La irrupción de una amenaza como el COVID-19 ha trastocado nuestra dinámica diaria, además de exprimir los recursos humanos y profesionales para hacer frente a dicha amenaza. De esta forma, aquellas personas que tienen la función de estar en primera línea, como es el caso de personal sanitario, personal de apoyo, fuerzas de seguridad, cuidadores, etc., están sometidos a exigencias laborales y personales insoslayables e intensas.
Se ha habilitado un servicio gratuito en el que psicólogos acompañan emocionalmente a estos profesionales. Es online y pueden contactar por WhatsApp en el +34 637 47 54 74.
Este grupo de profesionales, por tener que exponerse a situaciones traumáticas, está expuesto a lo que se conoce como Estrés Postraumático Secundario. Dicho con otras palabras, esas personas se exponen a sufrir algunos de los siguientes síntomas de los siguientes grupos:
1.- Elevada Activación Psico-fisiológica
- Dificultades para conciliar y mantener el sueño.
- Irritabilidad o ataques de ira.
- Dificultades para concentrarse.
- Hipervigilancia.
- Respuestas exageradas de sobresalto.
2.- Pensamientos Intrusivos
- Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
- Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar.
- Re-experimentación de la situación traumática.
- Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
- Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
3.- Evitación persistente de estímulos asociados al trauma.
- Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
- Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
- Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
- Reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas.
- Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.
- Restricción de la vida afectiva.
- Sensación de un futuro desolador.
Lógicamente, no todas las personas con ese tipo de profesión sufrirán dicho trastorno. Y es aquí el momento de hablar de cuáles son los aspectos de nuestra personalidad que facilitarán o dificultarán la aparición de un trastorno por Estrés Postraumático Secundario.
Aspectos de la Personalidad
Como en el estudio de las dimensiones o factores de personalidad hay muchos modelos, lo suyo es basarse en aquellos que mayor apoyo científico y práctico están obteniendo. Aquí nos centraremos en el Modelos de los Cinco Grandes Rasgos de Personalidad, más conocido como BF o Big Five.
Según este modelo, existirían cinco rasgos de personalidad:
1.- Extraversión: entendido como tendencia a experimentar emociones positivas, actividad, y sociabilidad. Las personas extravertidas tienden a movilizarse hacia el contacto y la iniciativa social. En su polo contrario, las introvertidas necesitan mucho más su espacio y se movilizan menos hacia el contacto social.
2.- Neuroticismo: aunque en el modelo también se conoce con su antónimo, Estabilidad Emocional, este rasgo hace referencia a tendencia a responder a eventos estresantes con un alto nivel de afectividad negativa y angustia emocional. Sin embargo, las personas con menos grado de neuroticismo tienden a preocuparse menos y a estar generalmente menos ansiosos.
3.- Apertura: definido como una orientación hacia nuevas situaciones, creatividad e intereses intelectuales se asocian con la capacidad de manejar la incertidumbre de la vida de manera efectiva y lidiar mejor con eventos traumáticos y cambios en la vida. En cierta forma, la percepción de los cambios para personas con un alto nivel de Apertura es diferente a las personas con bajo nivel. Los primeros, generalmente, ven un reto en los cambios, los segundos una amenaza.
4.- Amabilidad: se entiende a la flexibilidad, tolerancia, confianza interpersonal y consideración de los demás. Son personas poco dogmáticas y con menos tendencia a la moralizar. Lo contrario es una persona que tiene dificultades para entender el otro punto de vista.
5.- Responsabilidad: definida como tendencia hacia la persistencia, la organización y la conformidad con las reglas. Es decir, si la persona es disciplinada para la consecución de objetivos, si es meticulosa, si sigue los procedimientos y si tiende a la estructuración de los acontecimientos.
Estrés postraumático secundario y rasgos de personalidad
Explicado lo anterior, la pregunta a responder es cómo se relacionan los rasgos de personalidad con el riesgo a sufrir un trastorno de Estrés Postraumático Secundario en los profesionales al inicio descritos.
Pues bien, se ha comprobado que el rasgo Neuroticismo se relaciona positivamente con el trastorno. Es decir, cuanto más elevado sea el nivel de Neuroticismo previo en la personalidad, mayores probabilidades habrá de sufrir dicho trastorno.
Por otra parte, la Extraversión es un protector ante el trastorno. Pensemos que la búsqueda de contacto social provee de apoyo social. Además, se ha podido constatar que el sentido del humor es un protector, a corto plazo, ante situaciones de naturaleza traumática. Luego, evidentemente, habrá que trabajar emocionalmente lo vivido, ya que no podemos pensar que la broma o el chiste tienen un poder ilimitado.
El rasgo Apertura nos previene contra el trastorno porque facilita una percepción de reto, de algo a superar mediante la acción. Eso nos evita un posicionamiento pasivo ante los acontecimientos adversos y su consecuente sentimiento de indefensión. “Coger el toro por los cuernos” definiría este punto de vista.
En cuanto al rasgo Amabilidad, hay algunas evidencias de su potencial protector frente al trastorno. Las personas más amables, menos dogmáticas, son más flexibles, lo que les permite adaptarse mejor a las diferentes demandas y ser más comprensivos. Sin embargo, un exceso de empatía estaría relacionado con el Síndrome de Desgaste por Empatía. Así que, aquellas personas que son capaces de empatizar cognitivamente (comprender a los demás) pero no implicarse emocionalmente en exceso, sufrirán menos desgaste y se protegerán mejor del trastorno.
Por último, el rasgo Responsabilidad, sobretodo en su faceta de tesón y organización, también es un protector a sufrir dicho trastorno. Las personas que se centran en la tarea, no se centran en la amenaza posible ni en la presente. Simplemente se centran en ejecutar cada paso a fin de conseguir su objetivo, lo que les confiere una protección ante los residuos emocionales de las situaciones traumáticas.
Con todo esto, cualquiera puede decir que hay personalidades que realmente lo tienen muy mal. Cierto, pero también debemos pensar que esos cinco rasgos se combinan de diferentes maneras en cada individuo, y que aunque haya algunos rasgos que nos pueden resultar negativos, también habrá otros que nos beneficiarán. Seguramente, la mayoría de personas que trabajan para controlar la expansión y los efectos del COVID-19 sufran, en mayor o medida, algún tipo de consecuencia psicológica. Pero no todos desarrollaran un trastorno de Estrés Postraumático. Éstos requerirán intervención psicológica. El resto será resiliente y saldrá airoso y reforzado de todo esto, y con algo más dentro de su mochila de vivencias.
Pero como la mayoría de las cosas no pasa por azar, es deseable ser conscientes que, respetar a las personas que nos atienden y a las que son atendidas, es básico para generar las defensas necesarias para retomar la vida después de la tormenta.
Francisco Campos Maya
Psicólogo y Experto en Comportamiento No Verbal y Detección de la Mentira. Máster en Perfilación de la Personalidad y Negociación. |