esto, dejan de hacer tantos pedidos y empiezo a ser menos necesario en la empresa” confiesa Juan. Para Aneil la preocupación es otra, teme estar contagiada por haber estado en contacto con una compañera de trabajo que dio positivo en COVID-19.
Como ellos, Ana también tuvo que quedarse en su piso de alquiler junto con sus compañeras. “Nuestra decisión fue hacer caso a las palabras del presidente del Gobierno y quedarnos en casa las 4 compañeras para no ponernos en riesgo a nosotras mismas, a nuestros familiares y al resto de la población”, nos cuenta.
Ana. Málaga
Todos ellos nos han hablado de lo mucho que les está costando no salir a la calle y estar con sus familias en estos momentos. Sin embargo, también comentan que esta situación les está uniendo. Ana explica que sus compañeras y ella se sienten como hermanas: “No paramos de decirnos lo afortunadas que somos por tenernos, hay muchas personas que están solas y no nos gustaría vernos así”.
Pero estos días no solo nos traen preocupación y desesperación por estar encerrados, sino que todos estamos viviendo momentos que no viviríamos si no fuese por la cuarentena. “Hemos descubierto que tenemos una vecina de lo más divertida. Nos canta siempre RESISTIRÉ y es a la que más se escucha de todo el barrio”; nos dice Ana entre risas. Pero sin duda el premio es para Marina, que explica cómo trata de animar “montando fiestas” en su calle. “Todos los días pincho música por la ventana a partir de las ocho (…) y me está trayendo muy buenos momentos porque estamos haciendo equipo con los vecinos de enfrente y está siendo muy divertido”
Por último, los 6 incitan al resto de la población a seguir las recomendaciones del Gobierno. Marina que ya lleva 15 días de confinamiento pide a todos “Que tengan paciencia, que por favor no salgan de su casa, que aunque sea algo que se está diciendo mucho es una realidad y tenemos que estar muy concienciados con eso, porque cuanto más tiempo pasemos en casa, más rápido se va a pasar esto”.