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‘¿Por qué esta pandemia? O mejor dicho: ¿Para qué esta pandemia?’, por Paula Díaz

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‘¿Por qué esta pandemia? O mejor dicho: ¿Para qué esta pandemia?’, por Paula Díaz

Después de más un mes de confinamiento podemos observar cómo se empiezan a transformar nuestras emociones; estamos un poquito más inquietos, en ocasiones más creativos, pero con menos energía y sin ganas de nada… paradójico, ¿verdad? Casi cuarenta días sin mucha actividad y no podemos con nuestra vida.

Es, probablemente, el primer parón tan prolongado para una gran mayoría de nosotros. Cuántas veces lo hemos deseado y ahora, que se transforma en realidad, nos damos cuenta de que lo que teníamos no era tan malo como pensábamos. Esta es la prueba definitiva de que la energía y la vitalidad son estados internos y emocionales; todo ello va de adentro hacia afuera y no al revés.

Seguro que a lo largo de estas semanas has podido experimentar una inmensidad de diversos estados emocionales y, en muchas ocasiones, incluso todos en un día.

«El único premio que puedes llevarte está adentro y este será llevarte un mejor conocimiento sobre ti mismo»

Y, por cierto, aprovecho estas líneas para reconfirmar que lo que estamos viviendo se sigue manteniendo con el término de pandemia mundial y en ningún caso se ha cambiado la denominación a concurso nacional de productividad, por lo tanto, aún entra dentro de la legalidad el NO ser el mayor experto en nutrición, fitness, repostería, manualidades para niños, técnico superior de bricolaje, crítico literario, editor de tutoriales de maquillaje, gurú de la positividad, pintor, escultor, o estilista de ropa de andar por casa…

Sea lo que sea que quieras hacer, no hacer, sentir o no sentir, es correcto y no hay trofeo al cruzar la línea de meta; el único premio que puedes llevarte está adentro y este será llevarte un mejor conocimiento sobre ti mismo, tus límites, tus sueños, tus emociones y tus capacidades, y si eso es lo que seguro te llevaras, no se me ocurre recompensa mejor para celebrar en el “regreso”.

 

Uno de los primeros conceptos que recuerdo de cuando empecé a formarme en coaching y PNL fue la asunción que afirma que “todas las emociones tienen intención positiva”, es decir, no existe tal cosa como las emociones buenas o malas, todas cumplen una función muy importante en nuestro cerebro y nuestro estado de ánimo, y nos ayudan a aprender y a seguir adelante, es de este modo que el inconsciente nos protege usando mecanismos de defensa que aprendimos en experiencias pasadas.

Nuestro cerebro está diseñado para mantenernos vivos. Estar contento, alegre, motivado y feliz es cosa tuya, y también es cosa tuya invertir tiempo en trabajarlo, porque la educación básica que todos hemos recibido se enfoca principalmente en enseñarnos temas muy prácticos y necesarios para nuestro desarrollo, pero nunca nos han enseñado a saber gestionar nuestras emociones, y es por ello por lo que tenemos que empezar a hacerlo en nuestra edad adulta y por cuenta propia.

Por lo tanto, cuando hablamos de “Intención Positiva” de las emociones, ¿qué pasa con esta tristeza en la que muchos nos hemos visto envueltos en muchas ocasiones durante el último mes? ¿Qué intención positiva tiene conmigo esa tristeza que me invade? Pues bien, la tristeza es probablemente uno de los momentos de mayor inteligencia del cerebro humano, gracias a ella nos permitimos tomar tiempo para la introspección, pensar en nosotros mismos y en lo que nos rodea, la tristeza en su justa medida es una emoción que nos empuja hacia el desarrollo y el autoconocimiento.

“El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos”

–Platón

Todas nuestras emociones vienen a enseñarnos, a mantenernos alerta, a protegernos, a ayudarnos a superar tramos difíciles o bonitos del camino; entonces, como he comentado anteriormente, ni que decir tiene que todas las emociones son siempre buenas, pero como todo, en su justa medida, y cuando nos regodeamos durante mucho tiempo en una sola emoción solemos caer en espirales sin fin con preguntas básicas que no nos ayudan a salir de nuestro propio remolino, porque si siempre te preguntas lo mismo y siempre contestas lo mismo, ¿qué estás aprendiendo de nuevo?

 

Miles de preguntas nos abordan en estos días: ¿Por qué me toca vivir esto? ¿Por qué reacciono así? ¿Por qué tengo la energía tan baja? ¿Por qué me siento así? ¿Por qué me paso el día viendo series cuando lo que realmente quiero hacer es otra cosa? Si tomamos todas estas preguntas como ejemplo genérico y sustituimos “por qué” por “para qué” el resultado cambia y las respuestas empiezan a abrir nuevos caminos.

«‘Para qué’ nos habla de valores, de creencias, de miedos a superar, de barreras que solo existen en nuestra mente»

“Para qué” nos habla de valores, de creencias, de miedos a superar, de barreras que solo existen en nuestra mente, de planes futuros, nos habla de nosotros mismos, de lo que está pasando adentro; sin embargo, “por qué” nos habla del pasado y de lo que pasa afuera y si solo nos fijamos en lo que pasa afuera entonces nunca tomamos responsabilidad de nuestros propios pensamientos, nuestros propios actos y en definitiva de nuestra propia vida…

Escúchate con atención, busca, reflexiona y encuentra las intenciones positivas de todas tus emociones y comportamientos, todas están para cuidarnos, pero eso no significa que sean lo que queremos para nosotros ni para nuestra vida ni para los que nos rodean

¿Para qué haces lo que haces? ¿De qué te estas protegiendo? ¿Hasta cuándo consideras un tiempo apropiado seguir así? ¿Si ya sabes lo que quieren tus emociones para ti, qué es lo que quieres tú para ti?

Empieza a cambiar tus preguntas hacia adentro y hacia afuera, y lo mas importante de todo: escucha con atención, escucha con la mente abierta, y si no entiendes, sigue preguntándote. La respuesta ya está ahí, es solo que hacía mucho que no tomabas el tiempo de pararte a escuchar con detenimiento.

Si tú eres el que conduce el carruaje, ¿para qué vas a utilizar ese poder ahora?

Paula Díaz Ruíz, Coaching

Acompañamiento online: pdrcoaching@gmail.com

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